[El egipcio Islam El Shehaby, en azul, negándose a estrechar la mano de Ori Sasson (Foto: AP)]
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Islam El Shehaby sufrió una derrota triple: Del judoka «enemigo sionista», de aquellos en la sección de comentarios a los que no les gustó lo que vieron en el tapete, y en casa le espera su derrota final. Las fuerzas de seguridad de Egipto van a interrogarlo sobre la naturaleza de sus vínculos con la Hermandad Musulmana y sobre por qué insistió en avergonzar al presidente Al-Sisi frente al mundo entero.
Las relaciones entre el Palacio Presidencial en El Cairo y la Oficina del Primer Ministro en Jerusalén, la comunidad de inteligencia de Israel y las FDI, nunca han prosperado como lo han hecho durante el régimen de Al-Sisi.
La ayuda proporcionada por Israel a Egipto no sólo ocurre en la península del Sinaí, sino también en Capitol Hill y el Fondo Monetario Internacional. Siempre y cuando tenga el oído de Israel, el Ministro de Relaciones Exteriores egipcio, Sameh Shoukry, no tiene ningún problema en estrechar la mano del Primer Ministro Benjamin Netanyahu y cenar en su mesa en Jerusalén.
Los dos países se ayudan mutuamente en organizaciones internacionales, mientras que las operaciones en relación a la Franja de Gaza se llevan a cabo con casi total transparencia. Otros ámbitos de cooperación no pueden darse a conocer debido a su naturaleza sensible.
Pero la paz que prevalece en el nivel de liderazgo no llegó a la calle egipcia, a los círculos intelectuales y, lo más importante, a los sindicatos de Egipto. Los pillados en el acto de «normalización con el enemigo sionista», estarán bajo escrutinio por parte de sus pares y se encontrarán sometidos a «un juicio social». Incluso se arriesgarán a perder su medio de vida.
[El israelí Ori Sasson derrotando al egipcio Islam El Shehaby (Foto: Oren Aharoni)]
No debemos juzgar a El Shehaby por la longitud de la barba. Todo lo que quería era volver a casa en paz, sin enojar a su sindicato. Es importante tener en cuenta que el ministro de deportes egipcio y los jefes de la delegación de El Cairo a Río anticiparon el peligro y le advirtieron que «respete las reglas del juego».
Me resultó difícil encontrar algún apoyo para él en los medios de comunicación egipcios. Cuando los titulares hablaban de «la derrota», veintenas de comentaristas egipcios reprendieron a El Shehaby por el doble golpe al honor egipcio. Él recibió una dura derrota y agregó sal a la herida en el momento equivocado.
Daría un montón si pudiera escuchar la próxima llamada telefónica de Netanyahu a al-Sisi, con quien habla a menudo. Netanyahu probablemente le recordará al presidente egipcio que el acuerdo de paz entre las dos naciones se firmó hace 40 años y, sin embargo, todavía vemos pruebas de que no hay una educación para la paz en el lado egipcio.
Ninguna derrota mas amarga, que aquella que produce el deshonor de no ser aceptada, y la deshonra que acompaña toda actitud anti-deportiva, tendente a no reconocer los méritos del vencedor, y negarse posteriormente a estrechar, la mano que generosamente te tiende … Verguenza habrán sentido por ello,muchos compatriotas de éste judoca egipcio, cuyo nombre me niego a transcribir, al observar el comportamiento indigno de uno de sus representantes en los juegos de Rio …
Mayor grandeza existe en ocasiones, en un gesto que en una victoria, Ori Sasson, simboliza en su persona ésta máxima al salir vencedor por partida doble de este envite, en tanto que a su oponente, no le quedaron siquiera las «agallas» necesarias para hacer prueba de entereza y deportividad, lo cual en un «deportista de élite » es si cabe aún mas deplorable …