No puedo contar el número de veces que he escuchado de judíos israelíes frases como “Me avergüenzo” y “Lo siento” en respuesta al horrible crimen que se cobró la vida de un bebé palestino, Alí Dawabsha, la semana pasada en la localidad de Duma, en la Margen Occidental.
La contundente respuesta de la sociedad y los líderes israelíes al ataque incendiario es, verdaderamente, de alguna manera alentadora. La masiva condena israelí de ese crimen nos ha dejado, tanto a mí como a otros palestinos, no sólo avergonzados, también abochornados; porque los palestinos no reaccionan de la misma manera a los ataques terroristas contra los judíos; ni siquiera ante el abominable asesinato de niños judíos.
De hecho, nuestra respuesta lleva aparejada la desgracia y el deshonor. Mientras que el primer ministro, el presidente y otras autoridades israelíes condenaron rápida y vigorosamente el asesinato de Dawabsha, nuestros líderes rara vez denuncian los ataques terroristas contra los judíos. Y cuando un líder palestino como Mahmud Abás emite una declaración al respecto, suele ser vaga y ambigua.
Reparemos, por ejemplo, en lo que sucedió el año pasado tras el secuestro y asesinato a manos palestinas de tres jóvenes israelíes en la Margen Occidental. No sólo es que el presidente Abás tardara cuatro días en emitir una declaración de condena del ataque terrorista; es que tal condena fue, en el mejor de los casos, en grado de tentativa: “La presidencia palestina (…) condena la serie de sucesos ocurridos la semana pasada, empezando por el rapto de tres jóvenes israelíes”. Abás incluso denunció a Israel por arrestar a decenas de miembros de Hamás tras el secuestro y asesinato de los tres muchachos.
También en 2014, cuando Abás condenó el ataque terrorista palestino que se cobró la vida de cinco israelíes en una sinagoga de Jerusalén, el dirigente de Fatah Nayat Abu Baker explicó, unos días después, que la condena de Abás se produjo “en un contexto diplomático (…) Se vio forzado a hablar al mundo de esa manera”.
La condena de Abás al ataque a la sinagoga del barrio de Har Nof de Jerusalén parece que se hizoúnica y exclusivamente por la presión del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que llamó al líder palestino en dos ocasiones para demandarle que se pronunciara contra los asesinatos. La declaración de Abás decía que el liderazgo palestino condenaba “la muerte de devotos en una sinagoga y todos los actos de violencia, procedan de donde procedan”. Asimismo, llamó a que se pusiera fin a “las incursiones y provocaciones de los colonos contra la mezquita de Al Aqsa”.
Las ambiguas y nada fervientes condenas de Abás de los ataques palestinos contra israelíes son únicamente para consumo de la opinión pública y tienen como principal objetivo apaciguar a los donantes occidentales, para que sigan mandando fondos a la Autoridad Palestina (AP). Además, casi siempre buscan culpar a Israel de los ataques terroristas palestinos, lo que no deja de ser un intento de justificar el asesinato de judíos a manos de terroristas palestinos.
En marcado contraste, los líderes israelíes que condenaron el asesinato del bebé palestino se mostraron rotundos e inequívocos. Esto es lo que dijo el primer ministro Netanyahu tras visitar a los padres y al hermano de la criatura, que resultaron heridos en el ataque incendiario y recibieron atención médica en hospitales israelíes:
Cuando estás junto a la cama de este pequeño, cuyo hermano ha sido brutalmente asesinado, entras en shock, te enfureces. Nosotros condenamos esto. Aquí hay tolerancia cero con el terrorismo, proceda de donde proceda.
La contundente y clara condena de Netanyahu nos dejó a mí y a otros palestinos pensando en cuándo fue la última vez que escuchamos algo parecido a nuestros líderes. No recuerdo nunca haber oído a Abás o a otro dirigente palestino expresar conmoción e indignación por el asesinato de un judío en un ataque terrorista palestino. Tampoco recuerdo la última vez que tuvo lugar una visita oficial palestina a víctimas israelíes de un ataque terrorista palestino.
La condena de los líderes israelíes a la muerte del bebé es una expresión sincera del sentir de la abrumadora mayoría de la sociedad israelí. Por el contrario, las denuncias de los líderes palestinos de los ataques terroristas no expresan el sentir general de la calle palestina. Cada vez que Abás condena a regañadientes un ataque palestino se enfrenta a una ola de críticas de numerosos palestinos.
