Israel está inundada de resoluciones internacionales unilaterales, declaraciones, “planes de paz” y recomendaciones por gobiernos, organizaciones internacionales, líderes, expertos y elementos dentro de las comunidades judías, cristianas y musulmanas.
La mayor parte de lo anterior descansa sobre suposiciones falsas y erróneas comunes respecto a Israel, sus líderes, el gobierno, políticas y las posturas mantenidas por la gran mayoría del pueblo israelí.
Estas falsas y erróneas suposiciones deben ser abordadas:
1.- “La retirada israelí de los territorios de Cisjordania (Judea y Samaria) le proveerá a Israel seguridad y aceptación internacional”. Falso.
Antes de la entrada de Israel a los territorios en la guerra de 1967, los estados árabes realizaron todos los esfuerzos para atacar y debilitar a Israel diplomática y militarmente.
Los intentos árabes e iraníes actuales se centran en poner en tela de juicio la historia judía en el suelo bíblico de Israel y en Jerusalén, y la legitimidad del Estado de Israel como estado judío, argumentos que todavía resuenan en la comunidad internacional, recientemente en la UNESCO.
Los palestinos se han comprometido a establecer finalmente su estado sobre todo el mandato palestino y adoctrinan a sus hijos de esta forma.
Chicos “asesinan” a soldado israelí, escuela en Hebrón, 18 de abril, 2016
La más reciente y absurda iniciativa del liderazgo palestino de procesar legalmente a Gran Bretaña por emitir la Declaración de Balfour en 1917 demuestra el arraigado rechazo palestino a la existencia de Israel.
Desde el establecimiento de Israel en 1948 y hasta nuestros días, Israel ha sido y continúa siendo el único estado miembro de la ONU al que se le negó su derecho de “igualdad soberana garantizado por la Carta de las Naciones Unidas”.
Claramente, la retirada de territorios ahora, en estas condiciones, pondría en peligro la seguridad de Israel.
2.- “La ocupación de los territorios por parte de Israel es ilegal y es una violación a las leyes internacionales”. Falso.
Israel entró en los territorios en 1967 luego de haber sido atacada por todos sus vecinos, actuando bajo su propia legítima defensa contra una guerra ofensiva y agresiva.
La ocupación de territorio durante un conflicto armado es un concepto aceptado y reconocido en legislación y en la práctica internacional.
Israel se ha comprometido a sí mismo a respetar las normas humanitarias y legales internacionales para la administración de tales territorios. La administración de los territorios por parte de Israel se encuentra bajo estricta supervisión judicial de la Corte Suprema de Israel.
El territorio nunca estuvo bajo gobierno o soberanía palestina y cuando estuvo bajo control jordano no hubo ninguna intención por Jordania de convertirlo en un estado palestino.
El término utilizado frecuentemente en las resoluciones de la ONU “territorios palestinos ocupados” no posee ninguna base legal o validez en lo absoluto. Este no es apoyado por ningún documento legal, histórico u otro tipo de unión y su uso dispone con anticipación el resultado de una negociación aún pendiente.
Es un hecho aceptado que el tema sobre el futuro de los territorios se encuentra en disputa. Israel reconoce amplia y válidamente las reivindicaciones históricas y legales y de larga data respecto a los territorios.
Los acuerdos firmados entre los líderes palestinos e Israel han establecido un marco acordado para la solución del conflicto territorial a través de negociaciones a su condición permanente.
El acuerdo pendiente entre Israel y los palestinos respecto a la condición permanente del territorio, nada externo, ni la determinación política de terceros o resolución puede establecer que los territorios le pertenecen a los palestinos.
3.- “El liderazgo palestino está unido y posee respaldo popular”. Falso.
El liderazgo palestino se ve muy lejos de estar unido. Existe una desconexión total, irreconciliable entre el liderazgo de la Autoridad Palestina en las áreas Cisjordanas de Judea y Samaria y la administración Hamás en Gaza. El liderazgo es visto como incorregiblemente corrupto. El Presidente Mahmoud Abbas se encuentra en el 11º año de su mandato de cuatro años. La Autoridad carece de credibilidad interna, rendición de cuentas y de apoyo popular.
Esta situación erosiona cualquier confianza en un gobierno viable y unido y en el representar a los palestinos. Esta neutraliza cualquier capacidad de celebrar e implementar cualquier compromiso u obligación internacional.
4.- “El liderazgo palestino es moderado, ávido a negociar y vivir en paz con Israel”. Falso.
El liderazgo palestino está lejos de ser moderado, bajo ninguna medida. Incluso sin las provocaciones de Hamás, este se involucra en una política aprobatoria oficial de “des-normalización” respecto al liderazgo que a menudo elogia, celebra y que apoya a los terroristas palestinos.
