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| viernes marzo 29, 2024

La contribución de los servicios de inteligencia de Israel a la seguridad de los Estados Unidos. Los años de la guerra fría


Israel y los Estados Unidos poseen una larga historia de una estrecha cooperación dentro de sus servicios de inteligencia. Aparte de proveer información estratégica y política útil, las guerras de Israel contra los ejércitos árabes armados y entrenados por los soviéticos proporcionaron valiosos conocimientos sobre la doctrina militar soviética y los sistemas de armas. A fines de la década de 1970 y comienzos de 1980, Israel hizo una contribución única y particularmente valiosa al arrojar nueva luz sobre los misiles balísticos intercontinentales equipados con armas nucleares de Moscú que amenazaban a los Estados Unidos.

La cooperación de los servicios de inteligencia de Washington y Jerusalén es una de las piedras angulares de la alianza estratégica entre los dos estados. Dada la extensa ayuda militar estadounidense a Israel junto al respaldo de Washington y del pueblo norteamericano a Israel en la arena internacional, se ha argumentado ampliamente que la alianza favorece unilateralmente a Israel. En la realidad, sin embargo, la asociación ha sido bidireccional. Desde el punto de vista global, Israel ha provisto un bastión que protege los intereses estadounidenses y occidentales en el Medio Oriente y que ha llevado la peor parte en la confrontación dual del Islam con la civilización occidental.

Para estar más seguros, la cooperación de inteligencia israelí-estadounidense ha encontrado algunos baches a lo largo del camino. De esta manera por ejemplo, el primer ministro israelí Menachem Beguin no le informó a la administración Reagan sobre los planes de Israel para destruir el reactor nuclear iraquí en 1981, a pesar que las dos comunidades de inteligencia firmaron un memorando sobre este tema un año antes; Washington respondió enfriando su cooperación de inteligencia con Jerusalén durante un corto periodo de tiempo. Al contrario, Estados Unidos, junto a Gran Bretaña, mantuvo a Israel a oscuras sobre el tema de los contactos secretos con Muammar Qaddafi en el año 2003, que llevó al desmantelamiento del programa de armas de destrucción masiva en Libia. Del mismo modo, en mayo de 2017 Trump compartió información confidencial con el Canciller ruso Lavrov obtenida por Israel sobre los planes terroristas de ISIS.

A pesar de estos percances, Washington y Jerusalén han mantenido una fuerte relación en sus servicios de inteligencia desde la década de 1950. La base de esta relación fue establecida en 1956, cuando el Mossad obtuvo el texto de un discurso secreto del entonces líder soviético Nikita Khrushchev en el Congreso del Partido Comunista, en el que arremetió contra las prácticas tiránicas de su predecesor Joseph Stalin. Tras la publicación del discurso en el diario el Times de Nueva York, aumentó el impacto sobre los crímenes de Stalin y esto ayudó a deslegitimar al régimen soviético en la comunidad occidental.

Durante las décadas de 1950 y 1960, el Medio Oriente sirvió como campo de pruebas y de combate para la doctrina militar soviética y el armamento avanzado, con la experiencia acumulada por Israel en sus guerras contra los ejércitos egipcio, sirio e iraquí, entrenados por asesores soviéticos y equipados con armamentos soviéticos, proporcionándole al ejército estadounidense con lecciones operativas; información sobre nuevas tecnologías israelíes para neutralizar el armamento soviético; y acceso directo a los sistemas de armas soviéticas capturadas por Israel. Dentro de este marco especifico…

