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| sábado mayo 18, 2024

Parasha Koraj


EN MEMORIA DE RABI MENAJEM MENDEL BEN LEVI ITZJAK SCHNEERSON ZTZ´´L EL LUBAVITCHER REBE, DE CUYA DESAPARICION FISICA ESTE SHABAT 3 DE TAMUZ SE CUMPLEN 21 AÑOS. QUE SU ALMA PURA INTERCEDA POR NOSOTROS ANTE EL CREADOR

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Koraj induce a un motín desafiando el liderazgo de Moshe y la entrega de la Kehuná (sacerdocio) a Aharón. Se suman al motín dos enemigos de Moshe, Datán y Avirám, y 250 miembros distinguidos de la comunidad, que ofrecen el santo ketoret (incienso) para probar que son merecedores del sacerdocio. La tierra se abre y traga a los rebeldes, mientras un fuego consume las ofrendas de ketoret.

Una subsiguiente plaga es frenada por la ofrenda de ketoret de Aharón. Su vara milagrosamente florece con almendras para probar que su designación como Sumo Sacerdote es de origen Divino.

Di-s indica las leyes de trumá (ofrendas) de cada cosecha de grano, vino y aceite de oliva, todos los primogénitos del ganado ovino y vacuno, junto a otras dádivas específicas entregadas a los Kohaním

No disfraces tus ambiciones

En la parashá de esta semana, un grupo de judíos liderados por un hombre llamado Koraj, se rebela en contra de Moisés. Así como Moisés, ellos también querían ser líderes del pueblo judío. Pero en lugar de plantear esto abiertamente como su verdadero deseo, Koraj argumentó en contra del propio Moisés y de sus incapacidades declarando que: «… ¡Es demasiado para ustedes [Moisés y Aarón]!» (Números 16:3)

En lugar de ser auténtico en relación a sus deseos de estar en la misma posición de liderazgo que Moisés, Koraj cambió toda su perspectiva. Comenzó su reclamo en contra de Moisés resaltando que el trabajo de Moisés de dirigir a todo el pueblo judío era simplemente demasiado grande como para que él lo llevara a cabo solo. Por lo tanto, Koraj concluyó, también otros judíos deben ocupar posiciones prominentes de liderazgo. Uno de los problemas con el argumento de Koraj es que él no sentía verdaderamente esto. Koraj simplemente sentía celos de Moisés y el reclamo de que «es una labor demasiado grande» no le interesaba a Koraj en absoluto. Desafortunadamente, muchas veces actuamos de la misma manera en que Koraj lo hizo y ocultamos nuestras verdaderas intenciones. En lugar de hacernos responsables de nuestras propias intenciones, culpamos a factores externos. La razón por la que hacemos esto es porque nos sentimos inseguros, nos falta confianza en nosotros mismos para ser totalmente honestos, y por lo tanto, no tenemos el coraje para decir lo que realmente pensamos. Además de ser falsos, el problema de este enfoque es que no nos permite crecer y alcanzar la grandeza.

En el caso de Koraj, no sólo su estrategia estaba equivocada, sino que toda su motivación se basaba en un deseo de destruir a Moisés. Concentrémonos por un momento en nuestra propia necesidad de «decirlo de manera directa». Por ejemplo, supongamos que deseas obtener una promoción en tu trabajo. Lo correcto sería ir donde tu jefe y explicarle por qué tú – en base a tus propios méritos – deberías ser promovido. Lamentablemente, lo que la gente suele hacer en vez de esto, es ir a la oficina del jefe e inmediatamente comenzar a detallar todos los problemas que existen. Uno puede decir: «Siento que mi división se encuentra en graves problemas, y los responsables, si bien son personas muy agradables, no están haciendo un buen trabajo. Y a medida que experimentamos más y más crecimiento en nuestra empresa, sin duda será demasiado para ellos. Por lo tanto, yo debería ocupar su lugar». (En este momento, muchas personas también agregarán: «Además hablé con mucha gente en mi departamento y todos están de acuerdo conmigo, y a todos les gustaría que yo me convirtiera en su nuevo jefe».)

