[Prof. Azaria JJT Rein, jefe de cardiología pediátrica en Hadassah y cofundador de Un Corazón para la Paz, atendiendo a un paciente palestino. Foto cortesía de Un Corazón para la Paz]
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Hace cuatro años, una mujer palestina embarazada de Hebrón fue transferida al Centro Médico Hadassah en Jerusalén. La madre sufría de la enfermedad autoinmune lupus. Los anticuerpos en su sangre habían cruzado la placenta, provocando el bloqueo del corazón de su feto.
«Hemos alumbrado al bebé y le implantamos un marcapasos inmediatamente. Ella se fue a su casa dos o tres semanas más tarde y está sana», dice el Prof. Azaria JJT Rein, jefe de cardiología pediátrica en Hadassah y cofundador de Un Corazón para la Paz, una asociación con Hadassah para el tratamiento de niños palestinos que sufren de cardiopatías congénitas.
«Tenemos muchas historias similares, pero ésta es especialmente dramática», le dice Rein a ISRAEL21c.
Desde su fundación en 2005, un equipo conjunto de médicos israelíes y palestinos de Un Corazón para la Paz ha atendido a 607 niños palestinos, 20% de ellos de Gaza y el 80% de las áreas de administración palestina de la Margen Occidental.
Una organización apolítica, Un Corazón para la Paz ha capacitado a cinco médicos palestinos para realizar ecocardiogramas y/o cateterismos, a 197 médicos generales que realizan los primeros exámenes, a un técnico en ecocardiografía, a uno en test de estrés, a uno en electrocardiograma Holter y a un consejero genético.
La necesidad de asesoramiento genético es una medida preventiva esencial porque uno de cada dos matrimonios árabes es consanguíneo, causando una tasa de malformaciones congénitas del corazón tres veces mayor que en la población general.
La mitad del costo de cada hospitalización es asumida por el centro médico y la mitad por la organización, que se constituyó en Francia. En promedio, la factura de cada niño alcanza a alrededor de $15.000.
Nadie para ocuparse de ellos
Rein explica que la necesidad del programa, irónicamente, fue el resultado de los Acuerdos de Oslo firmados por el gobierno de Israel y la Organización para la Liberación de Palestina en 1993. Hasta que el acuerdo puso muchas áreas árabes de la Margen Occidental bajo control palestino con puestos de control militares en las fronteras, Hadassah se ocupaba de los niños árabes de la Margen Occidental con el financiamiento de organizaciones humanitarias y, a veces, incluso de las Fuerzas de Defensa de Israel.
«Pero después de Oslo no había nadie que se ocupara de ellos nunca más, por lo que tratamos de encontrar una manera», dice Rein, que se trasladó a Israel desde Francia en 1968 y se formó en su especialidad en la Universidad de Harvard.
Un Corazón para la Paz tomó forma por iniciativa de otro médico inmigrante francés, el Dr. Muriel Haim.
«Todo niño tiene derecho a atención, y cuando me enteré por el Prof. Rein, en 2005, que muchos niños palestinos que sufrían de cardiopatías congénitas estaban muriendo porque no tenían acceso a cirugía cardíaca en la Margen Occidental decidí, en cooperación con él y con Hadassah, proporcionar la cirugía cardíaca para esos niños. Es tan simple como eso», le dice Haim a ISRAEL21c.
[El Cardiólogo pediátrico Dr. Julius Golender preparando a un bebé palestino, traído de Hebrón por Un Corazón para la Paz, para un ultrasonido cardíaco en el Centro Médico Hadassah. Foto por Ron Krumer/Hadassah]
En colaboración con hospitales palestinos y clínicas de salud, así como con las Naciones Unidas, Un Corazón para la Paz comenzó organizándose para tomar un niño por semana. El número y el ámbito crecieron mucho rápidamente.
