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| viernes marzo 29, 2024

El Monte del Templo y la UNESCO


 

[No hay que ser historiador para saber que Jerusalén fue originalmente una ciudad judía con, después, conexiones cristianas y, más tarde, débiles conexiones islámicas. El Segundo Templo judío, completado por el rey Herodes en el año 19 AEC, fue destruido por los romanos en el año 70 DEC (representado a la izquierda en una pintura de 1626 de Nicolas Poussin). La actual Mezquita Aqsa (derecha) en el Monte del Templo fue construida por primera vez en el año 705, setenta y tres años después de la muerte de Mahoma en el año 632, y reconstruida varias veces después de terremotos. (Fuente de las imágenes: Wikimedia Commons)]

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

https://www.gatestoneinstitute.org/8548/temple-mount-unesco

Los intentos de negar cualquier presencia judía antigua y permanente en Jerusalén, decir que nunca hubo un primer y mucho menos un segundo templo, y que sólo los musulmanes tienen derecho a toda la ciudad, a sus santuarios y a sus monumentos históricos, han alcanzado proporciones demenciales.

¿Es esto realmente a lo que se reduce? ¿El Estado Islámico gobierna a la comunidad internacional? ¿Incluyendo a la UNESCO?

El mundo se indigna cuando ve caídas las piedras de Palmyra, o reducidos a polvo otros grandes monumentos de la civilización humana. Pero ese mismo mundo permanece en silencio cuando los árabes palestinos y sus partidarios islamizan todo, poniendo en tela de juicio la presencia del pueblo judío en la Tierra Santa.

La UNESCO, la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas, es conocida en todo el mundo por los muchos lugares que designa como Patrimonio Mundial. Hay más de un millar de estos, distribuidos de manera desigual en muchos países, con Italia en el tope, seguida de China.

La categoría más numerosa de sitios es la de los sitios religiosos, clasificados bajo el epígrafe de lugares culturales (a diferencia de los naturales). Dentro de esta categoría, la UNESCO ha tenido muchos diálogos con comunidades con el fin de garantizar que las sensibilidades religiosas sean reconocidas y garantizadas. La UNESCO ha adoptado muchas medidas en este campo.

En 2010, la organización llevó a cabo un seminario sobre «El Papel de las Comunidades Religiosas en la Gestión de los Bienes del Patrimonio Mundial».

  • «El objetivo principal del seminario fue explorar la manera de establecer un diálogo entre todas las partes interesadas, y para explorar posibles formas de fomentar y generar el conocimiento mutuo y la colaboración entre ellos en la protección de los bienes religiosos del Patrimonio Mundial».

La noción de diálogo, en este contexto, tenía la clara intención de evitar decisiones unilaterales por parte de una nación o comunidad para reclamar la propiedad exclusiva de un sitio religioso.

Las reclamaciones, supuestas o reales, a la propiedad múltiple de lugares religiosos no son infrecuentes. Una colección de ensayos titulada Coreografías de Sitios Sagrados Compartidos: Religión, Política y Resolución de Conflictos, examina esas disputas sobre sitios religiosos compartidos en Turquía, los Balcanes, Palestina/Israel, Chipre y Argelia, que proporciona influyentes análisis de cómo las comunidades llegan a chocar o trabajan para reconciliarse en una voluntad de compartir santuarios y otros centros. A veces las personas llegan a chocar sobre estos sitios, y a veces una religión puede causar inmenso dolor a los seguidores de la otra, como ocurrió en 1988, cuando las monjas carmelitas levantaron una cruz de 8 metros de altura afuera del campo de exterminio Auschwitz II (Birkenau) para conmemorar una misa papal que se había celebrado allí en 1979.

Un ejemplo más famoso de una disputa no reconciliada es el conflicto sobre el Babri Masjid en Ayodhya, India, una mezquita originalmente construida en 1528-1529 por orden de Babur, el primero de los emperadores mongoles. Según las versiones hindúes, los constructores mongoles destruyeron un templo en el lugar de nacimiento del dios Rama para construir la mezquita -. Una reclamación rechazada por muchos musulmanes[1]. La importancia del sitio es clara según un texto hindú que declara que Ayodhya es uno de los siete lugares sagrados donde se podrá obtener la versión final del ciclo de muerte y renacimiento.

