Suecia ha pasado de ser, en poco tiempo, un país admirable para convertirse en un adalid de la mentira. En especial por boca de su inefable Margot Wallstrom, una de las tantas y tantos enfermos de piedad que hay hoy en el mundo occidental. Claro que es difícil saber cuándo, en qué momento la piedad-por regla general un sentimiento noble-, se transforma en una maladie du coeur. El primer síntoma es perdonar y hasta alabar a los asesinos con la boca bien abierta y en cambio fruncir los labios cuando se trata de hablar de las víctimas. A simple vista y también a vista profunda y en Israel parece claro que los asesinos con coches, cuchillos y molotov son los palestinos, de manera que eliminarlos cuando y donde se pueda, sobre todo en la escena de su fechoría, resulta un acto de justicia plena. Sin embargo, según la enferma Margot Wallstrom los israelíes no deberían defenderse con tanta virulencia, ni siquiera dentro de los bordes ´´legales´´ de su pequeño país. Quizás cree que hay que darles algo más que trabajo y seguridad social a los potenciales asesinos, mucho más que atenderlos en los mismos hospitales que a los heridos judíos, tal vez piense que necesitan actitudes de consuelo y protección como las que su tonta piedad estaría dispuesta a repartir. Lejos de casa.
En el mundo árabe, y lo vemos a diario, no existe la piedad, ni la buena ni la mala, ni la humana ni la enferma. Assad mata a miles de sus conciudadanos y luego se toma un té con menta como si nada. Irán ejecuta a sus enemigos políticos y minorías y lo mismo hace Arabia Saudita, pero Margot Wallstrom, que no ve la viga en su ojo, no concibe motivos de quejas más duras para con esos países. Su obsesión, como la de tantos otros, es Israel. Maimónides escribió en el siglo XIII que no ocuparse de condenar el mal es algo así como dejarlo crecer aún más, por eso quien comete un crimen, quien atenta contra la vida de seres inocentes tiene que pagarlo en el acto, pues si falla una vez volverá a intentarlo de nuevo. Es normal que si tocas una torre electrificada en la que se te advierte del peligro de muerte, si la tocas por chulería, por odio a la electricidad y el progreso, la torre te fulmine. Israel, esa torre, lleva décadas advirtiendo a los palestinos que se dejen de j. Que no le resquebrajen la paciencia. Les ofrece hablar y compartir y lo único que vemos es un recurrente despliegue de odio. La señora Wallstrom, enferma de piedad, debería encargarse de hablar con Hamás y con los líderes de Ramalah antes que ofender con sus mezquindades a Israel, cosa que no hará. Podría, es actitud de auténtica piedad comprometida, su buenismo a ultranza sensibilizado por la muerte de tantos feroces críos palestinos, acarrearle enemigos musulmanes de los que hay a miles en su país, de donde su actitud anti israelí es, en realidad, interesada: cubre sus espaldas, quiere borrar de un plumazo cualquier responsabilidad europea por un antisemitismo ancestral. Lo judío vuelve a ser, para ella y los miembros de BDS, un problema.
La piedad sana, recordemos, es además de justa, empática. Se preocupa por quienes de verdad sufren. No he visto en ninguna foto famélicos palestinos sino jóvenes atléticos, fuertes, rabiosos, que difícilmente sobrevivirían en Siria o en Irak como no sobrevivieron en la Jordania que en un momento dado de un desgraciado setiembre los castigó. Pero claro, la señora Margot Wallstrom, enferma de piedad, es demasiado joven para recordarlo. Llegó a la escena cuando la moda volvió a ser culpar a los judíos y no apiadarse por su historia de milenario sufrimiento. A lo mejor, cuando la población de escorpiones y serpientes venenosas de marca yihadista comience a crecer en Europa, la piadosa cambia de idea. Ojalá no sea demasiado tarde para solicitar antídotos, ni demasiado tarde para recurrir a Israel.
La comparación con monarquías wahabitas como la saudita no es análoga con el otro caso. Los sauditas nunca dijeron que ellos respetan los derechos humanos, que son una democracia o que en su propiedad privada, ya que ni es un estado, existe libertad de culto. Entonces como se le puede reclamar que cumplan algo que nunca dijeron que hacían ni pensaban hacer ?? En cambio en el otro caso, se llenan la boca diciendo que respetan los derechos humanos y los derechos civiles cuando existen suficiente evidencia que no es así en el caso de muchos palestinos donde se hace abuso de la fuerza letal. Entonces cuando estamos frente a una entidad que dice respetar los derechos y no lo hace es totalmente lógico que otros le recuerden y reclamen que cumpla lo que dijo hacer.