Terra Incognita

El 8 de noviembre el mundo entró en estado de shock. Contra todas las previsiones, contra todos los pronósticos, Donald Trump, el magnate devenido en paracaidista político, ganaba las elecciones en EEUU, derrotando a Hillary Clinton, la veterana política, ex Primera Dama, ex Secretaria de Estado.

Muchos son los factores que llevaron a este resultado. Una política internacional errática, de la cual fue parte Hillary, que condujo a la caída de gobiernos amigos, al fortalecimiento de la posición de Rusia en el mundo, especialmente en Medio Oriente, y al surgimiento de movimientos jihadistas como el ISIS; acusaciones de corrupción y mentiras. Por el otro lado Trump prometía lo que todos los ciudadanos de USA querían oír: basta de inmigrantes ilegales que ocupaban puestos de trabajo por salarios inferiores a los que recibía un ciudadano legal, basta de enviar tropas al exterior para sacar las castañas del fuego a los europeos.

Y Trump triunfó.

Y acá comienzan las especulaciones. Los gobiernos de América Latina, especialmente aquellos gobernados por regímenes populistas miran con incertidumbre el futuro, sobre todo México, que teme que Trump cumpla la promesa de levantar un muro fronterizo, lo que provocaría fricciones entre los dos estados (no nos olvidemos que el principal cliente comercial de México es EEUU) y Cuba que ya ve desmoronarse los acuerdos alcanzados con la administración Obama para normalizar las relaciones diplomáticas y comerciales.

Los europeos ven desmoronarse la OTAN, con todo lo que ello significa. Mientras Putin ya imagina un nuevo aliado con quien repartirse el mundo.

En Medio Oriente el panorama es más complejo. Irán sabe que Trump va a anular el acuerdo alcanzado con EEUU, alegando el incumplimiento por parte de la República Islámica del mismo, lo que pondrá fin al proyecto geopolítico iraní de dominar el Medio Oriente. Los palestinos ya están amenazando con perseguir a EEUU en la ONU si traslada la embajada a Jerusalén, lo que puede resultar en el corte de la ayuda que hasta ahora reciben de EEUU. El gobierno egipcio, si bien se apoya en Rusia, coquetea con Trump. En Israel el entusiasmo de los primeros días se transformó en una cautelosa expectativa, pues si bien muchos de los miembros del gabinete de Trump son conocidos por su apoyo a Israel, también son conocidos por ser partidarios de una política realista.

En el Extremo Oriente el dictador de Corea del Norte ya está amenazando con un ataque nuclear. Dejando de lado lo absurdo de esa amenaza (no se puede comparar su poderío con el de USA). China busca tejer una alianza con la nueva administración, y eso no parece del todo imposible, dado que Trump antes que nada es un empresario y ve las oportunidades comerciales que encarna un mercado de 1.300 millones de posibles clientes.

Pero como dije más arriba. Son todas especulaciones. Una vez que Trump asuma se va a develar el misterio. Pero por ahora el nuevo gobierno es terra incognita.