  • En 1966, un piloto iraquí desertó a Israel en un avión de combate MiG-21.
  • Luego de la guerra de junio de 1967 Israel transfirió a los Estados Unidos una batería de misiles tierra-aire SA-2 confiscada por las FDI.
  • En agosto de 1968 dos MiG-17 sirios aterrizaron por error en una zona de aterrizaje en Galilea.
  • En diciembre de 1969, durante la Guerra de Desgaste Egipcio-Israelí, paracaidistas israelíes incursionaron sobre una estación de radar egipcia en Ras Gharib cerca de la costa occidental del Golfo de Suez, trayéndose consigo un radar avanzado del modelo P-12.
  • Según el Profesor Yuval Neeman quien, durante la Guerra de Octubre 1973 asistió a las reuniones del gabinete y el General del Estado Mayor de las FDI perteneciente a la división Ariel Sharon se apoderó (el 18 de octubre) de una batería de misiles SA-6 completa tierra-aire.
  • Similarmente, durante las guerras de 1967 y 1973, las FDI incautaron más de mil tanques egipcios y sirios T-54 y T-55. Un gran número de tanques T-62, algunos de ellos intactos, fueron capturados sobre el frente sirio durante la guerra de 1973.
  • En su libro Advertencia de Peligro sobre el Mediterráneo (2017), Pesach Malovany señaló que durante la Guerra del Líbano en 1982, Israel supuestamente, obtuvo información para ese momento desconocida respecto al tanque ruso T-72.
  • Finalmente, en octubre de 1989, un MiG-23 sirio desertó hacia Israel.

Una contribución israelí especialmente valiosa, sin embargo, involucró un misterioso episodio de inteligencia relacionado a un tema de importancia existencial para los Estados Unidos: la amenaza nuclear soviética a la patria estadounidense y de hecho, para la supervivencia del mundo occidental como un todo. La gravedad de esta amenaza quedó manifiestamente demostrada durante la Crisis de los Misiles de Cuba de octubre de 1962 cuando Moscú desplegó misiles nucleares en Cuba a unos 240 kilómetros de la costa de Florida. Viendo la acción como un casus belli – provocación de guerra, el entonces presidente estadounidense John Kennedy impuso un bloqueo naval a Cuba, lo que llevó a Khrushchev a dar un paso atrás y retirar los misiles a cambio del retiro de los misiles nucleares estadounidenses de Turquía.

Para el momento de esta crisis, los rusos ya habían avanzado demasiado en el desarrollo de misiles balísticos intercontinentales equipados con armas nucleares. El primer misil nuclear operacional fue el R-16 de doble plataforma que, junto a su modelo más avanzado el R-16U, formó la columna vertebral de la fuerza de misiles estratégicos soviéticos, con un total de 186 lanzadores, desde 1961 a 1976. En los primeros años, los lanzadores y misiles fueron desplegados en el terreno y ocultados en bosques, pero para mediados de la década de 1960 ya habían sido colocados en silos subterráneos. Según la información disponible, inicialmente se dispersaron en 9 lugares de la Unión Soviética: Nizhny Tagil, en los montes Urales; Yoshkar-Ola, a unos 640 kilómetros al noreste de Moscú; Bershet a unos 1250 kilómetros al este de Moscú; Yurya, a unos 800 kilómetros al noreste de Moscú; Shadrinsk, a unos 1650 kilómetros al este de Moscú; Itatka, al suroeste de Siberia; Novosibirsk, en el suroeste de Siberia; y Krasnoyarsk, en el corazón de Siberia. Las dimensiones del misil fueron impresionantes: una altura de más de 30 metros y un diámetro de alrededor de 3 metros. Tenía un rango de vuelo de 10.500 a 13.000 kilómetros dependiendo del peso de la ojiva. Los misiles estaban equipados con ojivas termonucleares de 3 a 6 megatones capaces de destruir grandes ciudades tales como Nueva York o Chicago.

Durante la Guerra Fría, el servicio de inteligencia estadounidense tuvo dificultades para recopilar información desde más allá de la Cortina de Hierro, en lugar de concentrarse en los medios técnicos de recopilación, especialmente las fotografías aéreas: primero por aviones U-2 y luego por satélites. Por lo tanto, particularmente en dominios de naturaleza claramente tecnológica tales como la amenaza nuclear soviética, era fácil errar de más o de menos.

