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| viernes abril 19, 2024

La Parashá De La Semana: Parasha Pinjas


El nieto de Aarón, Pinjás, es premiado por su acto de celosía al matar al príncipe de la tribu de Shimón, Zimrí junto a la princesa Midianita, Cozbí: Di-s le otorga un pacto de paz y la kehuná – sacerdocio.

Un censo del pueblo cuenta 601.730 hombres entre 20 y 60 años. A Moshe se le instruye cómo debe dividir la Tierra entre las tribus y las familias de Israel a través de un sorteo. Las cinco hijas de Tzelafjad piden a Moshe que les conceda la porción de tierra que le pertenece a su padre, quien murió sin hijos varones; Di-s acepta su pedido y lo incorpora dentro de las leyes de herencia de la Torá.

Moshe lega el poder en manos de Ioshúa para que lo suceda e introduzca al pueblo a la Tierra de Israel. La sección concluye con una detallada lista de ofrendas diarias, las ofrendas adicionales traídas en Shabat, Rosh Jodesh (principio del mes), y las festividades de Pesaj, Shavuot, Rosh HaShaná, Iom Kipur, Sucot y Shminí Atzeret.

 

AMOR A LA TIERRA

Iosef pidió a sus hermanos que cuando Di-s llevara a los Hijos de Israel de retorno a su tierra tomaran sus restos con ellos y lo sepultaran allí.

Las hijas de Tzelafjad, descendientes de Iosef, pidieron heredar la parte de su padre, dado que éste no había dejado herederos varones.

Es que la principal característica de Iosef y sus descendientes era el amor a la Tierra de Israel.

No es casualidad que cuando las tribus de Reubén y Gad piden a Moshé tomar su parte del otro lado del Jordán Moshé agregue media tribu de Menashé. Él sabía que, mientras esa media tribu estuviera unida a las otras dos el vínculo de éstas con la Tierra de Israel se mantendría fuerte.

TRES DE REPROCHE, SIETE DE CONSUELO

Este Shabat leemos la primera de las tres haftarot de reproche, previas a Tishá BeAv, en las que el Profeta Jeremías predice la destrucción de Jerusalén y el Templo.

Pero a partir del Shabat siguiente a Tishá BeAv se leen las siete haftarot de consuelo.

Vemos que la medida del consuelo es superior a la del reproche.

Muchas veces nos sentimos abrumados por situaciones que nos agobian, en esas ocasiones debemos pensar que es más grande el consuelo que seguirá a ese “reproche”.

El concepto de milagro implica un quiebre en la estructura de la naturaleza, las leyes naturales se doblegan y quiebran y tiene lugar el milagro. Sin embargo, la misma necesidad de quebrar las estructuras naturales es prueba de que las mismas poseen influencia e importancia. Es aquí donde está la grandeza de la maravilla. Se trata de algo que se encuentra totalmente más allá de las reglas de la naturaleza al punto de que la naturaleza no ocupa espacio alguno frente al mismo.

Cuándo y Cómo Estar Tristes

Por Yanki Tauber

Un hombre está bailando en la boda de su hijo único. Él es buen bailarín, pero nunca antes, y nunca más en el transcurso de su vida, volverá a bailar con la misma gracia y expresividad que ahora. De hecho, todas sus aptitudes, capacidades y atributos están en su cenit: su mente está más lúcida que nunca, sus amores y sus odios están en su punto más apasionado; ponga un pincel en su mano, y él le pintará un cuadro que demuestre el máximo de su potencial artístico.

Los maestros Jasidicos utilizan esta parábola para mostrar su definición de la “alegría”: La alegría es revelación. La alegría revela potenciales latentes de los que nadie sabía de su existencia y amplifica potenciales revelados a niveles que nadie creía alcanzables. La alegría es la efusión del ser, que se derrama por encima de lugares y logros, más allá de los horizontes naturales del alma.

Si la alegría es la revelación y expansión del alma, entonces el dolor, en contraste, es su ocultación y contracción. En dolor el alma se retrae, silenciando toda expresión exterior, reduciéndose a la partícula más estrecha del propio ser.

No es sorprendente, entonces, que las enseñanzas Jasídicas, vean negativamente la tristeza. Un viejo refrán Jasídico dice: “La tristeza no es un pecado, pero su efecto sobre la persona es peor al de cualquier pecado”. El alma fue enviada a este mundo no para “ser”, sino para hacer; no para simplemente existir, sino para lograr. Retraerse en uno mismo es lo contrario al flujo de la vida.

No obstante, hay épocas en las cuales debemos estar tristes. La recitación diaria del Shema en la cama (keriat shema she’al ha-mitah) es una de esas ocasiones: la culminación del día es una oportunidad de examinar la conciencia, un momento para experimentar pesar y remordimiento sobre las fallas y oportunidades perdidas del día. Una vez al mes, en Erev Rosh Jodesh («Víspera del Nuevo Mes“), el proceso se repite en una escala mayor, abarcando el mes que se acerca a su cierre. Y así también ocurre en los ayunos y los  “días del reflexión” .Actualmente, nos encontramos en el período más doloroso del calendario judío, las “tres semanas”, en las que estamos de luto por  la destrucción del santo Templo en Jerusalén.

Porque sin estos momentos de dolor, nuestra alegría fluiría incorrectamente. El más minúsculo desliz en la fuente se convertiría en una discrepancia mayor río abajo, llegando a ser cada vez más falso a medida que la trayectoria siga sin corregir. Nuestras vidas serian cada vez más erráticas y difusas, eventualmente evaporándose por completo. Ése es el porqué es crucial que, en ocasiones, enderecemos el flujo, retornando a la fuente para hacer los ajustes y las revisiones necesarios.

Por supuesto, siempre existe el peligro que la introspección se convierta en un aprieto, un agujero negro que lo arrastra más y más adentro, no permitiendo ningún escape. Si la alegría tiene sus peligros, el sufrimiento es mucho más peligroso aun.

Ésta, es entonces, la solución: la proporción debe ser prescrita — una hora diaria, un día mensual, unos veinte días a lo largo del año — y el dolor quedara confinado dentro de estos límites. Debe ser una búsqueda activa, nunca un hundimiento pasivo. Y siempre, el dolor debe estar impregnado del conocimiento de su propósito real: servir como herramienta de la alegría. (www.es.chabad.org)

 
Comentarios

Los estados de ánimo de todo ser humano, son propicios para poner en valor, determinadas caracteristicas de su personalidad, las cuales le fueron concedidas por Di-s, desde el instante que fue concebido en el vientre materno …
Cierto es que la tristeza y la melancoliá no constituyen en si mismas, virtudes teológales, de las cuales podamos extraer enseñanzas valiosas
Pero al igual que la noche se contrapone al dia, y el invierno al verano, asi tambien cada situacion personal por la que nos corresponda atravesar en esta vida, tiene su própia razon de ser, y consecuentemente, sus própias conclusiones …
Vivir libres de toda perturbacion, representa un anhelo que somos llamados a conquistar, a traves de la fé, la humildad, la caridad y la obediencia, se trata de un «regalo» del que Di-s, desea hacernos participes, si asi somos capaces de percibirlo en nosotros …

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