[Los muros de la Ciudad Vieja de Jerusalén. EE.UU. nunca ha reconocido a Jerusalén como parte de Israel | Foto: Lior Mizrahi]
Muchos en Israel se indignaron después de que la Corte Suprema de EE.UU. revocó la ley que habría permitido a los ciudadanos de EE.UU. nacidos en Jerusalén inscribir en los pasaportes a Israel como país de nacimiento • Alcalde de Jerusalén: Al igual que Washington es la capital de EE.UU., Jerusalén es la capital de Israel.
El lunes la Corte Suprema de EE.UU. revocó una ley que habría permitido a los ciudadanos estadounidenses nacidos en Jerusalén inscribir en los pasaportes a Israel como su país de nacimiento, argumentando que infringía la facultad exclusiva del presidente de reconocer gobiernos extranjeros.
El fallo 6-3 marcó una victoria para el presidente de EE.UU., Barack Obama. El gobierno de Obama había dicho que si la ley se hacía cumplir habría causado «daños irreversibles» a la capacidad de Estados Unidos para influir en el proceso de paz israelí-palestino y revertiría la política estadounidense, de larga data, de no reconocer a Jerusalén como parte de Israel.
En un importante fallo que redactó para la corte sobre la separación de poderes dentro del gobierno de Estados Unidos, el juez Anthony Kennedy dijo que el Congreso de EE.UU., que sancionó la ley en 2002, tiene un papel que desempeñar en la política exterior, pero no puede tomar decisiones sobre el reconocimiento de gobiernos extranjeros. Kennedy escribió que la Constitución de EE.UU. la hace «facultad exclusiva» del presidente.
El Congreso aprobó la ley cuando el presidente George W. Bush era presidente. Ni su gobierno ni Obama nunca la promulgaron. Aunque Israel denomina a Jerusalén como su capital, pocos otros países lo aceptan. La mayoría, incluyendo Estados Unidos, mantienen embajadas en Tel Aviv.
Si la ley hubiera sido promulgada, se estima que unos 50.000 ciudadanos estadounidenses nacidos en Jerusalén podrían, si lo hubieran solicitado, haber inscripto a Israel como su lugar de nacimiento.
El caso se refirió, de paso, a lo que Kennedy llamó el «delicado tema» del estatus de Jerusalén. La ciudad, considerada sagrada para judíos, musulmanes y cristianos, es reclamada tanto por los israelíes como por los palestinos y ha sido un punto de controversia durante décadas.
Tratando de permanecer neutral en la cuestión de la soberanía sobre Jerusalén, el Departamento de Estado permite que los pasaportes nombren a la ciudad como el lugar de nacimiento, sin ningún nombre de país incluido. El fallo significa que en el pasaporte de Menachem Zivotofsky simplemente figurará «Jerusalén» como su lugar de nacimiento.
El tribunal estuvo dividido. Sus cuatro miembros liberales se unieron a Kennedy en la mayoría. El conservador Clarence Thomas estuvo de acuerdo con el resultado, pero difirió sobre las razones legales. Los otros conservadores, John Roberts, Antonin Scalia y Samuel Alito, disintieron, diciendo que la ley no involucraba el reconocimiento de un gobierno extranjero.
«Nunca antes este tribunal aceptó una ley del Congreso que desafiara directamente a un presidente en materia de asuntos exteriores», escribió en disidencia el Presidente del Tribunal Supremo, Roberts.
El fallo, añadió Scalia, «erosionará la estructura de poderes iguales y separados que el pueblo estableció para la protección de su libertad».
El portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Jeff Rathke, dijo que el fallo «confirma la autoridad, de larga data, del presidente sobre la conducción de la diplomacia y la política exterior».
Rathke añadió: «Esta decisión de hoy ayuda a asegurar que nuestra posición sobre la neutralidad de Jerusalén sigue siendo clara».
Kennedy dijo que el alcance del fallo se limitaba al poder de un presidente para reconocer gobiernos extranjeros. Pero algunos expertos dijeron que podría tener un impacto más amplio sobre las disputas entre la Casa Blanca y el Congreso sobre otras cuestiones de política exterior.
