Por Israel


Defendemos un ideal no a un gobierno
Síguenos en Facebook Twitter Twitter YouTube RSS Feed
| viernes noviembre 22, 2024

Los tres hijos de Shimon Peres se despidieron de él con palabras de amor y añoranza

Los tres hijos de Shimon Peres, Tzvia, Yoni y Hemi, dirigieron la palabra y se despidieron, no sólo del politico y estadista, sino del padre. Los tres describieron al hombre, en sus aspectos más personales, y destacaron el amor hacia su familia y a todos aquellos que a lo largo de los años se unieron a la familia.


Yoni Peres: “Era demasiado joven para morir”

Tanto se ha dicho y escrito sobre este gran hombre – Shimon Peres, estadista, intelectual y visionario. Las palabras no pueden describir adecuadamente lo que hizo por el Estado de Israel, el pueblo judío y la humanidad. Sin embargo, hoy me gustaría decir adiós a mi padre.
Nací y crecí en una realidad muy diferente a la actual.

Israel era un país pequeño, los jóvenes se enfrentaban a desafíos formidables. Es por ello que mi padre decidió dedicar su vida al país y su gente. Mi hermana, mi hermano y yo fuimos criados con gran devoción por nuestra querida madre, Sonia, de bendita memoria.

Cuando era niño, tuve el privilegio de observar y escuchar con asombro sus conversaciones con escritores, poetas, artistas e intelectuales.  A pesar de los muchos obstáculos y dificultades en el camino, perseveró y logró grandes cosas.

Mi padre consideraba tímido, a pesar de que siempre estuvo en el centro de las miradas. Debo haber heredado ese rasgo de él. Tuvimos un vínculo profundo y especial. A pesar de sus muchas ausencias, él siempre tuvo una amorosa preoocupación por nosotros, incluso a grandes distancias. Él me ayudó en tiempos difíciles, y yo traté de estar a su lado también en los momentos difíciles, para ayudarlo a pesar de que tenía enormes reservas de fuerza interior.

Mi padre era muy sensible y cuidadoso hacia todas las personas. No estaba dominado por su ego, trataba a todos de igual a igual y siempre estaba atento, interesado y daba su apoyo.

Amaba a su familia, y a todos los nuevos miembros que se unieron a nosotros.

En los últimos años, recibió el amor de millones de personas en Israel y el mundo. Qué increíble era ver eso. Cuando se le preguntó qué le gustaría que se inscribiera sobre su lápida después de su muerte, dijo, sin dudar, “Era demasiado joven para morir.”

De hecho, mi querido padre, así es como me siento: nos dejaste antes de tiempo. Hay muchas más cosas que podías haber hecho.

Me despido de tí con amor y añoranza. Descansa en paz.

Tzvia Walden: “Te has ganado un merecido descanso”

Mi padre tuvo una vida larga y buena. Hoy, debo despedir a dos personas: Su Excelencia Shimon Peres, Señor Presidente. Y digo adiós al hombre al que mi madre apodó Buzhik, y yo llamé padre, abuelo y bisabuelo.

El primero fue Peres del estado, de la gente, el ciudadano del mundo. Otros se despedirán de ese Peres. Yo voy a compartir algunos momentos privados.

El mundo recordará al Peres que nunca se detuvo, que siguió adelante a pesar de los obstáculos y a pesra de las caídas a lo largo del camino.

Yo lo recuerdo durante el año pasado en las cenas de viernes por la noche en nuestra casa, cuando él era el primero en levantarse para el Kidush, sosteniendo el libro con las canciones de Shabat impresas en letras minúsculas, tratando de distinguir las letras de las canciones a través de las lentes gruesas, sin saltearse nunca una palabra, cantando con todas sus fuerzas.

Él fue descrito por la gente como un gran negociador, como alguien que siempre encontraba la manera de conseguir lo que quería.

Para mí era un hombre joven que utilizaba sus habilidades creativas para hacernos comer. El que nos cortaba los sándwiches en triángulos y rombos. “Prueba esto. Es un sándwich de Birmania”. Mi padre utilizaba todas sus capacidades creativas, y todos los trucos de la negociación para tentarnos a abrir la boca, comer y crecer.

A ojos del público que será recordado como alguien que cenaba con reyes.

Me acuerdo de él en la mesa de un restaurante francés, cuando me dijo al oído, “está muy rico, pero nada se compara con la ensalada de su madre”. Para él, los pepinos y los tomates de Israel eran los mejores manjares.

Hubo quienes lo consideraban un aventurero, alguien que se apresuraba a adoptar todas las innovaciones. Pero cuando me casé y decidí tomar el nombre Walden, le tomó casi un año hacerse a la idea. Cada vez que yo llegaba a casa él decía: Sonia, mira quién está aquí, la señora Walden”. Contento con su ocurrencia, como un niño.

