Los choques de las últimas semanas en la Franja de Gaza entre las autoridades de Hamas y grupos salafistas favorables al Estado Islámico, que desafían su poder, aún no pueden ser vistos como una guerra abierta. Pero sí como una escalada que de agravarse, se convertiría en un enfrentamiento abierto y de mayor escala.
Hamas ha estado deteniendo a algunos de los elementos más radicales y en uno de los choques, hace pocos días, murió uno de los yihadistas, lo cual aumentó la tensión. Tal cual ha sucedido en ocasiones similares anteriores, con otros grupos más pequeños – inclusive antes del surgimiento del Califato Islámico- el precio lo pagó Israel. El miércoles por la noche, dos cohetes lanzados desde la Franja de Gaza detonaron las alarmas en varias partes del sur del país, impactado segundos después en las zonas de Netivot y Ashkelon.
La “lógica” de las Brigadas de Omar, un grupo pro Estado Islámico, que reivindicó los disparos, es que atacando a Israel se venga de Hamas, dado que es sabido que Israel considera a Hamas, como gobernante de Gaza, responsable por todo lo que sale de su territorio.
“Este pequeño grupo tomará a veces la ley en sus propias manos, a fin de que el ejército israelí castigue a sus opositores”, escribió Ron Ben Yishai, analista de seguridad del portal israelí Ynet. “Hace una semana, fueron los miembros de la Jihad Islámica Palestina quienes dispararon un cohete porque les nombraron un comandante regional que no les gustaba.Y el miércoles fueron los salafistas leales al Estado Islámico, luego que Hamas mató a uno de sus activistas y trató de ponerlos a todos en línea”.
Bassem Eid, Director del grupo de derechos humanos palestinos PHRMG dijo a “El Tiempo” que “lo que está en juego no es una lucha entre las fuerzas de la luz y las de la oscuridad en Gaza, ya que Hamas es tan oscuro como el EI”.
Por ahora, sin embargo, hay que hablar de grupos que apoyan al Estado Islámico en Gaza y no a la organización misma ya instalada en la Franja palestina.
Ya operan en dicho territorio gobernado por Hamas cinco grupos salafistas jihadistas que consideran a Hamas demasiado «moderado», y que apoyan abiertamente al EI. Se trata de organizaciones que cuando fue declarado en junio pasado el Califato Islámico, expresaron formalmente su apoyo. Cuando manifiestan y protestan en Gaza, enarbolan la bandera negra del EI.
Bassem Eid aclara que aunque Hamas es sunita, al igual que el Estado Islámico, es próximo a Irán, chiita, lo cual para el EI es “una traición”.
Hay otro aspecto en el accionar de Hamas, que no es aceptado por el EI.
Hamas, aunque es un movimiento islamista, combina en su agenda el tema nacional palestino. Opera desde la óptica islámica, pero para aplicarla como musulmanes palestinos.
El EI por su parte, y quienes se le afilian, tienen una visión mucho más global y no acepta fidelidades nacionales locales , imponiendo que el único control esté en manos de su interpretación del Islam. Y , claro está, jurando fidelidad al jefe, Abu Bakr el-Baghdadi, quien en junio del año pasado declaró el Califato Islámico, momento desde el cual la entonces organización Estado Islámico de Irak y Siria (de la cual surgió la sigla que hoy se sigue usando, ISIS o Dáesh en árabe), pasó a llamar el EI.
Los incidentes recientes no son los primeros entre Hamas y los grupos salafistas .En la última vuelta, el detonante fue la detención, el 6 de abril, del Sheikh Adnan Mayt, un activista jihadista muy conocido en Gaza , sucedido por otros arrestos . A ello siguieron varias explosiones de cargas colocadas por los jihadistas en diversos puntos de Gaza. Y días atrás, la ya mencionada muerte de uno de los jefes salafistas
El portal noticioso Al -Monitor, que cubre información del mundo árabe, entrevistó a Abu al-Ayna al-Ansari,miembro de uno de los grupos salafistas, quien negó responsabilidad y condenó a Hamas . Luego, nuevas detenciones y aumento de la tensión, en tensa espera de un nuevo deterioro.
En un artículo publicado por Yoram Schweitzer, experto en Islam radical del INSS (sigla en inglés del Instituto de Investigaciones de Seguridad Nacional en Tel Aviv), recuerda que tras la destrucción por parte de Hamas de la mezquita Ibn Taimiyya de los salafistas en Dir el Balah, voceros que hablaban en nombre de uno de los grupos (Jamaat Ansar al-Dawla al-Islamiya) publicaron un ultimátum, advirtiendo que si los detenidos no eran liberados, en 72 horas habría una seria escalada. El comunicado emitido el 3 de mayo, decía que «todas las opciones quedarán abiertas».
Schweitzer recordó que ya años atrás hubo tensiones fuertes entre las partes en Gaza, en agosto del 2009, cuando el entonces líder de un grupo salafista, Sheikh Abdel Latif Moussa de Jund Ansar Allah, declaró el establecimiento de un Emirato islámico en la Franja de Gaza . «Eso fue un desafío directo a la hegemonía del gobierno de Hamas», señala Schweitzer. «En respuesta a lo que percibió como insurrección contra su gobierno, una fuerza militar de Hamas mató al sheikh y a cerca de 20 de sus seguidores. Desde entonces, ambas partes se han ocupado de mantener una tensa coexistencia que ha visto altibajos, basada más que nada en la cautela de parte de los yihadistas, de no provocar en demasía a Hamas».
Todo esto, es seguido con atención por Israel, que ya tiene a los rebeldes jihadistas en Siria cerca de su frontera en el norte, y sabe que de fortalecerse los representantes del EI en Gaza, eso le podría significar un nuevo dolor de cabeza. Y eso podría derivar en una nueva guerra como la de hace un año, en la que por ahora parecería que ni Israel ni Hamas tienen interés.
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