«En efecto, su real valor como precedente será a puertas cerradas, donde la balanza se inclinará sustancialmente a favor del presidente en los casos en que los poderes políticos no estén de acuerdo en una cuestión fundamental de política exterior», dijo Steve Vladeck, profesor de derecho del American University Washington College.
Los abogados de la familia Zivotofsky, Nathan y Alyza Lewin, expresaron su decepción sobre un fallo que, dijeron, destaca la «falacia central» en las actitudes de los presidentes de EE.UU. desde la fundación de Israel en 1948.
“La opinión pública estadounidense les ha permitido a los presidentes mantener, como política exterior de Estados Unidos, la absurda posición de que ningún país tiene soberanía sobre Jerusalén, y que ninguna parte de la ciudad, incluyendo la parte occidental de Jerusalén, está en Israel», dijeron.
Ari Zivotofsky le dijo a Israel Hayom, «Estamos realmente decepcionados y sorprendidos. El fallo es importante, porque revela la política de EE.UU. – ni siquiera considera que el oeste de Jerusalén sea parte de Israel. Nos perturba mucho que EE.UU. no reconozca a Jerusalén como parte de Israel».
El fallo también produjo reacciones negativas en Israel. La Oficina del Primer Ministro no emitió un comunicado sobre el mismo, pero el Ministro de Asuntos de Jerusalén, Zeev Elkin (Likud), dijo: «Jerusalén unida es la capital de Israel, y lo seguirá siendo siempre. Llamo al [gobierno de Obama] a adoptar la ley del Congreso, un hecho simple que es la piedra angular de la herencia judía».
El Viceministro de Defensa, Eli Ben-Dahan (Habayit Hayehudi), residente del barrio Har Homa de Jerusalén, dijo: «Jerusalén unida es la capital eterna del pueblo judío y el centro del mundo, así es como ha sido y así es como permanecerá».
El alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, dijo, «Al igual que Washington es la capital de EE.UU. y París es la capital de Francia, Jerusalén ha sido y siempre será la capital de Israel”.
Grupos judíos estadounidenses también expresaron su descontento con el fallo. Nathan Diament, director ejecutivo de la Unión Ortodoxa, dijo: «Estamos, por supuesto, decepcionados por el fallo de hoy de la Corte Suprema. Pero estamos más decepcionados por la persistente política del gobierno de Estados Unidos – llevada a cabo por sucesivos presidentes – que trata a la ciudad capital de Israel con menos respeto que el otorgado a las ciudades capitales de prácticamente todas las demás naciones».
Abe Foxman, director de la Liga Anti-Difamación, dijo: «Es triste y lamentable que Israel – como nación soberana – sea el único país en el mundo cuya capital está bajo tal escrutinio y tiene que defender su derecho a determinar dónde está su capital».
Por otro lado, funcionarios palestinos elogiaron el fallo, con el jefe negociador de la Autoridad Palestina, Saeb Erekat, llamándola una «decisión muy importante.»
Erekat dijo: «Es un claro mensaje al gobierno israelí de que sus decisiones y medidas de ocupación y anexión de Jerusalén son ilegales y sin valor, y que debe cesar de inmediato estas medidas porque es una clara violación del derecho internacional».
El embajador de EE.UU. en Israel, Dan Shapiro, también se refirió al fallo diciendo: «La decisión no fue sobre si Jerusalén es la capital de Israel. Fue exclusivamente sobre la separación de poderes entre el poder ejecutivo (el presidente) y el poder legislativo (el Congreso) de nuestro gobierno, y cuál poder tiene el derecho de reconocer a gobiernos extranjeros y sus capitales. …la política de EE.UU. sobre Jerusalén no fue decidida en el fallo de hoy. Esa política ha sido la misma en todas las administraciones desde 1948 – a saber, que el estatus de Jerusalén no está decidido y debe ser determinado por negociaciones».
http://www.israelhayom.com/site/newsletter_article.php?id=26041
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
ASI DICE EN MI MURO DORI NO LO HAS VISTO AUN???????? POR ESO NO LO CAMBIO