Estas demandas en conflicto se resolvieron fatalmente cuando una turba hindú extremista demolió la mezquita en 1992, proyectando construir un nuevo templo en el sitio. La demolición ha sido citada como justificación para ataques terroristas por parte de grupos musulmanes radicales[2]. Las masacres en Wandhama (1998) y la peregrinación de Amarnath (2000) son atribuidas a la demolición. Se produjeron disturbios comunales en Nueva Delhi, Bombay y otros lugares, así como muchos casos de apuñalamiento, incendios y ataques a viviendas particulares y funcionarios del gobierno.[3]

Invasores musulmanes, efectivamente, destruyeron o modificaron miles de templos «idólatras» y sitios sagrados de India, tal como lo hicieron en otros lugares en menor escala, igual que como el Estado Islámico lo ha estado haciendo durante varios años en los actuales Irak y Siria. Esto no es simplemente el tipo de destrucción normalmente asociado con guerras, invasiones o conflictos civiles. Para los musulmanes tiene una base teológica. El Islam, así como ha existido desde la muerte del profeta Mahoma en el año 632, se basa en tres cosas: la creencia de que hay un solo Dios sin socios o asociados; la creencia de que Mahoma es el mensajero de ese único Dios; y la creencia de que el Islam es la mayor y última religión revelada a la humanidad, autorizada por Dios para destruir a todas las otras religiones y sus reliquias:

  • «Él (Dios) envió a su profeta con la guía y la religión de la verdad con el fin de hacerla prevalecer sobre toda otra religión» (Corán 9:33; 61: 9).

 

Es esta última creencia la que, por más de 1.400 años, inculcó un profundo sentimiento de supremacía dentro del mundo musulmán.

Como muchos musulmanes creen que el Islam es la revelación final y Mahoma es el último profeta, creen que les es imposible vivir en igualdad de condiciones con los seguidores de cualquier otra fe. Judíos y cristianos pueden vivir en un estado islámico, pero sólo si se someten a profunda humillación y degradación y a cambio del pago de dinero de protección (el impuesto jizya). Las iglesias y sinagogas no pueden ser reparadas o, en caso de que colapsen, ser reconstruidas. El Islam prevalece sobre todo.

Esta última doctrina es utilizada repetidamente en las obras de modernos ideólogos salafistas como el paquistaní Abul A’la Mawdudi y el egipcio Sayyid Qutb. Aquí se reproduce una declaración bastante típica de Qutb, de su publicación más conocida, Ma’alim fi’l-Tariq, («Hitos»):

  • «El Islam, entonces, es la única forma de vida Divina que pone de manifiesto las más nobles características humanas, desarrollándolas y usándolas para la construcción de la sociedad humana. Hasta hoy, el Islam ha permanecido único a este respecto. ¡Los que se apartan de este sistema y quieren algún otro sistema, ya sea basado en el nacionalismo, el color y la raza, la lucha de clases, o similares teorías corruptas, son verdaderos enemigos de la humanidad!».[4]

He aquí un reciente comentario de un moderno escritor salafista:

  • «Esta dominación mundial del Islam, que ha sido prometida por Allah, no significa necesariamente que cada persona en la tierra se convertirá en musulmán. Cuando decimos que el Islam dominará al mundo, queremos decir como un sistema político, como el mensajero Mahoma profetizó que la autoridad en la tierra pertenece a los musulmanes, es decir, los creyentes tendrán el poder y la Sharee’ah [Shari’a] del Islam será implementada en todos los rincones de la tierra».

 

Bajo la ley de la jihad islámica, cualquier territorio alguna vez capturado por el Islam debe seguir siendo una posesión integral e inviolable de las autoridades musulmanas[5]. En otras palabras, incluso países enteros, como España, Portugal, India, Grecia o los países de los Balcanes que habían sido colonias bajo la dominación otomana, deben ser recuperados para el Islam, ya sea por la reconquista o por medio de la actual «jihad cultural».

Es a través de inmigración masiva, separatismo, introducción gradual de la ley islámica y guetización, que muchos países de Europa se han convertido en víctimas de un más determinado Islam. Pero un territorio sigue estando bajo la amenaza de una toma violenta: el estado de Israel.

Aunque hay movimientos revanchistas e irredentistas en muchos países, el esfuerzo musulmán para recuperar Israel ha servido para desencadenar y mantener el conflicto físico más prolongado y de más difícil solución en la historia moderna. Las demandas y contra-demandas, los ataques y contraataques, las guerras y respuestas defensivas que tienen lugar en Israel están en los medios de comunicación todos los días.

