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| sábado diciembre 28, 2024

Judaísmo poliédrico


Abordar una definición de lo judío siempre resulta difícil y, en la práctica, imposible de trazar en un único plano, sea este el de la religión, la cultura o cualquier otro. Reducir el judaísmo a una fe es un error tan garrafal como pensarlo en términos raciales o como un simple fenómeno cultural distintivo. Cualquier aproximación que pretenda aclarar más que confundir debería tener en cuenta esta pluralidad de singularidades.

Por ello, me parece útil, o al menos algo distinto, plantearlo según un pensamiento geométrico multidimensional. Por él, “lo judío” compondría un cuerpo de muchas caras, no necesariamente iguales, pero sí coexistentes. Todas esas facetas (la religiosa, la tradicional, la cultural, etc.) pertenecen a un mismo cuerpo sólido, aunque muy plástico, propiedad mecánica adquirida por adaptación evolutiva a la multiplicidad de cambios ambientales que registra en sus diferentes exilios y situaciones sociales respecto a otros grupos étnicos, pueblos, naciones o estados.

Esta solidez y plasticidad muchas veces es confundida con lo amorfo (en términos judeofóbicos, lo judío y los judíos se presentan como “escurridizos”), aunque en realidad lo que denota es una gran capacidad evolutiva de adaptación, incluso a situaciones límite (discriminación, persecución, pogromo, genocidio), lo que permite al cuerpo de “lo judío” apoyarse en las diferentes “caras” a fin de sobrevivir y prosperar. Por ejemplo, cuando las condiciones político-sociales de un país permiten una mayor integración y progreso (la Alemania del siglo XIX o EE.UU, en el XX son algunos ejemplos), la cara “cultural” aumenta en detrimento de la “religiosa”: los judíos se convierten más en el pueblo de “los libros” que de “El Libro”. En otras situaciones en las que está asegurada una total libertad religiosa y social (por ejemplo, en el actual Israel), lo que decrece en relevancia es la faceta tradicional (idiomas, gastronomías particulares, folklores, etc.). Cuando se cierran todas las puertas de la libertad (como durante el Holocausto) el “cuerpo” judío se deforma para apoyarse en la única cara que le queda: la de la libertad interior o religiosa.

Esta adaptabilidad es hoy mayor que nunca por la experiencia acumulada en entornos antes inexistentes, por ejemplo, el de la Shoá o la propia existencia de un Estado de los judíos. Y es esta experiencia (y las enseñanzas incorporadas a la historia colectiva) la que alienta a muchos a explorar constantemente nuevos planos y ecosistemas, bien abriendo nuevas vías de experimentación científica y creación artística (y aún de negocio y sustento), bien emigrando a países en transformación. Esta, no obstante, no es una cualidad absoluta, ya que otros muchos optan por una faceta más conservadora (seguramente también más atada a lo tradicional que a otras caras) que les hace sentirse totalmente asimilados a su comunidad, pueblo, nación o estado.

La plasticidad geométrica puede reconocerse también por algunos atributos como la importancia del dominio de muchos idiomas (plasticidad cultural), de la “ligereza” o virtualidad de la propiedad (que permita transposiciones geográficas rápidas) y en general un estado de alerta constante que responda de forma inmediata a los cambios y tendencias que puedan hacer tambalear unos cuerpos que invitan más a volar que a dejarse aplastar por la ley de la gravedad.

 
Comentarios

Hermoso análisis! No conozco una mejor definición de «lo judío» tan precisa y bella. Congratulaciones!!

La «esencia» del «ser judio» se haya indisociablemente unida a su herencia espiritual, entendida ésta en términos historicos , por mas que posteriormente a ella, haya ido evolucionado en distintas direcciones, y acompasandose a las circunstancias de cada una de las épocas por las que luego transcurrió … La percepcion de judeidad es individual y como tal intransferible, dificultando asi cualquier aproximacion externa que hacia ella nos propongamos hacer
Los elementos aqui descritos, contribuyen cierto a reforzarla, si bien no son suceptibles por si mismos de conformarla .el ¿ acompañará pues siempre al judio haya donde vaya …

Y si no hiciéramos ninguna distinción, si sólo dijéramos que somos todos -judíos y no judíos- seres humanos con las mismas virtudes y defectos, humanos malos y humanos buenos. ¿ Qué tienen sus creencias ? ¿ Quién no ? Todas muy dignas de respeto en tanto y en cuanto se respete aquella máxima de Kant » Actúa con los demás como quisieras que actúes con vos «.

Me agradaría escuchar opinión de alguno sobre los dichos de Harold Wallace Rosenthal cuando fue entrevistado por Charles A. Weisman en 1976…. supongo que saben a que me refiero.

La «distinccion» ( o especifidad)le viene conferida a ese pueblo, por el Di-s Mismo que le llamó a constituir Su particular heredad en la tierra, y no a las diferencias que el resto pueda percibir o establecer en torno a él …
La condicion judia permanece en cierto modo «enigmática» desde el instante que ésta no se ajusta a paramétros convencionales , lo cual en ningun caso deberia implicar, un trato diferencial (discriminatório) por parte de los demas hacia los portadores de esa identidad …

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