El Día de la Madre. El Día del Padre. El Día de la Mujer Trabajadora. El día a día de la mujer trabajadora. El Día del Niño, del Dentista, del Torero. El Día del Regalo. El Día del Dinero.
El día de la destrucción del Templo. El día a día desde la destrucción del Templo. El Inicio de Año. Los días del año que empieza. El Día del Arrepentimiento. Los días de pecar sin arrepentirse. Días para recordar el largo cruce del desierto. Semanas, Meses, Años para cruzarlo y renovarse. El Día de Volver a Empezar. Ocho Días de Milagro. El milagro de, un día, tomar el destino en nuestras propias manos. El Día del Renacer de los Árboles. El Día del Renacer de la Identidad Perdida. El Día de Dejarlo Todo, hasta la levadura. El día a día de buscar la libertad y hacerla crecer, sin levaduras ni atajos.
El Día de Nunca Más, de No Olvidarlos y de Volver Otra Vez, para quedarnos en la Ciudad de Para Siempre. Contando los días, menos uno, para llegar al Día de la Ley y desde entonces, contar de siete en siete: día primero, día segundo, día tercero, día cuarto, día quinto, día sexto y Shabat.
La noche que empieza el día. Las tinieblas que preceden a la luz. La noche de Este Mundo y el amanecer del Mundo Venidero. La noche a noche de crecer y multiplicarse. La noche a noche de la creación y la destrucción, de soñar para consolidar el pasado en memoria y arrastrarla hasta la próxima penumbra. La noche a noche de arreglar el mundo para que perdure al menos hasta el amanecer. La Noche de la Esperanza en que no haya sido un sueño.
La Noche del Dolor y el Día del Gozo. La Noche de las Intenciones y el Día de los Hechos. La Noche de Leer el Destino y el Día de reescribirlo. Como una flecha que sale y llega, nunca al revés. Se llama tiempo, y a cada instante se clava en nosotros y nos empuja a algo que suponemos está delante. Noche a Noche. Día a Día.
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