A diferencia de lo que ocurre en la sociedad israelí, numerosos palestinos suelen apresurarse ajustificar o incluso jalear los ataques terroristas contra los judíos. Éste fue el caso hace sólo unas semanas, cuando se asesinó a un israelí cerca de Ramala. Varias facciones y grupos militares palestinos aplaudieron el asesinato, que calificaron de “respuesta natural a los crímenes israelíes”.
Esta es la enorme diferencia entre la forma en que israelíes y palestinos reaccionan ante el terrorismo. El asesinato de Dawabsha provocó que miles de israelíes asistieran a manifestaciones contra la violencia para condenar el crimen. ¿Alguien ha oído hablar de manifestaciones semejantes en el lado palestino luego de que unos terroristas hayan matado a civiles judíos inocentes? ¿Algún alto cargo o personaje de relieve palestino se atreve a hablar en público contra el asesinato de judíos en una manifestación en el centro de Ramala o de la ciudad de Gaza? ¿Alguna vez algún activista palestino se ha atrevido a celebrar una manifestación en una ciudad palestina para condenar los atentados suicidas o el asesinato de toda una familia judía?
Mientras que los israelíes han protagonizado manifestaciones de condena de los ataques terroristas contra nuestra gente, nosotros hemos celebrado el asesinato judíos. ¿Cuántas veces hemos salido a las calles a repartir dulces para celebrar la muerte de judíos? Esas escenas repugnantes de hombres y mujeres celebrando ataques terroristas contra judíos en las calles de la Margen Occidental y la Franja de Gaza nunca han sido condenadas por nuestros líderes. Esas escenas se han convertido en algo habitual cada vez que terroristas palestinos llevan a cabo ataques contra judíos.
Esas imágenes contrastan vivamente con las declaraciones públicas y las manifestaciones en Israel en respuesta a los ataques terroristas contra palestinos. Nuestros líderes necesitan aprender del presidente de Israel, Reuven Rivlin, que dijo sentirse “avergonzado” y “dolido” por el asesinato del bebé palestino. ¿Cuándo fue la última vez que un líder palestino usó ese tipo de lenguaje para condenar un asesinato de judíos? Los lacónicos comunicados de la oficina de Abás sobre los ataques terroristas antijudíos nunca hablan de vergüenza y dolor.
Hemos fracasado a la hora de educar a nuestro pueblo en la tolerancia y la paz. En cambio,continuamos consintiendo y aplaudiendo el terrorismo, especialmente cuando se dirige contra los judíos. Queremos que todo el mundo condene el terrorismo sólo cuando se cobra la vida de palestinos. Hemos llegado a un punto en el que muchos tememos manifestarnos en contra del terrorismo, o simplemente lo aceptamos cuando asesina judíos.
El presidente israelí tiene sobrados motivos para estar avergonzado por el asesinato del bebé. ¿Cuándo tendremos los palestinos ese sentimiento de vergüenza por la forma en la que reaccionamos ante el asesinato de judíos? ¿Cuándo dejaremos de glorificar a los terroristas, de dar sus nombres a calles y plazas, en lugar de denunciarlos contundentemente y expulsarlos de nuestra sociedad? Todavía nos queda mucho que aprender de los líderes y la sociedad israelíes.
© Versión original (en inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio
El abismo que separa el modo de proceder de las Autoridades y sociedad israeli respecto a esta cuestion, del que ponen en práctica sus homógos palestinos, resulta tan sideral, que cualquier equiparacion que de ellos se pretenda (interesadamente) hacer, se situa inevitablemente en riesgo de quedar en evidencia ante la lógica misma de los hechos …
Israel no es portador en su «ADN» del ódio secular que si caracteriza a muchos de sus vecinos (y sin embargo enemigos) … tampoco en su sistema educativo, le ha sido inculcado el deseo homicida de destruirlos, como lamentablemente si sucede con éstos
sus valores y principios morales, le impiden alegrarse por el mal ajeno, cuando no de propiciarlo deliberadamente, como tiende a suceder entre los árabes que le circundan …
El rechazo abierto a toda forma de violencia, manifiesta o implícita, viene caracterizando el discurrir del pueblo judio, el cual solo considera recurrir a la misma, cuando su própia integridad es puesta en peligro, en forma de legitima defensa …
No convirtamos pues un hecho luctuoso y execrable como el llevado a cabo por esos radicales ultraortodoxos, en la barra de medir del conjunto de una sociedad, y ni tan siquiera de los sectores religiosos de los que procedian esos malnacidos … hagamos prueba de sensatez, y analicemos los hechos con la debida perspectiva, sin dejarnos llevar por la ira, a semejanza de quienes tienen en ella, su único «argumento» y modo de proceder …