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Di-s crea el mundo en seis días. En el primero crea la luz y la oscuridad. En el segundo forma los cielos, dividiendo entre las «aguas superiores» y las «aguas inferiores». En el tercero establece los límites de la tierra y el mar y llama a surgir a los árboles y los pastos de la tierra. En el cuarto día fija la posición del sol, la luna y las estrellas como señales para calcular el tiempo y como luminarias para la tierra. Los peces, aves y reptiles son creados en el quinto día; animales terrestres, y luego el ser humano en el sexto. Di-s termina Su trabajo en el séptimo día, y lo santifica como un día de descanso.
Di-s forma el ser humano del polvo de la tierra y sopla dentro de sus fosas nasales «un alma viviente». Originalmente el hombre es una sola persona; pero decidiendo que «no es bueno que el hombre esté solo», Di-s toma un «lado» del hombre, lo transforma en una mujer y los casa a uno con el otro.
Adam y Javá son puestos en el Gan Edén y son mandados a no comer del «Arbol del Cnocimiento del Bien y del Mal». La serpiente persuade a Javá de violar el mandato, y ella comparte el fruto prohibido con su marido. Debido a su pecado, Di-s decreta que el hombre experimentará la muerte, retornando al suelo de donde fue formado; y que toda ganancia vendrá solamente a través de duro esfuerzo y dificultades. El hombre es echado del Jardín.
Javá tiene dos hijos, Caín y Hevel. Caín discute con Hevel, lo asesina y se vuelve nómade. Adam tiene un tercer hijo, Shet, cuyo descendiente en la décima generación, Noaj, es el único hombre justo en un mundo corrupto.
GUARDIANES DE NUESTRO HERMANO
Caín asesina a su hermano Hevel. Di-s le pregunta: “¿Dónde está tu hermano Hevel?” Y la respuesta de Caín no se hace esperar: “¿Acaso soy el guardián de mi hermano?” Di-s le dice: “¿Qué has hecho? El clamor de SUS SANGRES (así, en plural) clama a Mi desde la tierra”. Rashi explica que al decir sangres, en plural, Di-s se refiere a la descendencia no nacida de Hevel.
Sabemos que la Torá no se refiere a una época específica, sino a todos los tiempos. Muchas veces Di-s nos pregunta “¿Dónde está tu hermano? Ese hermano que está alejado de sus raíces, de sus orígenes”. Nuestra respuesta no debe ser nunca “¿Acaso soy el guardián de mi hermano?” Sino que debemos preocuparnos para que “sus sangres”, su descendencia, no crezca más alejada aun de las fuentes del judaísmo. Si no hacemos esto, con toda justicia Di-s nos va a reclamar: “¿Qué has hecho? El clamor de sus sangres clama a Mi desde la tierra”. Pero si cuidamos de este hermanop y procuramos acercarlo, seguro que Di-s no tendrá ningún reclamo contra nosotros y apresurará la redención
EL FACTOR ADÁM
Por Tzvi Freeman
Que todo lo que ha sido hecho sepa que Tú lo has creado; y declare todo el que posee aliento (de vida) en sus narices que Ad-nai, Di-s de Israel, es Rey y Su reinado tiene dominio sobre todo.
De las plegarias de Rosh Hashaná
En el idioma hebreo no existe ninguna traducción para la palabra «cosas» o para la palabra «objetos». Incluso las palabras «físico» y «materia» son palabras prestadas. En hebreo, todas las cosas son dvarim –«palabras». Palabras: articulaciones del alma, pensamientos cristalizados. Y desde entonces, todo lo que existe es Di-s y sus palabras.
Después de todo, Di-s habló y el mundo entró en existencia. La magia de esto es que estas palabras están tan herméticamente condensadas, que no comprendemos que son palabras –las percibimos como cosas; cosas independientes, autónomas que están simplemente aquí porque sí, como si no tuviesen ninguna fuente en absoluto.
Ésta es la misión que vinimos a lograr en este mundo: Que no sólo nosotros, no sólo la humanidad, sino cada efecto debe conocer su causa, cada forma debe entender qué lo formó–el mundo entero debe volverse un guante transparente para la Divinidad que contiene. Incluso esta sensación de «aquí estoy simplemente porque yo soy» se verá nada más que como una reflexión distorsionada de la verdadera esencia de todas las cosas -el que «está allí porque Él está allí.»
