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| viernes mayo 3, 2024

Indivisa: Jerusalén según los números

Olvídense del cliché. Un rápido vistazo a los números muestra claramente que Jerusalén Oriental y Occidental no pueden dividirse. La economía del lado occidental es extremadamente dependiente de la mano de obra de Jerusalén Oriental.


 

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

Han pasado 49 años desde que Jerusalén fue reunificada, y parece que cada año la distancia entre las palabras «Jerusalén» y «unida» aumenta. Una y otra vez surge la afirmación de que el lado oriental y el occidental de la ciudad no comparten una conexión real, y que es el momento de separarlos oficialmente – generalmente emana de la mente y las bocas del ala izquierda del partido Laborista israelí. Su última campaña fue aún más lejos, diciendo que debemos actuar sin demora sobre esta separación. En la práctica, sin embargo, parece que la conexión entre  el este y el oeste de Jerusalén nunca ha sido más fuerte o más profunda.

De acuerdo con cifras del Instituto Jerusalén para Estudios de Israel (JIIS), las dos partes son profundamente interdependientes, aunque son diferentes en casi todos los sentidos. 69 por ciento de los trabajadores de la construcción en áreas judías de la capital israelí son árabes de Jerusalén Oriental. Si hubiera un muro que separara completamente a las dos, los orientales se quedarían sin trabajo y los occidentales no tendrían albergues. Además, el 55 por ciento de los trabajadores del transporte, del almacenamiento y de correos del oeste de la ciudad son árabes del lado este. Lo mismo ocurre con el 42 por ciento de los trabajadores en los campos de gestión y apoyo, con el 40 por ciento de la industria de recepción y comida, y con el 34 por ciento de los trabajadores del comercio.

Hace unos cinco años, el 37 por ciento de los árabes del este de Jerusalén que formaban parte de la fuerza de trabajo se empleaban en Jerusalén Occidental, o en barrios judíos en el este de la ciudad. Otro 12 por ciento estaba empleado en otras ciudades israelíes y en los asentamientos. Eso significa que alrededor de la mitad de los trabajadores de Jerusalén Oriental eran empleados por el sector judío. Desde entonces, a pesar de las cuestionables circunstancias de seguridad, las tasas de trabajadores árabes en los negocios judíos no han hecho más que crecer.

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Jerusalén. Unidos por mutua dependencia. (Foto: EFE)

Por otra parte, el este de la ciudad está muy desconectado de la Autoridad Palestina. Sólo el cinco por ciento de los jerosolimitanos árabes trabajan en territorio de la AP. Y, de paso, sólo un dos por ciento de los judíos trabaja en Jerusalén Oriental.

Esto nos demuestra que la idea de que la inmensa mayoría de los árabes de Jerusalén es gente tranquila que simplemente quieren volver seguros a casa no es sólo un gastado cliché. Quieren ganarse la vida, criar a sus hijos, y vivir sus vidas. Entre ellos, los terroristas existen, pero son una cantidad insignificante en el gran esquema de las cosas.

Las diferencias de empleo entre los judíos y los árabes se muestran en las estadísticas, que nos dicen que el porcentaje de personas árabes empleadas en puestos de trabajo «más elevados y más rentables» es significativamente más baja que su porcentaje en la población general de la ciudad. Por ejemplo, sólo el diez por ciento de los trabajadores en los servicios financieros en el oeste de la ciudad son árabes, así como un 13 por ciento en educación y administración pública, y sólo el nueve por ciento en las áreas de comunicaciones, ocio y entretenimiento.

¿Adónde van los turistas?

En la investigación de JIIS se pueden encontrar algunas otras estadísticas interesantes, que nos dicen algo acerca de la dirección en la que va la ciudad. Por ejemplo, tomemos la industria del turismo. En 2015, Jerusalén tenía 77 hoteles, 30 de los cuales estaban en el este (tres menos que en el año 2000, precio promedio: NIS492 la noche), y 47 en el oeste (nueve más que en el año 2000, precio promedio: NIS713). En los últimos años se ha producido una disminución gradual en el número de turistas alojados en el oeste, pero – sorprendentemente – no hay una clara disminución en estancias de hotel del lado este. En 2015, alrededor de 745.000 turistas extranjeros se alojaron en hoteles de Jerusalén, un descenso de más del diez por ciento respecto al año anterior.

En los últimos cinco años, se construyeron 10.700 nuevos apartamentos en la ciudad, un 75 por ciento en el oeste y alrededor del 25 por ciento en el este. El año 2015 mostró una distribución similar. Esto es interesante, ya que toda la ciudad está sufriendo un déficit anual de inmigración, que es especialmente preponderante en ciertos barrios del lado este.

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La tasa de pobreza entre la población árabe de Jerusalén Oriental es alrededor del 80%. (Foto: Mohammed Shinawi)

En una nota ligeramente más optimista, el relativamente nuevo sistema de tren ligero ha logrado conectar los dos lados de Jerusalén de una manera bastante impresionante. Hasta hace poco, casi no había ningún transporte público que conectara el este y el oeste de la ciudad. El oeste tiene alrededor de 70 líneas internas de autobús, el este cerca de 30. Pero el tren ligero cambió todo. El número promedio de pasajeros diarios en la línea que va de este a oeste ida y vuelta es de 129.000.

«La interconexión entre los sistemas públicos en el este y el oeste de la ciudad podría mejorar en los próximos años», dice Yair Assaf-Shapira, investigador de JIIS. «Toda esto permitirá un aumento significativo de la movilidad, que dará lugar a un aumento de la empleabilidad y (actividad de ocio) para los residentes del lado este de la ciudad».

Un campo en el que este y oeste se unifican es, por desgracia, la ayuda social. La situación en el oeste es mala, y peor aún, en el este: La tasa judía de pobreza en Jerusalén es del 28 por ciento – significativamente mayor que el promedio nacional. La tasa árabe de pobreza en la ciudad es de alrededor del 80 por ciento.

En los años 2010-2014, el número de beneficiarios de prestaciones de desempleo entre la población árabe de Jerusalén Oriental se ha duplicado. También se ha producido un aumento significativo de los beneficiarios judíos.

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[Alrededor del 29% de la población judía de Jerusalén es ultra-ortodoxa. (Foto: EPA)]

Una última explosión estadística: Alrededor de un 29 por ciento de los judíos de Jerusalén son ultra-ortodoxos, el 26 por ciento secular, el 19 por ciento tradicional, y el 26 por ciento, religioso pero no ultra-ortodoxo. Entre los musulmanes, el 60 por ciento son tradicionales, el 34 por ciento religiosos, y sólo el 4 por ciento se identifica como secular, y el restante 2 por ciento es muy religioso.

«La mayoría de la población de Jerusalén, alrededor del 56 por ciento, es ultra-ortodoxa o árabe», dice Merrick Stern, un investigador de JIIS. «En gran parte, el futuro socioeconómico de Jerusalén está en manos de las dos poblaciones más pobres de la ciudad. Para mejorar la situación de la capital de Israel, es necesaria una drástica intervención para reducir los niveles de pobreza y promover la integración en empleos de calidad entre las poblaciones árabes y ultra-ortodoxas (y) sin una tal intervención, su estado puede ser muy grave en las próximas décadas».

http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-4813255,00.html

 
Comentarios

Sin duda el gobierno debería tomar cartas en el asunto con una buena política.

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