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| jueves marzo 28, 2024

Nonie Darwish. La «Primavera Árabe» de Estados Unidos


 

[El primer discurso importante presidencial de Obama, el 4 de junio de 2009, tuvo lugar en El Cairo ante un gran número de sheikhs islámicos y miembros de la Hermandad Musulmana. Fueron fortalecidos y legitimados por Obama. Hosni Mubarak, un despreciado presidente egipcio, no asistió; así, con la bendición de Estados Unidos, comenzó el ascenso al poder de la Hermandad Musulmana en Egipto. (Fuente de la imagen: Casa Blanca)]

Traducido para porisael.org por José Blumenfeld

El Presidente Obama parece haber dicho que si todos estos dictadores seculares pudieran ser derribados, florecería una magnífica Primavera Árabe. Este fue, parece, precisamente el objetivo de la Hermandad Musulmana: lograr la ayuda de Estados Unidos para derrocar a las dictaduras – entonces mayormente militares y seculares – pero para luego reemplazarlas por ellos mismas, los islamistas.

Después de que Egipto derribara a la Hermandad Musulmana, el objetivo de establecer el Califato Islámico en Egipto simplemente se trasladó a Siria, la única nación árabe donde un líder musulmán secular había sobrevivido a la Primavera Árabe.

La promoción del Islam también parece haber sido un factor importante en la ecuación de Obama para Estados Unidos. La Secretaria de Estado, Hillary Clinton, siguió el ejemplo, organizando varias conferencias a puerta cerrada sobre «Difamación de la Religión», para suprimir la libertad de expresión y criminalizar internacionalmente cualquier crítica al Islam con multas y prisión. Ella prefirió culpar al terrorismo por la falta de libertad de expresión, en lugar de a los violentos dogmas del Islam.

Esta escalada de la subversión debería ser razón suficiente para que todos los países democráticos occidentales se separen permanentemente de las Naciones Unidas. Su historia de corrupción no es nueva ni sorprendente, o que está operada por un antidemocrático «club de dictadores» cuyos intereses son opuestos a los nuestros.

Los objetivos del Presidente de EE.UU., Barack Obama, en Medio Oriente terminaron con la mayoría de los gobiernos de los líderes árabes «seculares» en la zona. Sus puntos de vista pudieron haber provenido, en parte por lo menos, de la propaganda sobre por qué los pueblos musulmanes, supuestamente, carecían de libertad allí. Obama parece haber dicho que si todos estos dictadores seculares pudieran ser derribados, florecería una magnífica Primavera Árabe.

Este fue, parece, precisamente el objetivo de la Hermandad Musulmana: lograr la ayuda de Estados Unidos para derrocar a las dictaduras – entonces mayormente militares y seculares – pero para luego reemplazarlas por ellos mismas, los islamistas.

Los objetivos de la Hermandad Musulmana estaban en sintonía con los objetivos de Obama en Medio Oriente. El primer discurso presidencial de Obama tuvo lugar en El Cairo ante un gran número de sheikhs islámicos y miembros de la Hermandad Musulmana. Fueron fortalecidos y legitimados por Obama. Hosni Mubarak, un despreciado presidente egipcio, no asistió; así, con la bendición de Estados Unidos, comenzó la ascensión al poder de la Hermandad Musulmana en Egipto.

Hoy en día, los egipcios comunes vinculan la ascendencia de la Hermandad Musulmana directamente con la administración Obama. El Cairo estuvo a punto de convertirse en la capital del nuevo Califato Islámico si no fuera porque millones de egipcios, después de un año, salieron a las calles para evitarlo.

El gobierno de Obama no parecía feliz con la contrarrevolución y el ascenso al poder del actual presidente de Egipto, el General Abdel Fattah al-Sisi, y comenzó a hacer todo lo posible para impedirlo.

Egipto estaba de nuevo en la plaza uno: una dictadura militar, que una vez convenció a Occidente, era la causa de su opresión.

La aventura de la «Primavera Árabe» de Estados Unidos – derrocar a los dictadores seculares para lograr democracias – no funcionó exactamente como estaba planeado. Llevar la libertad y la democracia a Medio Oriente falló miserablemente, pero la tiranía del Califato, que había sido el objetivo de la Hermandad Musulmana desde el principio, se estaba construyendo. Después de que Egipto derribó a la Hermandad Musulmana, el objetivo de establecer el Califato Islámico en Egipto, simplemente se trasladó a Siria, la única nación árabe donde un líder musulmán secular había sobrevivido a la Primavera Árabe.

La promoción del Islam también parece haber sido un factor importante en la ecuación de Obama. Antes de que Obama comenzara a implementar su promesa de «cambiar a Estados Unidos tal como lo conocemos», primero tenía que cambiar al Medio Oriente tal como lo conocían. Muchos de los cambios que presidió estaban en armonía con los objetivos de la Hermandad Musulmana. Su lema es: «Allah es nuestro objetivo, el Profeta es nuestro líder, el Corán es nuestra ley, la Jihad es nuestro camino, morir en el camino de Allah es nuestra mayor esperanza».