La controversia no es, fundamentalmente, política. Después de la Primera Guerra Mundial, se creó un sistema de derecho internacional, y el sistema de mutuo acuerdo se amplió después de la Segunda Guerra Mundial para todos los países que se adhirieron a las Naciones Unidas. Israel fue creado, no para desplazar a los habitantes árabes de lo que los británicos llamaron Palestina, sino para proporcionar una patria para los judíos junto a un estado árabe. Pero todos los países árabes rechazaron esta propuesta. Hoy en día, los palestinos todavía se niegan a aceptar un estado propio, aunque clamen en voz alta por uno.

Su motivo más profundo consiste en un rechazo, determinado religiosamente, del estado nación[6], combinado con la convicción de que la Tierra Santa es un territorio islámico que no puede jamás ser otorgado a los judíos.

El rechazo del derecho y la ética internacionales permite que muchos musulmanes afirmen que la ciudad de Jerusalén es una ciudad islámica, una ciudad que nunca puede ser considerada como la capital de un estado judío, un lugar sagrado que tiene significado para los musulmanes y sólo para los musulmanes.

No hay que ser historiador para saber que Jerusalén fue originalmente una ciudad judía con, después, conexiones cristianas y, más tarde, débiles conexiones islámicas. Más que eso, es la ciudad más sagrada del mundo para los judíos, y contiene el sitio más sagrado de la religión judía, el Monte del Templo – la zona en la que no uno, sino dos templos judíos fueron construidos.

Allí, los judíos oraban hasta que los templos fueron destruidos, primero por el monarca babilonio Nabucodonosor (586 AEC), y otra vez por los romanos en el año 70. Los judíos siempre se volvían hacia el Monte del Templo en sus oraciones.

Los musulmanes, durante varios años, también se volvían hacia el Monte del Templo cuando oraban, cuando Mahoma y su pequeño grupo de seguidores vivían en La Meca. Continuaron haciéndolo durante muchos meses después de que emigraron a la ciudad oasis de Yathrib (actualmente Medina) en 622. Originalmente rezaban dirigiéndose a Jerusalén, porque Mahoma fue, al principio, un gran admirador de los judíos, de quienes aprendió la mayor parte de lo que sabía. Pero en Medina, se encontró con que no se llevaba tan bien con los judíos de la ciudad, que se negaron a convertirse a su nueva religión.

Es así que, dieciséis o diecisiete meses después de la emigración, Mahoma tuvo una revelación de que los creyentes tenían que darse vuelta alrededor de 180 grados hacia la ciudad de la que provenían la mayoría de ellos, La Meca. En mitad de la oración, toda la congregación daba la espalda a Jerusalén. La ciudad santa de los judíos ya no tenía ningún interés para ellos.[7]

El Corán no puede ser más explícito en esta materia. Mahoma no sigue la dirección de la oración utilizada por los judíos. La Ka’ba en la Meca ha borrado todo pensamiento sobre Jerusalén y el Monte del Templo. En esa época, no había ni una sola roca, piedra, árbol o edificio en Jerusalén que fuera islámico de ninguna manera.

Pero para los musulmanes de hoy en día, es todo lo contrario. No hay nada en Jerusalén que pertenezca a los judíos, y cada parte de ella – especialmente el Monte del Templo y el Muro Occidental – es y siempre ha sido islámica. Se la considera como una de las ciudades más sagradas para los musulmanes, después de La Meca y Medina.

La reclamación musulmana de Jerusalén es tenue, por decir lo menos. Un versículo del Corán (17:1) habla de un viaje nocturno realizado por Mahoma de la Mezquita Sagrada (en La Meca) hasta la más lejana Mezquita (al-masjid al-aqsa). Comentaristas posteriores identifican a esta lejana Mezquita con Jerusalén. Pero en ese momento no había mezquitas ni musulmanes en Jerusalén – de hecho, no había muchos, incluso en Arabia. La actual mezquita Aqsa en el Monte del Templo fue construida por primera vez en el año 705, setenta y tres años después de la muerte de Mahoma en el año 632, y reconstruida varias veces después de terremotos. En el siglo XXº, estuvo sumamente descuidada. Una película de la mezquita en 1954 muestra un grave deterioro. Estaba claro que no era cuidada ni muy valorada por la comunidad musulmana.