Presidente palestino ‘Abbas, Televisión de la AP, 16 de septiembre, 2015. (Palwatch)
El liderazgo palestino se niega a reanudar las negociaciones y se niega a cumplir o dialogar con los líderes de Israel. Bloquea los contactos entre palestinos e israelíes a los niveles diplomático, profesional y de pueblo a pueblo. Esta política va en contra de los compromisos palestinos a los Acuerdos de Oslo con el propósito de fomentar la cooperación y el desarrollo de “diálogos pueblo a pueblo” en todos los niveles.
El liderazgo palestino inicia y apoya abiertamente el (BDS) Boicot, Desinversión y Sanciones, apuntados a deslegitimar a Israel en la comunidad internacional dentro de las organizaciones internacionales y regionales, tribunales internacionales y las Naciones Unidas y sus agencias especializadas.
Mientras Israel expresó su disposición al principio de “dos estados para dos pueblos”, el liderazgo palestino sistemáticamente se niega a aceptar el concepto de Israel como un estado-nación democrático del pueblo judío.
5.- “Los asentamientos de Israel son ilegales y violan el derecho internacional”. Falso.
Estas acusaciones tienen como base una interpretación errónea de las leyes internacionales pertinentes y los compromisos recíprocos entre Israel y la OLP.
La prohibición sobre la transferencia de población hacia territorio ocupado durante la guerra, figurando en la Cuarta Convención de Ginebra de 1949, fue específicamente redactada a fin de evitar una repetición de los traslados forzosos de poblaciones masivas que ocurrieron durante la Segunda Guerra Mundial. En el caso a la política de asentamientos por parte de Israel, no existen expulsiones forzadas o asentamientos obligados.
Esto no tiene ninguna referencia, o relevancia a la política de asentamientos por parte de Israel, que permite la utilización legítima de tierras que no son propiedad privada en espera a la solución permanente de la disputa. La utilización de tierras que no son de propiedad pública para los asentamientos o para la agricultura es totalmente compatible con las normas internacionales aceptadas, siempre y cuando el estatus de la tierra no sea modificado en espera de su resultado final negociado.
Como tal, los asentamientos de Israel no pueden ser vistos como una violación al derecho internacional. Cualquier determinación de este tipo tiene como base un punto de vista selectivo y políticamente parcializado tomado desde fuera de la práctica internacional aceptada.
No obstante la divergencia de opiniones sobre la legalidad de los asentamientos de Israel, según los Acuerdos de Oslo, es un tema de negociación abierta entre los palestinos e Israel.
Logros pendientes a una solución negociada, los Acuerdos de Oslo no congelaron o restringieron a Israel o a los palestinos a participar en planificar, zonificar y construir en las respectivas áreas bajo su control. Al contrario, la planificación, zonificación y construcción están específicamente permitidas.
En consecuencia, la predeterminación arbitraria y unilateral en cuanto a la legitimidad de los asentamientos y cualquier llamada a su remoción antes de un acuerdo entre Israel y los palestinos es incompatible con los acuerdos y constituye juzgar de antemano un tema de las negociaciones.
La afirmación de que los asentamientos son la fuente del conflicto no tiene ninguna lógica. El conflicto árabe-israelí existía mucho antes del establecimiento de cualquier asentamiento, con esfuerzos por los países árabes en 1948 de prevenir el establecimiento del estado de Israel y sus continuos esfuerzos desde ese entonces para lograr su desaparición.
6.- “Jerusalén le pertenece a los árabes. Los judíos no poseen derechos o reclamos al lugar”. Falso.
Palestinos manifiestan frente al Domo de la Roca luego de enfrentamientos entre lanza-piedras palestinos y las fuerzas israelíes en el Monte del Templo, 27 de septiembre, 2015. (AFP)
El liderazgo palestino manipula la historia y niega la historia judía y el patrimonio en los lugares sagrados judíos en sus presentaciones a las organizaciones internacionales tales como la UNESCO. Esto no puede alterar el hecho histórico que Jerusalén, desde épocas inmemoriales, ha sido el epicentro de la religión y la herencia judía. Esta también juega un papel importante en la historia del cristianismo. Este hecho es reconocido en el Corán, el Antiguo y Nuevo Testamento y en lo escrito por los historiadores.
Intentos del liderazgo palestino para generar incitación y violencia a través de falsas acusaciones respecto a los lugares sagrados musulmanes en Jerusalén no tienen base alguna y no alteran el hecho que el tema de Jerusalén es un tema de negociación acordado entre Israel y los palestinos de conformidad con los Acuerdos de Oslo.
