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Una de las últimas escenas de la película Argo muestra cómo oficiales iraníes en el aeropuerto de Teherán llaman por teléfono a una productora inventada por la CIA para rescatar a un agente y a seis diplomáticos de EEUU huidos tras estallar la revolución islámica del ayatolá Jomeini.
Después de 36 años, la situación se repite, aunque sin el glamour de Hollywood, que recreaba hechos reales. Creativos publicitarios israelíes se han inspirado en la película protagonizada por Ben Affleck para promocionar el «sistema de casa inteligente» de Bezeq, la principal compañía telefónica de Israel. En lugar de rescatar diplomáticos, la misión en Irán es evitar que apretara el botón de la bomba atómica. Un anuncio que coincide con el acuerdo nuclear alcanzado entre Irán y las principales potencias. Lo que nadie imaginaba es que la productora israelí tuviera que usar el mismo truco que la CIA.
Todo empezó en Kiev, en un escenario con 80 extras y un pabellón con rótulos en persa y fotos de los ayatolás para recrear el Aeropuerto Internacional Imán Jomeini de Teherán. El artista israelí Gidi Gov es un asmático agente de Bezeq que se infiltra en la central nuclear de Bushehr. «¡Frenen la bomba! No es el momento de explotar el mundo!», exclama ofreciendo un nuevo producto de telefonía, televisión e internet. Cuando los fusiles apuntan a su cabeza, intenta salvarse con un chiste.
Pero el anuncio no recoge el inesperado drama entre bambalinas, mucho más parecido a Argo que el spot publicitario. Tres iraníes que dijeron ser de la Embajada en Kiev se personaron en el rodaje preguntando por las banderas y fotos desplegadas del Guía Supremo. Tras exigir la interrupción de la filmación, pidieron hablar con los responsables. Así lo cuenta el director del anuncio, Rani Carmeli, a la web Ynet: «De repente, sentí que la película y la realidad se mezclaban. El productor ucraniano nos dice muy nervioso y sudando que policías y miembros de la Embajada iraní estaban preguntando qué hacíamos. Pidieron todos nuestros nombres. En ese momento vi mi casa alejarse».
La revelación de su identidad israelí podría haber provocado un conflicto importante entre dos países enemigos a muerte desde la revolución de Jomeini. Entonces, los israelíes apostaron por inspirarse en Argo no sólo en la ficción. Informaron a los iraníes de que estaban filmando una película polaca y les entregaron el teléfono de una productora con la que habían trabajado en el pasado. Como en el filme, la tapadera fue avisada ante una posible llamada con acento persa.
Al no ser informado, Gov se extrañó de la súbita rapidez con la que filmaron las últimas secuencias. Sólo cuando acabaron y volaron al avión de regreso a Israel, se enteró de cómo se salvó de un grave incidente diplomático.
http://www.elmundo.es/television/2015/07/23/55afe6ade2704e91178b4596.html
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