Pero aunque la Hermandad Musulmana ha sido hecha ilegal en Egipto, el gobierno de Obama todavía se niega a calificar a la Hermandad Musulmana como una organización terrorista. Bajo Obama, el Islam se hizo intocable, cerrado a cualquier tipo de crítica. Incluso afirmó que «el Islam se ha entretejido en la tela de nuestro país desde su fundación».

La Secretaria de Estado, Hillary Clinton, siguió el ejemplo, organizando varias conferencias a puerta cerrada sobre «Difamación de la Religión», para suprimir la libertad de expresión y criminalizar internacionalmente cualquier crítica al Islam con multas y prisión.

Incluso, en un reciente debate, Clinton declaró: «El Islam siempre fue parte de la historia de Estados Unidos – incluso desde la Guerra Revolucionaria»

Ella prefirió culpar al terrorismo por la falta de libertad de expresión, en lugar de a los violentos dogmas del Islam.

Sólo una persona de Medio Oriente podría comprender el inmenso valor de tal regalo para los objetivos de los jihadistas islámicos en Estados Unidos.

Es lamentable que muchos estadounidenses, aparentemente, todavía no saben que los islamistas reescriben la historia para afirmar que toda tierra que desean conquistar fue originalmente islámica o fundada por musulmanes – aunque históricamente el Islam no existió hasta el siglo VIIº, cientos de años después del judaísmo y el cristianismo.

Hoy en día, los musulmanes han reescrito sus libros de historia para afirmar que los musulmanes construyeron originalmente los antiguos sitios bíblicos judíos, y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se ha inclinado ante los deseos de Qatar y la Organización de Cooperación Islámica (OIC) – un bloque de 56 naciones islámicas más «Palestina» – para respaldar esta ficción. La UNESCO aprobó recientemente resoluciones que declaran, obscenamente, sitios islámicos a antiguos monumentos bíblicos judíos, como la Cueva de los Patriarcas de Hebrón, la Tumba de Raquel en Belén y el Monte del Templo de Jerusalén, sede de los grandes Templos Judíos…

¿Qué país será el próximo? Esta escalada de la subversión debería ser razón suficiente para que todos los países democráticos occidentales se separen permanentemente de las Naciones Unidas. Su historia de corrupción no es nueva ni sorprendente, o que está operada por un antidemocrático «club de dictadores» cuyos intereses son opuestos a los nuestros.

Los jihadistas de hoy declaran que también tienen un reclamo sobre Italia, Grecia y España – y ahora Estados Unidos. Obama y Hillary Clinton, en realidad, sólo consolidaron tales afirmaciones para futuros libros de historia musulmanes sobre quién realmente construyó Estados Unidos.

Los estadounidenses tienen una opción: pueden seguir fortaleciendo el Islam y ayudar a los musulmanes extremistas a infiltrarse en el sistema estadounidense -incluso hay una resolución en la Cámara de Representantes para bloquear todas las críticas al Islam – o pueden terminar el juego del actual gobierno, que parece empeñado en cambiar a Estados Unidos para siempre, permitiendo el fortalecimiento mundial del Islam. Pueden continuar la revolución islamista de la «Primavera Árabe» para cambiar a «Estados Unidos tal como lo conocemos» o preservar las libertades de la república estadounidense.

Recientemente ha quedado claro, a través de WikiLeaks, que el sistema estadounidense está efectivamente manipulado y que Washington DC se ha convertido en un pantano; o más exactamente un pantano de “Primavera Árabe».

Egipto, en una escala mucho más pequeña, tuvo que enfrentar tal opción en 2012-13, entre vivir bajo los valores de la Hermandad Musulmana o vivir bajo una pizca de esperanza para una democracia, que el Islam, bajo sus leyes, nunca puede permitir.

Tanto los egipcios como Occidente necesitan entender profundamente que la ley islámica, la sharia, no permite otra cosa que un gobierno islámico bajo el gobierno de la ley islámica. En consecuencia, sólo la fuerza militar puede oponerse a la tiranía de la sharia. La Hermandad Musulmana había demostrado una vez más que la única salida de las teocracias islámicas es a través de dictaduras militares.

Una colisión frontal sobre el futuro de Estados Unidos está en curso. Muchos estadounidenses todavía no entienden la magnitud de lo que está en juego, pero muchos islamistas sí lo entienden: al acecho, esperando volver a su incipiente califato.

***Nonie Darwish, una experta en Medio Oriente, es la escritora de Completamente Diferente: ¿Por Qué Elegí los Valores Bíblicos sobre los Valores Islámicos?

 

https://www.gatestoneinstitute.org/9245/america-arab-spring

 

 
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