Cualquier suposición o expectativa de que el pueblo israelí pudiese ser presionado en las demandas de apoyo a una retirada unilateral de las zonas árabes de Jerusalén Oriental fuera de un marco negociado y acordado está fuera de lugar y no tiene base alguna en la realidad.
7.- “El liderazgo y gobierno israelí son inflexibles, extremistas y se oponen a la paz”. Falso.
Las intensas hostilidades hacia el gobierno democráticamente electo de Israel están fuera de lugar y es un insulto a la opinión pública israelí.
La tendencia, especialmente en Europa y en las organizaciones internacionales, de aceptar los extravagantes alegatos palestinos contra Israel, a menudo antiguos rumores infundados antisemitas, no es más que sumisión a una manipulación cínica. Tales acusaciones abusan deliberadamente de la buena fe y el sentido de ser políticamente correctos prevalentes entre los países y las sociedades occidentales.
Esto se produce a expensas de un análisis genuinamente objetivo, histórico, legal y verdadero.
Los políticos norteamericanos y europeos con buenas y sinceras intenciones, los líderes comunitarios y organizaciones, junto a las organizaciones internacionales y regionales parecen sentir que están mucho mejor equipados que los líderes electos de Israel y la opinión pública israelí, en saber que es mejor o no para Israel.
El pueblo israelí, cuyos votantes y funcionarios electos se enfrentan a las amenazas de hostilidad y terrorismo a diario, tienen profunda conciencia política y son totalmente capaces de determinar el destino de Israel.
El suponer que la presión internacional provocará la caída del gobierno democráticamente electo de Israel contrasta con la fuerza de la democracia en Israel y socava los principios democráticos de Occidente.
8.- “El estatus quo presente entre Israel y los palestinos es insostenible”. Falso.
La actual situación de estancamiento político entre los palestinos e Israel no es resultado de la rebeldía por parte de Israel, tal como afirman algunos líderes occidentales, gobiernos y comentaristas.
Israel ha expresado en repetidas ocasiones su disposición de reanudar el proceso de negociaciones inmediatamente. Israel está comprometido a los Acuerdos de Oslo y ha dejado muy en claro que no tiene intenciones de llevar a cabo ninguna acción unilateral destinada a modificar el estatuto de los territorios.
El “actual estatus quo” es determinado por el hecho que el liderazgo palestino sistemáticamente se niega a regresar a una mesa de negociaciones. Este prefiere complacer a la comunidad internacional con su victimismo y generar iniciativas negativas dirigidas a negar el carácter de Israel como un Estado judío y deslegitimar a Israel.
El liderazgo palestino prefiere llevar a cabo una guerra diplomática a través de boicots contra Israel y procedimientos legales contra los líderes de Israel en los tribunales nacionales e internacionales.
La imposición unilateral de soluciones orientadas políticamente no es un modo aceptable de cambiar el estatus quo.
En ausencia de un proceso diplomático viable hoy día, el actual estatus quo es sostenible.
9.- La “islamofobia es paralelo al antisemitismo”. Falso.
La tendencia en la comunidad internacional de conectar el antisemitismo con la islamofobia como dos fenómenos racistas iguales es una acción totalmente errada. Lamentablemente esta tendencia emana de un exagerado ‘ser-políticamente-correcto’ por parte de muchos países y comunidades occidentales.
El antisemitismo ha sido un fenómeno trágico llevado a cabo únicamente contra los judíos durante miles de años, provocando masacres, pogromos, expulsiones, torturas y ejecuciones públicas, linchamientos, conversiones forzadas, destrucción de sinagogas, esclavización, confiscación de pertenencias, culminando en el Holocausto nazi.
Los temas anti-semitas son un elemento básico de los medios de comunicación, planes de estudio, caricaturas y sermones árabes palestinos.
Caricatura palestina tras el asesinato de cinco rabinos en una sinagoga de Jerusalén, noviembre, 2014.
El objetivo del antisemitismo ha sido el exterminio y llevar a cabo un genocidio total del pueblo judío como raza.
El antisemitismo no puede ser comparado o vinculado a la islamofobia, que emana del temor hacia el Islam como consecuencia de los movimientos islámicos fanáticos y el terrorismo generado por estos. No guarda relación en lo absoluto con ninguna filosofía que defiende el genocidio de musulmanes.
Bajo este contexto, la deslegitimación de Israel es vista por la mayoría de los estados occidentales, como una nueva versión de antisemitismo.
