Un inusitado abrazo en la Knesset, o Parlamento israelí, durante una reciente ceremonia en homenaje a miembros de organizaciones de primeros auxilios y de equipos de búsqueda y rescate provocó un atronador aplauso.
El parlamentario Yehudah Glick, que fue víctima de un atentado a manos de un árabe hace dos años, subió espontáneamente al podio para abrazarse con Kabahah Muawhiya, un voluntario árabe que presta sus servicios de técnico médico en United Hatzalah de Israel, una organización de servicios de emergencias.
“United Hatzalah no es sólo un servicio de primeros auxilios en emergencias y ayuda médica, pero lo que la hace diferente es que está uniendo a gente de diferentes ámbitos y religiones”, dijo Muawhiya frente a los parlamentarios. “Es la unión de gentes y de corazones”.
Mucha gente se sorprende al saber que hay árabes que son voluntarios y que trabajan en organizaciones de respuesta a emergencias como la Estrella de David Roja (MDA en sus siglas en inglés); ZAKA; y United Hatzalah.
Para los socorristas es apenas natural que representantes de todos los grupos de la población de Israel quieran cooperar para salvar vidas.
“Llego al lugar a tratar a personas que están heridas, y no importa si son árabes o judíos”, dijo Khaled Rishek, voluntario médico de United Hatzalah a ISRAEL21c. “Me da mucha satisfacción”.
Rishek y Muawhiya se cuentan entre los 300 musulmanes, drusos y cristianos que prestan servicios como voluntarios médicos, paramédicos y doctores en United Hatzalah, de un total de 3.000 personas que responden a llamadas pidiendo ayuda en sus propios barrios.
Después de 10 años en United Hatzalah, Rishek ha hecho amistad con muchos de los voluntarios judíos de Jerusalén. En la calle donde vive, situada sobre lo que fuera la frontera que dividía a Jordania y a Israel, hay árabes de un lado y judíos del otro. Ha trabajado durante varios años con la International YMCA, en Jerusalén, una organización cultural, “que también es ejemplo de coexistencia”.
“Khaled es uno de nuestros voluntarios más activos”, dijo el fundador de United Hatzalah, Eli Beer, quien en 2013 compartió un premio de $10.000 dólares con el coordinador de la organización, Murad Alyan, que es árabe.
“Nuestros voluntarios [árabes] luchan por salvar vidas de gente en sus barrios que han sufrido ataques al corazón o tenido accidentes de tráfico”, dijo Beer a ISRAEL21c. “Les gusta lo que hacen y se sienten privilegiados por hacerlo. Cuando uno lleva puesta la chaqueta [de la organización], es un héroe y la gente lo busca en busca de ayuda”.
Como hermanos
Durante una oleada de ataques terroristas el año pasado, un equipo de la MDA formado por Yisrael Arbus y Haggai Bar-Tov, judíos, y Fadi Dikdik, de Shuafat, un barrio árabe en Jerusalén, le comentó a un periodista del diario Yedioth Ahronoth: “Somos como hermanos”.
Dikdik está a cargo de la zona oriental de Jerusalén que cubre la organización y habla árabe, hebreo, inglés, idish y ruso. Ha trabajado para la MDA durante 12 años y recluta adolescentes de Shuafat para cursos de primeros auxilios.
En agosto de 2015, Ziad Dawiyat, que es paramédico de la organización, respondió la llamada de una madre en Jerusalén que estaba a punto de dar a luz. En octubre del 2014 llevó al hospital, herido de muerte a causa de un ataque terrorista, al hijo de la misma mujer.
ZAKA, que recoge los cuerpos de víctimas de accidentes y crímenes violentos y organiza misiones de búsqueda y rescate en el país y el resto del mundo, entrena a voluntarios beduinos, musulmanes y drusos para que presten servicios en los lugares donde viven.
“Me llena de fe y orgullo que dependan de mí”, le dijo el sheikh Jaffal Abu Sabet, líder de la unidad musulmana de ZAKA en el Negev, a un periodista de la Jewish Telegraphic Agency. “Al final todos somos personas —judíos, musulmanes y cristianos— y todos merecen recibir los cuidados del mismo modo”.
Yossi Fraenkel, subcomandante de ZAKA en Jerusalén, jefe de operaciones de la Unidad de Rescate de ZAKA International, voluntario paramédico en la MDA y de la Policía y ex capellán en la Policía de Nueva York, dijo que es “un gran honor formar parte de una organización tan diversa. No vemos colores o razas, sólo vemos a seres humanos. Estamos a disposición de cualquiera, no importa quién ni dónde”.
ZAKA ofreció un curso de formación para la preparación para desastres en abril en la región del Mar Muerto para voluntarios judíos y palestinos que fue auspiciada por el Ministerio para la Cooperación Regional, en colaboración con la organización de voluntariado Green Land Society for Health Development.
“Los desastres naturales no diferencian entre personas, [sino que] afectan a todo el mundo”, dijo el director de ésta, el doctor Akram Amro. “Por tanto, nosotros también, como residentes en esta región, debemos unirnos para ayudar a los demás, sin importar religión o nacionalidad”.
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