Mi padre será recordado como un hombre elegante y bien vestido, siempre bien peinado, que siempre llevaba un pequeño peine del bolsillo para alisarse el cabello.

En casa, él estaba ordenando los libros en los estantes, estaba vestido sólo con pantalones cortos de color caqui y una camiseta. De pronto, se escuchó un golpe en la puerta. Está bien, dije, es Rafi. Pero siendo el caballero completo que era, corrió a la habitación a ponerse una camisa.

Mucho se ha dicho acerca de su tolerancia y paciencia infinita. Se podia medir como muy extensa en una línea de tiempo de dos mil años de historia de la nación, pero en nanosegundos cuando esperaba que un texto saliera de la impresora. Estaba preparado con sus nuevas correcciones incluso antes de que se secara la tinta. Un día después de prestarme un libro, se sorprendía al escuchar que aún no había terminado de leerlo.

Mi padre tuvo una vida larga y buena.

Y todos esos años él era un hombre enamorado. Enamorado de Sonia. Justamente estábamos a punto de inaugurar el “Centro Sonia”, una casa para niños en la Aldea Juvenil Ben Shemen, donde se conocieron y se enamoraron.

Mi madre creía que todas las injusticias en el mundo se podían corregir y siempre estaba allí para escuchar, apoyar y ayudar. Mi padre admiraba este rasgo en ella.

Mi padre tuvo una vida larga y buena.

Y todos esos años, él fue un hombre enamorado:

Enamorado de su familia, del pueblo de Israel, del Estado de Israel,

Un hombre que amaba la vida en el presente y se había enamorado de la promesa del futuro.

Mi padre, tú eras un amante de la vida, que se erigió como un león para cumplir su misión.

Durante mucho tiempo, he tratado de ponerme al día contigo.

Pero ahora, presta atención y haz caso a mis palabras de amor: te has ganado un merecido descanso.

Chemi Peres: “Si sólo pudieras ver todo este amor por un momento fugaz”

Mi amado padre:

Hoy te acompaño en tu último viaje, a tu descanso eterno, en el cementerio nacional en el Monte Herzl, llamado así por el visionario del Estado.

En uno de tus muchos libros, acompañabas a Herzl en un maravilloso viaje imaginario a una nueva tierra. Tuviste el privilegio de ser uno de los padres fundadores de Israel. Como de hecho fuiste, toda tu vida: un visionario, un pionero, un hacedor, que hizo que sus sueños se hicieran realidad.

Mantuviste la promesa hecha a tu querido abuelo, cuando te despediste de él en el camino a la tierra de Israel. Nunca olvidaste qué significa ser judío. Y yo te prometo que tampoco lo hare. Nadie puede continuar tu camino en tu lugar, pero muchos siguen tus pasos, cada uno de acuerdo con sus propias ideas. Y yo soy uno de ellos, lo mejor que puedo.

Tuve el gran privilegio de ser uno de sus tres hijos, y el padre de tres de sus nietos: Nadav, Guy y Yael. Somos los hijos y nietos tuyos y del amor de su vida, nuestra amada madre, Sonia.

Tus palabras de despedida de ella cuando nos dejó están grabadas en nuestros corazones: “Me enamoré de ti el día que nos conocimos, te amaré hasta mi último día en la tierra.” Tu amor fue el primer y más grande regalo que me diste, a mí, a mi esposa Guila y nuestros tres hijos. He llevado conmigo el amor que tanto me inculcaron desde el día en que nací, al igual que mi esposa e hijos, para siempre.

En los últimos diez años de su vida, como Presidente del Estado de Israel y presidente del Centro Peres para la Paz, nuestra familia se acercó más que nunca. En esos años estuviste rodeado por un amor sin límites, como nunca antes. Si sólo pudieras ver ahora, por un momento fugaz todo el amor hacia ti que se expresa hoy aquí. Cuánto te emocionarías, y cuánto agradecerías a todos aquellos que vinieron, desde lejos y cerca.

Siempre preferiste las opciones que ofrecía la imaginación antes que aferrarte a los recuerdos del pasado. El legado que nos dejas es el mundo del mañana. Te dije en vida que te amaba. Pero no sabía cuánto. Sólo el dolor de la pérdida y el dolor de la separación me han ayudado a comprender. Adiós mi maestro y mentor. Adiós amado padre y abuelo. Seguiremos por el camino de la luz que nos dejaste.

 
Comentarios

Dios se equivoco,deberia haber hecho al hombre que escuchara o sintiera el amor de la gente después de su muerte .-Que descanse en paz, se lo tiene mas que merecido.-

Deja un comentario

Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.

¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.