El sistema está configurado de modo que el personal médico en Gaza o la Margen Occidental pueden consultar con Rein y su equipo acerca de los niños que pueden necesitar atención cardiaca de avanzada. Comparten datos a través de aplicaciones móviles como WhatsApp.
‘Gracias de todo corazón’
Si la transferencia es lo indicado, el papeleo es presentado ante las autoridades palestinas e israelíes para permitir el paso para el niño y el cuidador (generalmente la madre o la abuela) a Hadassah o, a veces, al hospital de niños en el Centro Médico Sheba de Tel Hashomer o al Hospital Islámico Makassed en Jerusalén. Desde la frontera israelí, el transporte en ambulancia es realizado por Magen David Adom, la Cruz Roja israelí.
A ningún niño se le ha impedido venir para el tratamiento, dice Haim, y en caso de extrema urgencia la transferencia puede realizarse dentro de las dos horas y media.
Algunos pacientes, como el recién nacido gazatí mencionado anteriormente, comienzan la vida en Hadassah debido a las condiciones detectadas en el útero. Saleh, por ejemplo, tuvo su primera cirugía de corazón al nacer en 2013 y regresó a Hadassah unos meses después para una operación de nueve horas.
Saleh es ahora un saludable niño en edad preescolar. Sus padres lo llevan para chequeos regulares a una clínica de cardiología pediátrica de Ramallah que fue establecida por Un Corazón para la Paz en 2012 y ahora es gestionada de forma independiente por palestinos entrenados por la organización. Este año, Un Corazón para la Paz abrió una clínica de cardiología pediátrica en Hebrón, que también se espera que se convierta en autónoma.
Los padres de Saleh enviaron a Un corazón para la Paz una carta de agradecimiento. «Gracias a ustedes, nuestra vida brilla todos los días. Gracias por la esperanza que nos dieron. Gracias de todo corazón por lo que han hecho por nosotros y por todo lo que hacen por todas las otras infelices familias como la nuestra», escribieron.
Rein explica que muchas familias árabes sospechan que si van a un hospital israelí serán asesinados para extraer sus órganos. «Hay por lo menos 600 familias que nos miran ahora no como ‘israelíes malos’, sino como personas que hicieron algo bueno por ellos», dice. «Tal vez no nos aman, pero no nos temen”.
Haim está de acuerdo: «Diez años después, la paz todavía no ha sido lograda, pero estos niños son la prueba viviente de que sí existe cooperación entre médicos israelíes y palestinos en Jerusalén y la Margen Occidental. Esta cooperación sigue sorprendiendo a los numerosos visitantes, tanto políticos como periodistas, que vienen a descubrir la paz en el Hospital Hadassah en Jerusalén».
El único enemigo común es la enfermedad cardíaca
Un Corazón para la Paz también proporciona equipos móviles para el diagnóstico y la atención post-operatoria en los territorios. Revisiones de malformaciones cardíacas tienen lugar dos veces por semana en la Margen Occidental y se ofrecen presentaciones educativas a las familias palestinas en un esfuerzo para reducir el riesgo de cardiopatología congénita.
«Los beneficiarios son no sólo los niños, las mujeres y las familias palestinas, así como los médicos entrenados, sino también los pueblos israelí y palestino que llegan a conocerse mejor», dicen Haim.
Rein dice que los siete médicos participantes israelíes y dos palestinos disfrutan de cálidas relaciones durante y después de las horas de trabajo. El único enemigo común, dice, es la enfermedad cardíaca.
ESTA HERMOSA NOTICIA ESPERO SEA EL INICIO DE LA VERDADERA PAZ QUE NOS MERECEMOS ISRAELIES Y PALESTINOS, PORQUE CON AMOR TODO SE PUEDE REALIZAR Y DEJAR RENCORES QUE SOLO PERJUDICAN A AMBOS PUEBLOS QUE NECESITAN VIVIR SIN TEMORES SOLO SABER QUE CON LAS ARMAS SE LLEGA AL INFIERNO