Sin embargo, el grueso manto de secrecía que rodeaba a la Unión Soviética fue su talón de Aquiles. Fue la necesidad de garantizar el secreto en todas las áreas de la vida lo que causó una “explosión de información” al requerir mantener enormes bases de datos en una cantidad interminable de archivos repletos de documentos; y cuanto más se multiplicaron, más difícil se volvió el acceso a estos. Lo más probable es que los archivos personales de no pocos miembros del sistema de defensa soviético con alta clasificación de seguridad se perdieron a lo largo de los años y en algún momento después de habérsele retirado su clasificación de seguridad estos desaparecieron. De hecho, se convirtieron en agentes libres, pero todavía existían algunas dificultades para ubicarlos y obtener acceso a ellos. En este contexto, la comunidad de inteligencia israelí logró, en la segunda mitad de la década de los años 1970 y comienzos de la década de 1980, proveerle a su contraparte estadounidense información valiosa y de origen sobre el conjunto de misiles estratégicos soviéticos tal como existió a finales de la década de 1960.

Basados en la información que proporcionó Israel, uno pudiera construir una imagen detallada y bastante precisa de la estructura y dispersión de al menos algunas de las brigadas estratégicas de misiles del ejército soviético. La información también incluyo detalles sobre los campos de prueba para estos misiles: estos fueron lanzados desde un campo en Baikonur en Kazajstán, o desde el campo Plesetsk en la región de Arkhangelsk a unos 800 kilómetros al norte de Moscú. Los misiles apuntaban al campo de pruebas Kora en la península al norte de Kamchatka, a más de 8000 kilómetros al este de Baikonur y a unos 5500 kilómetros al este de Plesetsk. Al mismo tiempo, parece ser que la importancia principal de la información era técnica; contenía datos técnicos detallados sobre el misil intercontinental R-16 y su operación. Los datos también incluyeron información de origen clasificada sobre las ojivas termales nucleares de este misil.

Parte de la información de inteligencia podía ser verificada con fotografías aéreas. Pero también incluyó detalles, así como rumores, los cuales fueron verificados solo después. Por ejemplo, este incluyó un rumor sobre el desastre fatal que ocurrió en el campo de Baikonur el 24 de octubre de 1960, en el que murió el Mariscal Mitrofan Nedelin, el primer comandante de la fuerza de misiles estratégicos soviéticos, junto a unos cien miembros de su personal. La ocasión fue el primer lanzamiento de prueba de un misil R-16 en conmemoración del aniversario de la Revolución Bolchevique. Poco tiempo después del incidente, las autoridades soviéticas informaron que el Mariscal Nedelin había muerto en un accidente aéreo. Poco después, sin embargo, la agencia de noticias italiana informó brevemente sobre el desastre. Sin embargo, el incidente con todos sus detalles permaneció siendo un secreto en Rusia. No fue hasta 1989, casi 30 años después, que el semanario ruso Ogonek reveló las circunstancias de la trágica muerte de Nedelin y su tripulación. El accidente ocurrió cuando un cortocircuito en el motor del prototipo de misil causó una explosión cuando fue colocado y retroalimentado en la plataforma de lanzamiento. Khrushchev siguió incitando a Nedelin a llevar a cabo la prueba. Por lo tanto, cuando se descubrió el problema que impedía el lanzamiento del misil, el mariscal corrió a la plataforma de lanzamiento para saber qué había sucedido con su séquito y luego ocurrió la explosión. El planificador del misil Mikhail Yangel, se salvó al encontrarse en un búnker lejos de la plataforma de lanzamiento fumándose un cigarrillo. Luego del desastre, Khrushchev convocó a Yangel y le preguntó, enojado y con cinismo, “¿Cómo es que quedaste vivo?” Khrushchev también designó a Leonid Brezhnev, quien le sucedería como líder soviético, para dirigir la comisión que investigó el desastre. Irónicamente, Brezhnev decidió no retribuir, declarando que “¡Aquellos culpables ya han cumplido su castigo!”