10.- “Israel es un estado racista que viola los derechos humanos y practica el apartheid”. Falso
Esta afirmación es repetida por los líderes palestinos y propagandistas izquierdistas alrededor del mundo. Esto fue defendido inicialmente por Yasser Arafat y adoptado por los grupos de las ONG en la desacreditada Conferencia de la ONU sobre Racismo en Durban en el 2001.
Es indicativo de una evidente falta de comprensión por parte de la naturaleza racista del fenómeno del “apartheid” y un malentendido aún más lejano y más profundo del carácter de Israel como una sociedad abierta, pluralista y democrática.
Concurso Israel Miss Universo 2013 y la ganadora, segunda de la izquierda Yityish Aynaw, una chica etíope israelí (African Sun Times)
La comparación de Israel con Sudáfrica bajo dominio supremacista del blanco ha sido totalmente rechazado por aquellos con un conocimiento íntimo del antiguo sistema Apartheid, especialmente los sudafricanos. El objetivo de este tipo de propaganda, además de deslegitimar la base misma de la existencia del Estado de Israel, es manipular cínicamente a la comunidad internacional y fomentar la imposición de un régimen de sanciones internacionales en contra de Israel siguiendo el modelo de las acciones contra el antiguo régimen apartheid en Sudáfrica.
Israel es una sociedad multirracial y multicolor y la población árabe israelí participa activamente dentro del proceso político. Los árabes israelíes gozan de total igualdad y libertad de expresión. Eligen a sus propios miembros del Knesset y los jueces árabes sirven en la Corte Suprema. Los árabes israelíes sirven como jefes de departamentos en hospitales, son profesores universitarios, diplomáticos y altos funcionarios policiales y militares.
Cada comunidad religiosa posee su propio sistema de tribunales religiosos, aplicando respectivamente el Sharia, el Canon y la ley judía.
A diferencia de esos estados árabes y demás en los que una religión es declarada la religión del estado, o países occidentales donde el cristianismo es la religión predominante o países musulmanes tales como Irán y Arabia Saudita donde ciertas áreas, ciudades y carreteras están restringidas “solamente a musulmanes” y donde las mujeres son tratadas como ciudadanas de segunda categoría y los homosexuales como criminales, la ley israelí señala al judaísmo, el Islam y el cristianismo como las religiones oficiales y constitucionalmente garantiza una total libertad e igualdad para todos.
La incitación o práctica del racismo en Israel es un delito, tal como lo es cualquier discriminación por motivos de raza, religión o sexo. Las escuelas, universidades y hospitales israelíes no hacen ninguna distinción entre judíos y árabes.
Ya sea en el discurso político y social del día a día, o en los medios de comunicación, locales e internacionales, los anteriores rumores infundados aparecen repetida y consistentemente.
Las comunidades, especialmente las comunidades judías alrededor del mundo, las congregaciones cristianas, estudiantes y personal académico, parlamentarios, publicistas, así como también toda la gente bien intencionada en general, están siendo blanco cínico y manipulados a fin de generar narrativas artificiales a través del repetir mentiras y a través de distorsionar y pervertir la verdad.
Es de esperar que esta manipulación sea vista bajo su verdadera luz y será rechazada.
El Embajador Alan Baker es director del Instituto de Asuntos Contemporáneos en el Centro de Jerusalén y director del Foro Global Law. Participó en la negociación y redacción de los Acuerdos de Oslo con los palestinos, así como también los acuerdos y tratados de paz con Egipto, Jordania y el Líbano. Se desempeñó como asesor legal y director general adjunto del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel y como embajador de Israel en Canadá.
En la mayor parte de los casos, las acusaciones que acumula Israel en su contra, son infundadas, o tienen como único «soporte» informaciones fálsas o interesadamente manipuladas, para convencerse de ello, básta con oir o léer los «alegatos» presentados en tal sentido por colectivos «propalestinos» y partidarios del boicot a ese pais , sin hablar naturalmente de los llamados «médios de comunicacion» difusores de patrañas antisemitas, y promotores directos de este estado de cosa, amen de forjadores en la opinion pública, de una animosidad creciente hacia el Estado de Israel, de prejuicio implícito y de rechazo …
Declarárse contrario a la éxistencia física del Estado de Israel, constituye pues parte de ese proceso de desligitimacion en el que llevan inmérsas esas asociaciones y su red de franquicias bajo distintos nombres, la mayor parte asociadas a movimientos cercanos a la extrema izquierda européa, o a facciones residuales de la ultraderecha …Ningun débate sensato, razonable y équitativo, es posible en semejantes condiciones, alli donde el eslogan impera, y solo existe espacio para la idea global y la uni-vision parcial y maniquea de las cosas … lástima que tantos aún hoy, se dejan engañar por la insidiosa propaganda, que a modo de verdad irrebatible les es distilada …