De hecho, esto es lo en que Adám entendió en su primer día:
Un Midrash antiguo nos cuenta que cuando Adám despertó a la vida, encontró a todas las demás criaturas delante suyo y rindiéndole culto. Por ser las primeras criaturas, comprendieron que alguien los debió haber formado–y Adám parecía el candidato obvio.
Adám lo entendió de otra manera y les transmitió el conocimiento de que debe haber un Ser Superior, no sólo otra criatura, sino un Creador Ilimitado que dio existencia a todas las criaturas y continúa manteniendo y animando cada una de ellas–incluido Él mismo.
Desde entonces, ésa ha sido la misión de cada descendiente de Adám: llamar a toda la creación a este estado más elevado de conciencia. (www.es.chabad.org)
«SALIR A LA VIDA CON LA ACTITUD CORRECTA»
Sobre el Shabat Bereshit, cuando se comienza con el ciclo anual regular de la lectura semanal de la Torá, hay un dicho conocido de los Rabinos de Jabad, que este Shabat influye sobre todo el año «como uno se para en Shabat Bereshit, así camina todo el año». Esta centralidad de Shabat Bereshit llama la atención. A simple vista, la Fiesta de Shavuot, cuando fue entregada la Torá, es una fecha más central. Y en general, hay otras Parshiot donde aparecen mandatos fundamentales centrales en la vida del judío. ¿Qué hay de especial en Shabat Bereshit?
Lo especial de esta Parshá radica en que en ella se describe la creación del universo. El tomar conocimiento de este hecho y la reflexión en su significado son la piedra angular del Servicio a Di-s durante todo el año. Cuanto más esté el judío impregnado con el significado de Shabat Bereshit, más fácil le resultará servir a su Creador durante todo el año.
El relato de la creación abre con «En el principio creó Di-s los cielos y la tierra». El Rambán explica que la palabra «creación», indica la generación de la existencia de algo de la nada. Es decir, que previo a la creación no había existencia alguna, era la nada absoluta, y Hashem creó al mundo de la nada. Esto es un fenómeno absolutamente excepcional que no se asemeja a ningún acto creativo que conozcamos: crear la existencia de un mundo, a partir de la no-existencia, de la nada absoluta. Por lo tanto, para que el mundo creado permanezca como existencia y no vuelva a la nada absoluta, como lo era antes, el Altísimo debe volver a crearlo nuevamente cada instante, exactamente igual que como cuando lo creó por primera vez.
En este espíritu explica el Alter Rebe en el Tania, en nombre del Baal Shem Tov, el versículo: «Por siempre Di-s Tu palabra está parada firmemente en el Cielo», la palabra Divina a través de la cual fue creado el firmamento, se encuentra siempre en el cielo para sostenerlo. Puesto que si interrumpiera Hashem Su dicho Divino, el cielo volvería a ser, instantáneamente, nada absoluta como lo era originariamente. Esto significa que la verdadera existencia del mundo es «el habla Divina». El mundo por sí mismo no posee sustentabilidad independiente. Por sí mismo, el mundo es, esencialmente, nada absoluta. Existe sólo como consecuencia de la palabra Divina que lo crea y sostiene cada instante. Resulta entonces que la palabra Divina es la verdadera existencia de la creación toda.
Ahora comprenderemos la centralidad de Shabat Bereshit. Esta Parashá le brinda al hombre el enfoque correcto del mundo. Cuando se sale a la vida uno se choca con dificultades y perturbaciones. Debe intercalar los principios de la Torá con la realidad cotidiana, en sus actividades y ocupaciones, y a veces parecería como que existe una contradicción entre ellos. Le dice a él la Torá: «En el principio creó Di-s»- Toda la existencia del mundo no es sino los diez dichos de la Torá (con que fue creado el mundo), y en esa misma Torá dice «Yo soy Hashem tu Di-s», y en ella hay 613 preceptos. Por lo tanto es imposible una contradicción entre ambos; ¡no es posible que el mundo moleste al cumplimiento de los preceptos!
Un judío que sale a la vida cotidiana del año recién comenzado impregnado con esta conciencia, no verá en los temas del mundo una perturbación para la Torá. Por el contrario, incluso mientras que se dedica a sus asuntos personales, meditará en palabras de Torá y se ocupará de buenas acciones, desarrollando de esta manera un año pleno, con éxito material y espiritual. (www.es.chabad.org)
«Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos…» Alabado sea el SEÑOR. Salmo 119:89-96.