El Pew Research Center plantea regularmente a los norteamericanos esta cuestión: “En la disputa entre Israel y los palestinos, con qué bando simpatiza más?”. El año pasado, Pew registró un notable declive en el apoyo a Israel entre los demócratas. Así, en 2016 el 43% optó por Israel y el 29% por los palestinos, pero en 2017 las cifras fueron 33 y 31%, respectivamente. El resto se decantó por “ambos”, “ninguno” o “no sé”.
“Puede que los datos de 2017 sean una incidencia”, escribí el año pasado. Pues si lo es, está durando bastante.
Los datos para 2018 son de un 27% de apoyo a Israel y un 25% de apoyo a los palestinos. Nada menos que el 48% de los demócratas consultados optaron por “ambos”, “ninguno” o “no sé”. Así que ahora los demócratas se muestran inciertamente divididos sobre Israel. Pero si el partido se mueve aún más a la izquierda, ¿Quién sabe? Significativamente, en 2018 los demócratas progresistas se muestran favorables a los palestinos por un margen de 35 a 19%. En julio de 2014, esas cifras eran prácticamente inversas, y los progresistas respaldaban a Israel por 39 a 21%.
Haciéndose eco de esa tendencia emergente, Shmuel Rosner escribió en 2016 en el New York Times: “Hubo un tiempo en que a los legisladores demócratas les preocupaba que pareciera que no apoyaban a Israel; hoy, algunos de ellos –especialmente quienes necesitan el voto progresista para ganar la reelección– parecen mostrar la preocupación contraria: no quieren que se les vea como demasiado favorables”.
En contraste, el apoyo republicano a Israel está por las nubes. El 79% simpatiza más con Israel y sólo un 6% con los palestinos. En consecuencia, aunque ha descendido un poco en comparación con años recientes, el apoyo a Israel en EEUU gana en esta batalla de simpatías por 46 a sólo 16%.
En resumidas cuentas: Israel mantiene un apoyo envidiable entre los norteamericanos, pero “la división partisana en las simpatías (…) por Israel o los palestinos es ahora más amplia que nunca desde 1978”.
Probablemente no haya mucho que hacer a corto plazo con los demócratas progresistas, que exigen a Israel que haga concesiones aunque no haya la menor esperanza fundada, para qué hablar de garantías que lleven a la paz. Pero, como podríamos comprobar si los demócratas se hacen con los mandos en 2021, ligar el futuro a un partido cuya preponderancia puede ser muy breve es un peligro.
Los conservadores y los demócratas moderados aún simpatizan con Israel frente a los palestinos por un margen de 2 a 1, pero ese apoyo ha descendido rápidamente desde 2016. Las objeciones habituales sobre la interpretación de una simple encuesta tienen su aquel, pero de todas formas es chocante que un margen de 53 a 19% se haya convertido en uno de 35 a 17. Como el del partido en general, el cambio refleja un movimiento hacia las columnas de “ambos”, “ninguno” o “no sé”, en vez de a una definida tendencia antiisraelí. No hay una razón decisiva para creer que esa gente no puede volver sobre sus pasos o que no puede restaurarse una suerte de consenso bipartisano de largo aliento de apoyo a Israel.
Por supuesto, quienes aman a Israel no deberían callar ante aspectos bienvenidos del enfoque del presidente Trump sobre el conflicto palestino-israelí. Pero deberían cuidarse de abrazarlo demasiado fuerte.
© Versión original (en inglés): Commentary
© Versión en español: Revista El Medio
Yo estoy con Israel