Otro rumor reportado se refería al “desastre de Kyshtym” (Kyshtym fue la ciudad cercana al lugar de la explosión). Este fue un accidente de contaminación radiológica ocurrido el 29 de septiembre de 1957 en la instalación soviética de Mayak para el reciclaje de combustible nuclear irradiado y extraer plutonio para armas nucleares, que operaba en la “ciudad cerrada” de Chelyabinsk en la ladera oriental de los montes Urales sureños. El desastre se produjo cuando el sistema de refrigeración de uno de los tanques, que contenía de 70 a 80 toneladas de desechos nucleares líquidos a un alto nivel de radiactividad, funcionó erróneamente y no fue reparado de inmediato. Los desechos nucleares en los tanques se evaporaron y las altas temperaturas causaron una explosión química con la potencia de 70 a 100 toneladas de TNT. La nube de lluvia radioactiva se extendió a lo largo de unos 300 kilómetros y, durante los años siguientes, miles de personas murieron como resultado de esto.

Otra anécdota informada y que ya se conocía en Occidente se refería a la Bomba Zar, “rey de las bombas”, la explosión de una bomba de hidrógeno de 50 megatones, la mayor explosión lograda hasta ahora. La bomba fue lanzada el 30 de octubre de 1961 por un bombardero Tu-16 sobre el archipiélago Novaya Zemlya en el Océano Ártico, por orden de Khrushchev con el objetivo de desafiar a los Estados Unidos: “¡Les mostraremos!” La bola de fuego que surgió de la explosión tenía ocho kilómetros de diámetro y cuando la onda expansiva alcanzó Arkhangelsk, a unos 2000 kilómetros al suroeste del lugar de la explosión, provocó que los barcos en el puerto chocaran entre sí.

La CIA expresó su gratitud a la comunidad de inteligencia israelí, señalando que la información recibida era “única” y había permitido a la agencia ajustar su sobre-estimado de inteligencia sobre el tema en cuestión. De acuerdo a un alto funcionario de la CIA, la información obtenida por Israel indicaba que la tecnología de misiles estratégicos soviéticos era de calidad inferior a la pensada por la CIA. El funcionario dijo que la comunidad de inteligencia estadounidense temía, debido a las lagunas de información que esta enfrentaba, que en la década de los 70 los soviéticos ya habían desarrollado capacidad tecnológica para equipar sus misiles intercontinentales con ojivas VRMOI (Vehículo de Reentrada con Múltiples Objetivos Independientes). Esta tecnología permite que el misil, al alcanzar el objetivo, dé en el blanco sobre varios objetivos simultáneamente. Además, si una ojiva VRMOI incluye dispositivos tipo señuelo además de bombas nucleares, es más inmune a ser interceptado. Por lo tanto, la información israelí hizo una contribución particularmente importante a la capacidad defensiva de los Estados Unidos contra un ataque nuclear soviético.

La historia, sin embargo, tiende a repetirse a sí misma hasta cierto punto. La amenaza nuclear actual para los Estados Unidos proviene de Corea del Norte y, al igual que en los años 70 y 80, la comunidad de servicios de inteligencia estadounidenses tiene dificultad para recopilar y evaluar información de inteligencia. Pero, a diferencia del liderazgo soviético durante la Guerra Fría, que actuó de manera racional y calculadora, la principal particularidad de Kim Jong-Un es ser impredecible.

 

****El Teniente Coronel (ret.) Dr. Raphael Ofek es experto en el campo de la física y tecnología nuclear, quien se desempeñó como analista destacado en los servicios de inteligencia israelíes.

https://besacenter.org/perspectives-papers/israel-intelligence-cold-war/

Traducido por Hatzad Hasheni

 
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