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Luego de la revelación en el Monte Sinaí, Di-s dicta una serie de leyes al Pueblo de Israel. Estas incluyen las leyes de sirvientes; las penas por asesinato, secuestro, asalto y robo; penas civiles por daños, las leyes sobre prestamos, las responsabilidades de los «Cuatro guardianes»; y las reglas que gobiernan la conducta de la justicia en las cortes.
También son dadas leyes advirtiendo contra el maltrato a extranjeros; la observancia de las festividades en las diferentes estaciones y las leyes de las ofrendas agrícolas que debían ser llevadas al Templo en Jerusalén; la prohibición de cocinar carne con leche; el precepto de rezar. En total, la sección Mishpatím contiene 53 preceptos – 23 positivos (que implican hacer algo) y 30 negativos (que implican prohibiciones).
Di-s promete traer al Pueblo de Israel a la Tierra Santa y le advierte que no siga las costumbres paganas de los habitantes de la misma.
El Pueblo Judío proclama: «Haremos y escucharemos» todo lo que Di-s nos manda. Dejando a Aarón y Jur a cargo del campamento israelita, Moshe asciende al Monte Sinaí y permanece allí por cuarenta días y cuarenta noches para recibir la Torá de Di-s.
LO IMPORTANTE ES LA ACCIÓN
¿Qué es más importante? ¿Estudiar las leyes de Shabat o cuidar el Shabat? ¿Estudiar las leyes que rigen los préstamos o ayudar al prójimo con un préstamo? ¿Estudiar… o hacer? De la respuesta de nuestros antepasados aprendemos que lo importante es la acción. Para aprender siempre vamos a tener tiempo, pero no perdamos la ocasión de hacer, pues quizás no tengamos otra oportunidad de realizar una mitzvá determinada.
Shekalim
«Parashat Shekalim» es la primera de las cuatro lecturas especiales agregadas durante o inmediatamente antes del mes de Adar (las otras tres son Zajor, Pará y HaJodesh).
Cuando el Santo Templo estaba en Jerusalén, cada judío contribuía con medio shekel anual para el Templo. Los fondos recaudados eran usados en un principio para adquirir ganado para los sacrificios comunales. El dinero sobrante era usado para varios propósitos comunales, incluyendo proveer los salarios de los jueces y el mantenimiento del Templo, sus utensilios y las murallas de la ciudad. Este impuesto anual, conocido como el Majatzit Hashekel debía entregarse el 1 de Nisan. Un mes antes, el 1 de Adar, los tribunales comenzaban a enviar recordatorios sobre esta obligación bíblica. En conmemoración, la lectura de la Torá del Shabat que cae en o antes de Adar es complementada con los versículos (Éxodo 30:11-16) que relatan el mandamiento de Di-s a Moisés con respecto a la primera entrega del medio shekel.
La haftará de Shekalim (II Reyes 11:17-12:17) continúa con el mismo tema, discutiendo los esfuerzos del Rey Jehoash (siglo 9 AEC) para destinar fondos para el mantenimiento del primer Templo Santo. (Nosotros también damos un medio shekel conmemorativo para caridad —en el Ayuno de Ester).
La lectura de Shekalim también está relacionada con la próxima festividad de Purim. De acuerdo con el Talmud, el decreto de Haman fue evitado en mérito a la mitzvá de majatzit hashekel.
Compromiso Incondicional
[El pueblo] respondió “Haremos y aprenderemos todo lo que Di-s ha hablado.” Exodo 24:7
Al decir “haremos” antes de “aprenderemos”, el pueblo judío declaró que estaba preparado para cumplir la voluntad de Di-s incondicionalmente, aceptando Sus mandamientos incluso antes de saber de qué se trataban. Es aún bajo la condición de este compromiso que Di-s continúa “dándonos la Torá” hoy, es decir, revelándose a Sí mismo y Su voluntad a nosotros mientras estudiamos la Torá y cumplimos con sus mandamientos.
El pensamiento convencional puede considerar irracional comprometerse a un contrato antes de que se establezcan los términos del mismo. Y de hecho podemos conectarnos a Di-s como Él se revela a Sí mismo dentro de la creación sin primero comprometernos a hacer cualquier cosa que Él quiera. Pero la única forma de conectarnos con Di-s Mismo – es decir, tal como está, más allá de la creación y la racionalidad – es elevándonos de la misma forma por encima de los límites de la racionalidad. Por lo tanto, hoy en día, tal como cuando la Torá fue dada por primera vez, la forma de conectarnos con Di-s Mismo es comprometiéndonos para con Su Torá de una manera incondicional. (www.es.chabad.org)
Esclavitud
Por Aron Moss
Pregunta:
Si Di-s creó al hombre libre, ¿por qué la Torá permitió a los judíos que tengan esclavos?
Respuesta:
En los tiempos del patriarca Abraham, la esclavitud era común. Aún Abraham tenía esclavos, pero eran como miembros de la casa. Luego que los judíos sintieron la amarga experiencia de la esclavitud en Egipto, jamás impondrían semejante destino a cualquier otro ser humano. La Torá prescribió severas leyes para la protección de los esclavos. Tantas eran las obligaciones impuestas al amo, que hay un dicho: «Aquel que compra un esclavo, adquiere un patrón para sí mismo». La esclavitud a la cual se refiere la Torá es muy diferente al concepto de esclavitud que conocemos. Hay una serie de leyes sobre como debe ser tratado un esclavo, muchas de las cuáles establece que, sus necesidades deben ser suplidas antes del dueño. Por ejemplo: la persona que tuviera una sola almohada debía entregársela al esclavo para dormir; el esclavo debería descansar en el Shabat; debería recibir una cuantía en valores o bienes cuando partiera en libertad, etc.
La posibilidad de un judío volverse esclavo surgía en el caso de robo, cuando el ladrón no pudiera restituir el bien robado. El tribunal podía entonces venderlo como esclavo. Otra posibilidad podía ocurrir cuando un pobre se vendiera voluntariamente como esclavo para pagar una deuda con su trabajo. Esta era justamente una forma de regeneración: en vez de ser mandado hacia la prisión, el ladrón era vendido como esclavo para que de esta forma conviviera con su dueño, notara su error y aprendiera a vivir una vida honesta. En cada uno de esos casos, cuando llegaba el año sabático – cada 7 años -, el «esclavo» tenía que ser liberado. Si no deseaba partir en libertad, sino permanecer en la casa de su amo, su oreja debería ser perforada. ¿Por qué? Explican nuestros Sabios: aquella oreja que oyó los Diez mandamientos y sabe que su Único Señor es Di-s, pero aún así desea continuar sumisa a un hombre de carne y hueso, debe ser perforada. De aquí vemos, según la Torá, que la esclavitud no es el estado natural del hombre. (www.es.chabad.org)
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