Y hay más. Durante siglos, los escritores musulmanes (por no hablar de historiadores y arqueólogos judíos y cristianos) coincidieron en que el Kotel, el Muro Occidental o de las «Lamentaciones», era el sector restante del segundo templo judío, el templo construido por Herodes y visitado por Jesús. Ya en 1924, el Consejo Supremo Musulmán en el Mandato Británico de Palestina publicó un folleto titulado Una Breve Guía de al-Haram al-Sharif – Guía del Monte del Templo. Este documento confirmaba el carácter judío del lugar: en la cuarta página, el esbozo histórico del Monte declara:

  • «El sitio es uno de los más antiguos del mundo. Su santidad se remonta a los primeros tiempos. Su identidad con el sitio del Templo de Salomón está fuera de discusión. Este, también, es el sitio, de acuerdo con la creencia universal, en el que David construyó allí un altar al Señor, y ofreció holocaustos y sacrificios de paz (2 Samuel 24:25)».

De acuerdo a la Biblioteca Virtual Judía:

  • Los primeros musulmanes consideraban que la construcción y la destrucción del Templo de Salomón era un importante acontecimiento histórico y religioso, y muchos historiadores y geógrafos musulmanes antiguos (incluyendo a Ibn Qutayba, Ibn al-Faqih, Mas’udi, Muhallabi, y Biruni) ofrecen relatos del templo. Cuentos fantásticos de la construcción del Templo de Salomón también aparecen en los Qisas al-Anbiya [Historias de los Profetas], los compendios medievales [sic] de leyendas musulmanas sobre los profetas preislámicos. Como escribió el historiador Rashid Khalidi en 1998 (aunque en una nota al pie), a pesar de que no hay «evidencia científica» de que el Templo de Salomón existió, «todos los creyentes en cualquiera de las religiones abrahámicas necesariamente deben aceptar que existió».

Desde hace algún tiempo, sin embargo, individuos e instituciones musulmanas han comenzado a afirmar que el Monte no tiene nada que ver con un Templo Judío, que nunca existió tal templo, y que el Muro Occidental es, de hecho, la pared en la que Mahoma ató a su legendario caballo alado Buraq. Por ejemplo, con un enorme descaro, el Sheikh Tayseer Rajab Tamimi, la figura religiosa más importante en la Autoridad Palestina, declaró en 2009: «Jerusalén es una ciudad árabe e islámica y siempre lo ha sido». Tamimi afirmó que todos los trabajos de excavación llevados a cabo por Israel después de 1967 «no habían podido demostrar que los judíos tuvieron una historia o presencia en Jerusalén o que su ostensible templo había existido alguna vez». Acusó al Primer Ministro Binyamin Netanyahu, y a «todos los rabinos y organizaciones extremistas judías” como mentirosos, por su afirmación de que Jerusalén era una ciudad judía. Tamimi acusó a Israel de distorsionar los hechos y falsificar la historia «con el objetivo de borrar el carácter árabe e islámico de Jerusalén».

No hay ninguna razón por la qué los musulmanes no deban venerar el lugar, ya sea desde lejos o viviendo en la misma Jerusalén. De ese modo, el Monte del Templo sería otro sitio religioso con conexiones con más de una religión – en este caso con el judaísmo, el cristianismo y el Islam. Por desgracia, esa sensación de dominio sobre todas las demás religiones, como se ha descrito anteriormente, significa que los musulmanes no sostienen nada de eso.

Para ellos, el Monte del Templo y sus alrededores son musulmanes y nada más. En la época moderna, esto es una rama de la visión más amplia de que todo Israel es territorio islámico.

El concepto islámico de supremacía ha superado a la UNESCO, en contradicción directa con su aceptación de sitios multi religiosos.

En octubre de 2015, seis estados árabes, en nombre de la Autoridad Palestina (AP) y otros, le propusieron a la UNESCO que debe cambiar su designación del lugar, convirtiéndolo de un lugar sagrado judío a uno musulmán, como parte de la Mezquita al-Aqsa. Se fijó una votación para el 20 de octubre, pero se pospuso a raíz de una indignada protesta de la presidenta de la UNESCO, Irina Bokova, que dijo que «deploraba» la propuesta.

Pero esa votación puede aún realizarse a favor de la AP y sus partidarios. Un día después, se anunció que la UNESCO había votado para designar como musulmanes otros dos lugares sagrados judíos importantes – la «Cueva de los Patriarcas” en Hebrón, y la Tumba de Raquel, cerca de Belén.

