Reconozco que en estos días mi sentido del humor es escaso. Vivo entre la ira por lo sucedido en París y la impotencia que me produce la ceguera de Occidente para con el tema del yihadismo, pues son muchos los errores de seguridad que condujeron a la reciente tragedia que dejó un saldo de diecisiete muertos. Errores que podían haberse evitado de muchos y diferentes modos, entre ellos posicionándose Francia con Israel pues éste defiende, a su modo, lo que representa Francia, mientras que un ala del pueblo palestino, en concreto Hamás, se felicita por los asesinatos y sus agentes, mártires de su causa. No se puede estar con Dios y con Mamón a la vez, ni mucho menos se puede dibujar un Mahoma que llora-apenas si una lágrima-y sostiene que todo está perdonado. Por el contrario,¡ no debemos perdonar ni olvidar que ese crimen doble, el de los miembros de Charlie Hebdo y las víctimas del supermercado judío, tiene una genealogía que nos lleva a Qatar, Arabia Saudita y, si se me permite, al magno acusador turco: Erdogan, más preocupado por la islamofobia que por la judeofobia, y más interesado en sus turcos alemanes que en la seguridad de Alemania y Europa! A ojos de los musulmanes intransigentes, como los de los ulemas egipcios, la caricatura de un Mahoma compungido y lloroso sigue siendo ofensiva y causará más trastornos que los que intenta evitar. El Rasul Alláh no tiene imagen, no se lo puede ni debe representar, pero a Charlie no le interesa ni importa eso. Ignora más de lo que sabe e irrita más de lo que quisiera.
Es probable que mi inteligencia no dé para mucho, pero me alcanza para saber que la portada de los tres millones de ejemplares de la revista satírica harán más mal que bien y, lo que es peor, no contentará a la mayoría de sus lectores ni recibirá, en reciprocidad, el perdón de sus enemigos. Me pregunto por qué no pusieron, por ejemplo, en boca del dibujo de Mahoma: ´´No en mi nombre´´, que es lo que sostienen los musulmanes verdaderamente preocupados por la caza al islamista que se desatará ahora. Para eso había que estar atentos a la sensibilidad ajena además de disfrutar del propio sarcasmo. Si Charlie Hebdo, por boca de Mahoma, perdona a los criminales ¿Con qué derecho entonces el resto de Francia se embarca en una guerra sin cuartel contra los verdugos de sus ciudadanos? Tampoco el ministro Valls parece comprender que el Islam bueno es la cuna del malo, el nido del que surgieron tan lúgubres polluelos. Se trata por lo tanto de extender un cedazo lo bastante ceñido como para separar el oro de la ganga, hay que decapitar a la serpiente en su refugio una vez que se la ha identificado como venenosa y no esperar a ver si muerde o no, si viaja a Siria o al Yemen, si sus eventuales y antiguos carceleros dan por buena y pacífica su conducta.
La libertad de expresión está bien cuando se manifiesta en un medio que la valora, pero es obvio que resulta repulsiva en ambientes en los que no hay ninguna libertad y mucho menos buen humor. Por insultar, Charlie Hebdo hasta insultó, en el número de hoy, a los líderes mundiales que asistieron a la multitudinaria manifestación. Cuando tú haces tabula rasa con todo no puedes esperar salvarte del tsunami desatado, algo de la lava de tu palabra y dibujos acabará por regresar y quemar el lugar que pisas. El ateísmo recalcitrante no es, ni mucho menos, mejor que las religiones que critica.
Amen!