Aunque existe, de hecho, una Kábala cristiana que despega en el Renacimiento con la extraordinaria figura de Pico de la Mirándola y el cardenal Egidio de Viterbo, y aún hay datos que nos permiten inferir que ya entre los discípulos de Jesús hubo una noción de lo que, y para la Kábala, significaba ´´el verbo encarnado´´, lo cierto es que fue el alemán Christian Knorr Von Rosenroth quien contribuyó más que nadie a que la Europa culta tuviera noticias de esta tradición oral hebrea que, a su modo, aclaraba muchos de los misterios contenidos en los Evangelios. Von Rosenroth procedía de una familia protestante de Silesia, viajó extensamente durante la primera parte de su vida y sufrió la influencia del prodigioso zapatero Jacob Böehme, llamado el primer philosophus teutonicus , quien a su vez tenía muchísimos puntos en común con el pensar kabalístico. Hasta el año de su muerte, en 1689, Von Rosenroth fue un alto oficial al servicio del príncipe Cristiano Augusto, que compartía sus mismas inclinaciones místicas.
El interés de Von Rosenroth por la Kábala comenzó en Amsterdam, de la mano del rabino Meir Stern, quien le permitió conseguir manuscritos del maestro Isaac Luria. Mantuvo una amistosa correspondencia con el filósofo de Cambridge Henry More y con el místico belga Van Helmont, atraídos también ellos por la Kábala. En 1677 publicó Von Rosenroth su obra principal: Kabbala Denudata o la ´´Kábala revelada, enseñanzas trascendentales, metafísicas y teológicas de los judíos´´( Sulzbach, en latín). Suerte de antología varia que incluía sus propias traducciones del Zohar o Libro del esplendor ( León, España, siglo XIII ), y disquisiciones sobre los nombres divinos y sus valores numéricos. En el vasto despliegue y a veces denso texto que es la Kabbala Denudatapercibimos ecos del ya citado Luria de Egipto, de Neftali Bacharach y de Abraham Kohen Herrera.
A partir del siglo XVII, y más aún en el XVIII, todo aquel cristiano europeo e ilustrado que se precie de saber algo de teología defenderá sus ideas basándose en la obra de Christian Von Rosenroth, la cual-si bien no contenía más que traducciones y textos clásicos- sí permitía, al menos, inferir que aquello que el mismísimo Pico había llegado a enunciar en sus Novecientas tesis respecto de que Jesús había sido un magus naturalis a la par que un kabalista, tenía visos de ser verdad. En los círculos de estudio cercanos al italiano era frecuente decir que el verbo hebreo creó, bará -cuya posición en el inicio del Génesis bíblico es fundamental por cuanto alude al fiat lux divino, y su aliteración en beer, aclarar, explicar, que procede de idéntica raíz y tiene el mismo valor numérico-, incluye entre sus letras la misteriosa relación entre el Hijo, bar , y el Padre, ab. De donde la venida de Jesús ´´explicaba´´, lenguaje mediante y para los kabalistas cristianos, el pensamiento de su Creador. Por lo que el verbo autor del mundo iría a convertirse, en los Evangelios, en el verbo recreador de los hombres.
Resulta a todas luces imposible que, por su parte, y en su día, los Apóstoles ignorasen que la Buena Nueva que el maestro venía a comunicar, en hebreo habesoráh , procedía al mismo tiempo a revelarles la pista secreta respecto de la relación entre la carne y la palabra, o bien entre el mensaje vivo y la hidratación del texto viejo. Así, por ejemplo, es posible que vieran en habesoráh por una parte a basar, la carne, y por el otro a hové, el tiempo verbal que señala un aquí y ahora.
Pero aquí no acaban las coincidencias, por cuanto al existir la partícula bar , Hijo, en habesoráh, la Buena Nueva, se entiende que el factor humano era decisivo en la transmisión del mensaje evangélico. Al mismo tiempo, y por su numerología, habesoráh da la cifra 518 , la cual, en razón de su guematria o equivalencia , corresponde a la palabra higshir , puentear, comunicar, mediar. Concepto éste que está en perfecta armonía con las frases de san Pablo enGálatas 3:19 y 1 Timoteo 2:5 . Pasaje, este último, en el que leemos: ´´Porque soy hay un Dios, y un solo mediador ( mesitis en griego y melitz en hebreo ) entre los hombres, Jesucristo hombre.´´. Vetus Testamentum velatum, Novum Testamentum revelatum, decían los primeros kabalistas cristianos con razón.
Por su parte, el mismo Rosenroth alcanzó a ver el nexo profundo, telenómico, es decir profético existente entre la´´ imagen y semejanza´´ de la criatura con su Creador que el Génesis 27 llama tzelem, y ese melitz que iría a encarnar el Hijo del Hombre. Se trata obviamente de la misma raíz más el agregado de una letra, la yod, la cual señala el impulso divino del Padre activando en su Hijo la cadena de imágenes y semejanzas a través del lenguaje parabólico. Mientras el primer Adán es, a su juicio, sólo imagen y semejanza, efecto y proyección, el segundo Adán es uno con el Padre como sostiene el cuarto Evangelio, o sea proyección y luz, causa y efecto a la vez. Sin embargo, no hay ni puede haber contradicción entre el primero y el segundo, pues la doble naturaleza-humana y divina-de Jesús, que también es la nuestra, sabe que como ente finito sólo es el eco de una voz infinita, la de la sabiduría del Creador. En efecto, cuando leemos el versículo inicial de Juan comprendemos de inmediato que ´´hace juego´´ con el primero del Génesis. Sólo que, en tanto el primer libro de la Biblia se refiere a la luz cósmica, a lo macrocósmico, Juan nos explica cómo ésta llegó a introyectarse en el hombre para alumbrar el microcosmos y, por extensión, darle un sentido trascendente a la existencia humana. Si no se entiende el caldo de cultivo judío de los Evangelios, tampoco puede entenderse cuánto hereda la cultura occidental de la tradición secreta de Israel y cuánto le debe, aún, al pueblo de la Biblia el haber mantenida viva, aquí y allá, la luz de la Torá.
Noto que cabalistas judíos,-…como por ejemplo Azriel «El Santo», de Girona, España- y su introducción del concepto de «Ein-Sof»-… han sido fundmento para la Metafísica del Existencialismo Moderno (Buber, Sartre,
Kierkeegard, Jaspers, Marcel, entre otros). Enhorabuena!.
Spy Boy