La «Cueva de los Patriarcas» es donde la tradición dice que están enterrados los cuerpos de Abraham y Sara, Isaac y Rebeca y Jacob y Lea. Es el más antiguo de los lugares sagrados judíos, segundo en importancia después del Monte en el que se construyeron los dos templos. Desde ahora será conocida como al-Haram al-Ibrahimi, el Santuario de Abraham, llamado así porque Abraham es descrito en el Corán como el primer musulmán. Curiosamente, esto es suficiente para convertirlo en un sitio «musulmán».

La tumba de Raquel, situada hacia la entrada norte de Belén, es considerada como el lugar de descanso de la matriarca Raquel, esposa de Jacob y madre de José y Benjamín. Considerado como el tercer sitio más sagrado judío y un lugar de peregrinación para los judíos desde la antigüedad, ha sido sagrado para judíos y cristianos durante siglos. Desde que la tumba cayó bajo manos musulmanas en el siglo VIIº, también ha sido un lugar venerado por los musulmanes, porque Jacob y José son figuras coránicas, aunque la propia Rachel no es mencionada por su nombre en el libro.

Autoridades y líderes musulmanes, tales como el jefe del Movimiento Radical Islámico del Norte, Sheik Raed Salah, no quieren un poco aquí y un poco allá. Quieren que la totalidad de Jerusalén sea consagrada internacionalmente como una ciudad enteramente musulmana y, como ocurrió cuando Jordania ocupó la ciudad, expulsar a los judíos y destruir todas las sinagogas.

Los intentos de negar cualquier presencia judía antigua y permanente en Jerusalén, decir que nunca hubo un primer y mucho menos un segundo templo, y que sólo los musulmanes tienen derecho a toda la ciudad, sus santuarios y monumentos históricos, han alcanzado proporciones demenciales. Las expresiones más extremas de esta gama de afirmaciones ahistóricas, afirmaciones supremacistas y conspiraciones, son los muchos discursos y comentarios del mencionado Sheik Raed Salah. He aquí parte de un discurso que pronunció en una reunión en 1999:

  • «Le diremos abiertamente a la sociedad judía, ustedes no tienen derecho ni siquiera a una piedra de la bendita mezquita Al-Aksa. Ustedes no tienen derecho ni siquiera a una pequeña partícula de la bendita mezquita Al-Aksa. Por lo tanto, diremos abiertamente, el muro occidental de la bendita al-Aksa es parte de la bendita al-Aksa. Nunca podrá ser un pequeño Muro Occidental. Nunca puede ser una gran Muro occidental… les diremos abiertamente a los liderazgos políticos y religiosos en Israel: la demanda de mantener a la bendita al-Aksa bajo soberanía israelí es también una declaración de guerra contra el mundo islámico».

Salah está lejos de ser el único. El actual jefe del Consejo Supremo Musulmán, Ekrima Sabri, durante muchos años ha hecho todo lo posible para invalidar las reivindicaciones judías de la zona. Afirma que el templo de Salomón es un «alegato no probado» – algo inventado por los judíos que surgió del «odio y la envidia». Afirma que el Muro Occidental, también, es «una propiedad religiosa musulmana» con la que los judíos «no tienen ninguna relación».

En una reciente declaración, el Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, dijo que, «La mezquita Al-Aqsa es nuestra… y ellos [los judíos] no tienen derecho a contaminarla con sus sucios pies».

Según UN Watch,

  • «La Embajadora Shama Hohen [Carmel Shama Hacohen, embajadora de Israel ante la UNESCO] le preguntó al delegado palestino Mounir Anastas por qué los palestinos no están dispuestos a reconocer el derecho judío al Monte del Templo, e incluyen el término ‘Monte del Templo’ en la resolución, junto con el término árabe, Haram al-Sharif. Anastas respondió… que si los palestinos reconocieran el Monte del Templo, entonces el Presidente Palestino, Mahmoud Abbas, y el Rey de Jordania, Abdullah, se convertirían en objetivos número uno de ISIS».

¿Es esto realmente a lo que se reduce? ¿El Estado Islámico gobierna a la comunidad internacional? ¿Incluyendo a la UNESCO?

