El avance tecnológico está escindido del avance ético. Peor aún, la involución ética utiliza al avance tecnológico para afianzar su primacía.
La deformación de la realidad, la hipocresía, la mentira desembozada, la defensa de lo indefendible, el hundimiento de los valores democráticos en forma directa o solapada y la falta de valentía para enfrentarse a la Muerte que avanza, son las señales inequívocas del peligro que nos acecha.
El lenguaje también se ve gravemente afectado. Las comunicaciones cada vez más afinadas y múltiples, no dejan de ser eso: comunicaciones. La real sensibilidad del cara a cara se hace cada vez más esquivo. Los engranajes están cada vez más aceitados mientras que la máquina, desafectada de su real propósito, gira desquiciada.
Pero estas no dejan de ser generalizaciones. Lo concreto es tan grave, que dicha gravedad no se registra. El concierto de las naciones de la tierra está absolutamente esquizofrénico. Sus actos y palabras ya no responden a los fines que se habían fijado como primordiales.
La conservación de la vida. Los Derechos del Hombre. Todo está siendo pisoteado, denigrado, violado, destruido, ahogado en sangre. Todo ello, dentro del organismo político creado para enaltecer los valores humanos.
El Mal es reconocido, pero no combatido como lo que realmente es, un Mal Radical, sino como una simple «falta». El país que declara tener como objetivo borrar a otro país de la faz de la Tierra, con ese país, se negocia. Se negocia, en el mismo momento en que declara que la destrucción del otro, no es negociable.
¿Qué es realmente lo que se está negociando?
Pues señores, lo que se está negociando con la Muerte, es la existencia de la Humanidad.
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