Desde la famosa frase de Isaías 55: 12 : ´´Con alegría saldréis y con paz seréis vueltos´´ la psicología bíblica nos enseña que si la primera emoción mencionada es una extroversión, la segunda regresa al corazón para confortarlo con el bien más preciado, la shlemut o plenitud de la shalom o paz. Así hasta asimilar que la experiencia espiritual cumbre es un gozo cumplido, ese gaudium latino o jará griego que la versión hebrea de Juan 16: 24 llama simjáh y constituye el qué o shé más profundo del cerebro o móaj. Obsérvese que la relación entre la alegría y la salida al mundo, la paz y su regreso de él a nuestro interior, constituyen una suerte de transcripción respiratoria, una traducción de lo que ya hace nuestro aliento, motivo más que suficiente, por tanto, para no estar ´´desalentados´´.
En la misma línea que Isaías-y siguiendo un camino que en ningún momento pierde de vista que la máxima realización psíquica es alcanzar una serena alegría- Jesús nos dice: ´´Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido´´ Juan 16: 24. ( * ).Al analizar la frase palabra a palabra y en la versión hebrea nos topamos con rasgos que son, de por sí, definitorios de lo que ese gozo cumplido debe ser. En primer lugar asombra que la traducción griega o latina omita la palabra nafshejem, que significa vuestras almas, de donde el goce del que se habla no es necesariamente algo que concierna a los sentidos sino a la luz que los alumbra. Luego hallamos la palabra timalé , se llenará o colmará, y por fin la palabra simjáh o alegría. De manera que son nuestras almas las que a través del nombres sagrados, y por la fuerza de las palabras, descubren el modo de nutrirse de gozo.
En la voz timalé , colmar, descubrimos otros dos conceptos: mal , volver al buen camino, enderezar el rumbo y purificar, y por fin ta ,la célula. Así, pues, que debemos creer en el valor purificador del lenguaje, sobre todo si viene de quien viene. De hecho toda sabiduría auténtica apunta al núcleo celular para reordenar su mensaje y conducir, regenerándola, la experiencia viviente hacia el gozo. Al mismo tiempo, y en otro núcleo, el de la alegría-y no podía ser menos-arde el sol, jamáh de su nombre o shem . Esa es también la razón por la que el naranja y el amarillo epitomizan la alegría y son colores que gustan tanto a los niños. Están, ambos, muy cerca del centro del espectro o hacia la mitad justa del arco iris.
Mario Satz
( *) Es maravilloso que en un pasaje del Exodo 20:23 leamos : ´´Iré hacia quien evoque mi nombre ( shmí , ym$ )
y que más tarde, ya en el período evangélico, en Juan 16: 24 leamos que Jesús sostiene: ´´cuanto pidiereis al Padre en mi nombre ( shmí, ym$ ), os lo dará´´, evidenciando así la continuidad que se nos muestra una vez más cifrada en un código, la Kábala, a partir del cual parecen rehacerse una y otra vez las redes de la comprensión. Por otra parte, y dado que el valor numérico de shmí ( ym$ = 350 = ryps) equivale al de zafir, zafiro, y ¡sabemos por tradición oral que la Enseñanza fue dada en tablas de esa piedra preciosa!, quien ve regocijada su alma por el nombre y las palabras de la Biblia vislumbra, al fin, el más claro y delicioso color del cielo.
El gózo espiritual, es indisociable con la sensacion de «plenitud» algo intangible en términos convencionales, pero en cambio muy real para quienes la experimentan en si … La vivencia de la fé, produce en nosotros un acercamiento a D- y por ende un «conocimiento» personalizado de los Atributos que teologicamente reconocemos en ÉL, tales como la Misericórdia, la Paciencia, la Fidelidad y una fuente inagotable de «Paz» intérior … Esa particular e «intima» relacion, es aquella a la que nos invita El Eterno, en la Persona de Yeshuá (Jesus) la cual desborda ampliamente los contornos atribuidos desde siempre al ámbito «religioso» para adentrarse en los mistérios no revelados que envuelven a la Deidad, y aquellos que anidan en el álma humana, y ésta anhela descubrir … recibir al «Señor» en espiritu y por fé, hace posible el tránsito hacia una dimension espiritual plena y fécunda …