El 15 de abril de este año, la Junta Ejecutiva del Programa de la UNESCO y la Comisión de Relaciones Exteriores se reunieron para su 199º período de sesiones. La anterior resolución sobre el Monte del Templo fue promovida por Argelia, Egipto, Líbano, Marruecos, Omán, Qatar y Sudán – todos miembros de la Organización de Cooperación Islámica. Esa votación fue después pasada a los 21 miembros del Comité del Patrimonio Mundial durante su 40ª reunión en Estambul, que había sido programada para funcionar del 10 de julio hasta el 20 de julio.

Por mera casualidad, el intento de golpe militar de julio en Turquía interrumpió el evento y la votación ha sido programada para una reunión en otoño. Eso puede basarse en un proyecto de resolución creado por la Unión Europea, que es, de hecho, simplemente otra negación de la conexión judía histórica con el Monte del Templo. Pero, teniendo en cuenta la parcialidad de esta resolución, ¿dónde está el compromiso arriba mencionado de la UNESCO para llevar a cabo «un diálogo entre todas las partes interesadas»?

Convertir el Monte del Templo, el Muro Occidental, la Tumba de Raquel, la Cueva de los Patriarcas y otros sitios, en santuarios exclusivamente musulmanes está directamente relacionado con el crecimiento de la islamización en la era moderna. Mediante la destrucción de iglesias, santuarios, tumbas, todos sitios de la considerada idólatra antigüedad, e incluso mezquitas consideradas heréticas, el Estado Islámico busca eliminar todos los rastros de lo que se denomina la era de la Jahiliyya, la «Edad de la ignorancia» que tenía al mundo bajo su control antes de la llegada del Islam.

El mundo se indigna cuando ve caídas las piedras de Palmyra, o reducidos a polvo otros grandes monumentos de la civilización humana. Pero ese mismo mundo permanece en silencio cuando los árabes palestinos y sus partidarios islamizan todo, poniendo en tela de juicio la presencia del pueblo judío en la Tierra Santa.

 

****El Doctor Denis MacEoin ha estudiado y enseñado Islam en varias universidades y actualmente está trabajando en un libro que trata sobre preocupaciones acerca de la religión. Es un Miembro Distinguido en el Instituto Gatestone.

_________________

[1] La investigación arqueológica moderna demuestra que efectivamente hubo un templo original o, más bien, un gran complejo hindú allí.

[2] Véase «Ataques contra hindúes después de la demolición de Babri», ShankhNaad, 13 de abril de 2015.

[3] Para más detalles, véase ibíd.

[4] Sayyid Qutb, Hitos, Nueva Delhi, 2002, p. 51.

[5] Véase, por ejemplo, Amikam Nachmani, Europa y sus Minorías Musulmanas: Aspectos del Conflicto, Intentos de Acuerdo, Sussex Academic Press, 2010, p. 106.

[6] Un concepto europeo, con la oposición al proyecto imperial de la umma islámica que abarca todo.

[7] Véase Corán 2: 143-46.

 
Comentarios

La UNESCO representa una organizacion altamente politizada en la que confluyen intereses contrapuestos, en vez del Organismo internacional de ambito «culural» que pretenden hacernos créer … Sus recientes tómas de posturas en relacion a la cuestion aqui tratada, y otras anteriores de indentico calado, asi lo indican, poniendo de manifiesto el uso indebido que se sus siglas viene haciendo a la hora de solapar o dirimir cuestiones que superan ampliamente su ámbito competencial … Pretender ahora como lo viene haciendo, deslegitimar la milenaria presencia judia en la tierra de Israel, y desvincular al «Kotel» (Muro de los lamentos) de ésta última, deja entrever no solo una actitud premeditada, sectaria y hasta cierto punto patética y chabacána, sino el grado de presiones que «sufre» por parte de paises manifiestamente hostiles a Israel, entre los cuales se cuentan la casi totalidad de los árabes …
Por desgracia para ellos, y suerte para el resto, la historia por mas que algunos pretendan arteramente reescribirla , permanece inamobible, asi como los hechos que recoje, y éstos hacen estado de una presencia ininterrumpida del pueblo judio sobre los lugares que hoy reinvidican como propios los musulmanes, con el beneplácito y la colaboracion activa de éste otróra Organismo dedicado a velar por la difusion y salvaguarda del patrimonio cultural universal, hoy tristemente relegado a la condicion de portavoz y «manporrero» del islamismo circundante … «que pena»

Ya lo dije muchas veces. Israel debe abandonar la ONU y todas sus ridículas organizaciones.

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