Israel, 24 de abril de 2017, 10 de la mañana. Un día gris. De pronto todo se inmoviliza durante 2 minutos, mientras el ulular desgarrador de la sirena se oye de un extremo al otro del país, recordando a nuestros seis millones de mártires asesinados por los nazis y sus cómplices.
Y esa sirena es el llanto de un millón y medio de niños que murieron sin haber llegado a vivir.
Y esa sirena es Ana Frank, que nunca pudo concluir su diario.
Y esa sirena es Simon Dubnow, que no pudo escribir este último capítulo de la historia del pueblo judío, y es Mordejai Gebirtik gritándonos que el shtetl está ardiendo, y es Ringemblum, cronista de la masacre.
Y esa sirena es Varsovia, Cracovia, Lodz, Vilna, Kovno, Salónica, Rodas.
Y esa sirena es la tierra cubriendo la sangre de miles de víctimas en Baby Yar, Ponar, Rumbula.
Y esa sirena surge de las montañas de cenizas de Treblinka, Sobibor, Majdanek, Chelmno, Auschwitz.
Y esa sirena es mi sangre, derramada seis millones de veces gritando ¡NUNCA MÁS!
Y esa sirena es mi corazón atravesado por seis millones de puñales que proclama ¡NO OLVIDAR, NO PERDONAR!
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.