El reciente atentado con camión de Jerusalén puede aparentemente recordar a los que tuvieron lugar en Niza y Berlín, pero hay con ellos una diferencia que me resulta esencial. En los casos europeos, los terroristas sabían que sus objetivos (las personas a atropellar) estaban allí esperándoles, concentrados contemplando los fuegos de artificio en la playa o atestando el mercadillo navideño. Sin embargo, el atentado de Jerusalén no pudo ser planificado; el conductor del camión no podía saber ni cuándo ni dónde exactamente surgiría la oportunidad de un atropello masivo. Desconocía si el autobús detrás del que circulaba se detendría y quiénes descenderían de él, si árabes, turistas o soldados (como fue el caso). Mi hipótesis es que hacía tiempo que había tomado la decisión de inmolarse y dejar huérfanos a sus cuatro hijos (a una de las cuales había dicho, tal como ha trascendido, que nunca podría quererla tanto como a la yihad), a sabiendas que las represalias contra su familia que pudiera tomar el gobierno posteriormente serían ampliamente recompensadas con ayudas económicas y prestigio por parte de las autoridades palestinas que lo considerarían un “héroe de la resistencia”.
Imaginémoslo en los instantes previos, exaltado en la cabina del camión, invocando a poderes divinos para justificar la atrocidad a punto de acometer, con la única misión de causar dolor, ya que sabe perfectamente que no va a lograr avanzar ni un milímetro su propósito de difundir universalmente la “verdad” de su fe. Las orejeras del odio sólo le dejan maniobrar para buscar las presas más codiciadas y arrebatarles su principal don, la vida, como brazo ejecutor y robotizado de su auténtico progenitor: la muerte. Ben mavet.
Director de Radio Sefarad
Reitero lo ya dicho : excelente la traducción de los diálogos al español. He visto la primera temporada: tiene fecha de inicio la segunda?