Después de las derrotas militares sufridas en Siria e Irak, el Estado Islámico y sus soldados del Califato se desplazan hacia África. Los muyahidines (yihadistas) del Estado Islámico han lanzado ataques contra cristianos en la República Democrática del Congo, lo que es considerado una campaña terrorista para implantar el Califato en África. Las franjas orientales de la República Democrática del Congo están entre las regiones más anárquicas de la Tierra y, por lo tanto, son tierras fértiles para poder establecerse un Califato Islámico bajo la ley de la Sharía. El 27 de octubre el grupo islamoterrorista Fuerza Democrática Aliada atacó hospital cristiano evangélico Nyankunde durante una serie de múltiples ataques en la República Democrática del Congo en las últimas semanas.
A pesar de las derrotas sufridas. El Estado Islámico continúa reteniendo como esclavas sexuales a miles de mujeres cristianas y yazidíes, todavía mantiene en activo mercados de esclavas en los cuales se venden mujeres y niños cautivos -cristianos y yazidíes-. Estos son vendidos a “respetables” países vecinos musulmanes a través de las fronteras internacionales, como Turquía, Jordania, Arabia Saudita, y la República Islámica de Irán; los compradores son musulmanes de dichos países vecinos, mayormente de Turquía – esclavas sexuales para “honorables” ciudadanos y para burdeles, y los niños esclavos son empleados en la industria textil turca- . Algunas veces una familia cristiana o yazidí es capaz de localizar un ser querido que ha sido vendido como esclavo o esclava sexual, pero el elevado precio con el que es vendido por los muyahidines (yihadistas) imposibilita recuperarlo a la familia.
Abu Bakr Al Baghdadi, Califa del Estado Islámico ha ordenado a sus muyahidines (yihadistas) que se reorganicen en el sur de Libia después de las derrotas sufridas en Irak y Siria. En sus cartas a los líderes del Estado Islámico en Libia, que han sido reveladas recientemente, Al Baghdadi les ordena usar las áreas escarpadas en el sur de Libia para reorganizarse. La derrota del Estado Islámico en tierras de Siria e Irak no significa la desaparición del Estado Islámico. La ideología que subyace en los muyahidines, el salafismo, tiene 14 siglos de historia, y a lo largo de esta ha sufrido cíclicamente victorias, derrotas y victorias. Los muyahidines pueden pasar del Estado Islámico a Al Qaeda, como ocurrió en sentido inverso hace años, o bien crearse nuevos movimientos yihadistas.
El régimen gobernante de la República Islámica de Irán, el yihadismo chiíta, está conquistando partes del territorio sirio particularmente en los escasamente poblados centro y este del país por medio de milicias chiítas, iraquíes, afganas e iraníes, pero principalmente por el Hizbulá libanés. El alauita chiíta Bashar Al-Assad está ganando poder gracias a la brutalidad de la intervención rusa y la sanguinaria crueldad de las milicias chiítas que han superado a la del Estado Islámico, lo que ya es decir, han asesinado a más de medio millón de sirios sunnitas y han hecho huir del país a millones de sirios sunnitas desde que estalló la guerra religiosa intra musulmana en 2011. El régimen de los mulás de Irán ha estado – y está- transfiriendo chiítas de Irak, Irán y Afganistán a Siria con el objetivo de cambiar la composición demográfica y conseguir definitivamente una mayoría chiíta, con el fin de hacer desaparecer la que fue mayoría sunnita hasta el inicio de la guerra.
A medida que Bashar Al-Assad consolide el poder con su limpieza religiosa, los refugiados sunnitas no querrán retornar a Siria, lo que se agravará con la huida de mayor número de sunnitas que intentarán acceder a Europa y Norteamérica. Y aquellos países que absorban más refugiados probablemente vivirán una intensificación del terrorismo islámico al unirse a la ola migratoria sunnita miles de ex combatientes del Estado Islámico y grupos afines, que sentirán aún un mayor odio hacia los estados occidentales “cristianos” por haber tomado parte en la coalición anti- Estado Islámico, por lo que habrán más atentados con armas, explosivos, degüellos y atropellos con vehículos y destrucción de iglesias. Un informe interno de la policía francesa, citado por el Daily Mail, advierte que la nueva propaganda del Estado Islámico está instando a los yihadistas a atacar atracciones turísticas, iglesias y otros “símbolos de la vida occidental” y pide a los “lobos solitarios” que lleven a cabo descarrilamientos de trenes, envenenen los alimentos en los supermercados y provoquen incendios forestales en toda Europa”. The Wall Street Journal Journal ha señalado que el Estado Islámico en Libia está tratando de explotar el flujo migratorio en curso en Europa para llevar a cabo ataques en la región.
Todo ello se agravará con las enormes dificultades de encontrar –y aún menos de generar- trabajo en los países de acogida, por lo que la mayoría de migrantes vivirán en situaciones de marginalidad social y económica, lo que convertirá a los musulmanes jóvenes en presa fácil para los reclutadores yihadistas, que aceptarán la Yihad como “solución” a la sociedad que les acoge, descrita como “decadente, inmoral, ignorante moralmente, débil, frágil, confundida, pervertida y podrida en su núcleo y superada por la promiscuidad, prostitución, alcohol, drogas, materialismo, y corrupción”.
La derrota ideológica del totalitarismo y terrorismo islámico –tanto el sunnita del Estado Islámico, Al-Qaeda y tantas otras organizaciones similares, como el chiíta de la República Islámica de Irán y sus peones como Hizbulá y otros- se producirá cuando se abandone el credo salafista y el radicalismo chiíta por parte de tantos centenares de millones de correligionarios, lo que implicará el cese del apoyo al yihadismo.
Tarea ardua y difícil dado que según los diversos Servicios de Inteligencia el salafismo y el deseo de volver a la etapa bélica y proselitista de Muhammad, cuenta con el apoyo de casi una tercera parte de la población musulmana sunnita y chiíta.
Mientras no se produce la reforma del Islam, la derrota ideológica del totalitarismo y supremacismo islámico en su seno, Occidente tiene que renunciar a su estatus de dhimmi y sumisión, apoyar en todos los aspectos a Israel, -que es considerado “Ribat” por el islamismo y el palestinismo-, es imprescindible reconocer a Jerusalem como capital del estado judío, con el objetivo de mostrar músculo, nervio y determinación y no sometimiento al dictado del totalitarismo islámico. Reconocer Jerusalem como capital de Israel -como acaba de hacer el Presidente de los Estados Unidos de América- no sólo es defender los derechos del pueblo judío, es mostrar determinación frente al supremacismo islámico que exige sumisión y dhimmitud a Occidente. La Unión Europea mostrará justicia con los anhelos milenarios del pueblo judío, pueblo que ha sufrido tanto durante casi dos milenios en la Diáspora en tierras del Viejo Continente, así como determinación de liberarse de la sumisión al totalitarismo islámico que amenaza la convivencia a nivel mundial.
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