Ciertamente es mucho más fácil resaltar las faltas de los demás para convertirte en el salvador de todos los involucrados. Pero, de nuevo, nunca se puede crecer como persona si no defiendes tus creencias sin derribar a otros en el proceso. Cualquier persona puede señalar las faltas de los demás. Pero el verdadero liderazgo significa concentrarte únicamente en tus habilidades y en por qué tú tienes lo que se necesita para marcar una diferencia. La próxima vez que quieras hacer cualquier tipo de cambio, asume total responsabilidad de lo que quieres hacer y de la verdadera razón de por qué lo quieres. Puede ser que no tengas éxito en tu petición, pero de una cosa puedes estar seguro. Cuando te aproximas de manera auténtica y honesta, el cambio, garantizadamente tendrá lugar – porque como persona, crecerás a pasos agigantados. (www.aishlatino.com)

Verdad vs Oscuridad en las Naciones Unidas

Por Benjamin Netanyahu

Me convertí en embajador de Israel en las Naciones Unidas en 1984. Al poco tiempo, recibí una visita en mi oficina de Nueva York. Se trataba de un hombre joven que quería verme y que aparentemente decía conocerme. Ni bien entró a la oficina vi que se trataba de un hombre un tanto robusto, un jasid con barba y peies.

―¿Disculpe, lo conozco? ―le pregunté.

―Bibi, ¿no me reconoces? ¡Soy Shmarya! ―me contestó.

Shmarya era miembro de Shomer Hatzair y había sido un gran soldado cuando yo era comandante. Había pasado mucho tiempo, como entenderán, no lo había vuelto a ver en muchos años.

―Bueno, como podrás ver, me he vuelto un lubavitcher y he venido porque el Rebe quiere verte ―me dijo aclarándome el motivo de la visita.

―¿El Rebe quiere verme? De acuerdo, vayamos a verlo ―le contesté.

―No es tan sencillo ―me aclaró.

Era la noche de Simja Torá.

―Iremos esta noche ―dijo.

―¿A las siete u ocho de la noche? ―pregunté.

―No ―me respondió―. A las 12 de la noche te pasaré a buscar.

―¡Medianoche! De acuerdo.

Me pasó a buscar, y llegamos al famoso 770 de la calle Eastern Parkway, una réplica de una casa que existe cerca del aeropuerto de Ben Gurion. Pegado al edificio había un hall, más o menos del tamaño de una habitación. Quizá, más pequeño aún. ¿Y cuántas personas creen que había allí adentro? Miles.

Lo que ocurre es que Jabad hace milagros. Había alrededor de 4000 personas en una habitación bastante pequeña. ¿Cómo pudieron hacer esto? Porque todos los jasidim estaban entremezclados y no se sabía bien cuál era la estructura. Shmarya me condujo a través de este mar de personas hasta un escenario diminuto, no más ancho que el tamaño de mi brazo extendido. Mirando a la pared, sobre dicho escenario, había un podio sobre el cual se encontraba un pequeño libro.

―Espera aquí ―me dijo Shmarya.

―¿Aquí? ―pregunté intrigado.

―Siéntate en el escenario ―me dijo.

De pronto, se abrió una puerta. No se podía ver a nadie. Si bien el Rebe tenía un gran estatus, no tenía una gran estatura física. Podía verse cómo el mar de gente se abría en dos, al igual que el Mar Rojo. El Rebe se dirigió al escenario, tomó el libro y comenzó a leer de espaldas a la multitud. En ese momento, Shmarya me dijo:

―Acércate al Rebe, ahora ―me dijo.

―Shmarya, ¡está leyendo la Torá! ―le contesté.

―¡Acércate al Rebe, ahora! ―insistió con firmeza.

Me acerqué al Rebe. Intenté llamar su atención sin mucho éxito. Le toqué el hombro, y giró su mirada hacia mí.

―Rebe, he venido a verlo ―le dije en inglés.

Y él me respondió:

―¿Solo a ver?, ¿no a hablar?

Entonces, comenzamos a hablar en perfecto hebreo. Nuestra conversación se extendió cinco minutos, luego diez, y los jasidim comenzaron a impacientarse. Luego de cuarenta y cinco minutos, finalizó la charla. Me había dicho todo lo que tenía para decirme. El Rebe me dijo muchas cosas esa noche, pero hubo una que me resultó muy significativa.

―Entrarás en una casa de mentiras― y así hacía referencia a una institución en particular. ―Recuerda que si enciendes una luz o una pequeña vela en una habitación que está en total oscuridad, esa luz será vista por todos. Tu misión es encender esa vela en pos de la verdad y del pueblo judío ―me dijo cálidamente.

Eso es lo que he intentado hacer desde ese momento en adelante. (www.es.chabad.org)

 
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