Las imágenes de la quema de una bandera israelí casera por manifestantes musulmanes en Berlín en diciembre de 2017 llamaron la atención internacional debido a que fueron asociadas con imágenes de la quema de libros por los nazis en 1933. Políticos alemanes han expuesto un antisemitismo generalizado entre los musulmanes del país, una situación confirmada por diversos estudios. Si bien se han anunciado medidas contra el anti-semitismo musulmán, la acción más importante aún no ha sido propuesta: examinar rigurosamente a todos los que desean inmigrar por sus actitudes antisemitas y anti-israelíes y prohibirles la entrada a aquellos que mantienen tales creencias.
En el Día Internacional del Recordatorio al Holocausto, llamo mucho la atención los estallidos de anti-semitismo en los países europeos. La atención internacional debería centrarse principalmente en el aumento del anti-semitismo y su nueva mutación, el odio hacia Israel, el cual se ha materializado en Alemania. Este está apareciendo allí aunque hay menos judíos viviendo en el país que en Francia o Gran Bretaña y a pesar de la situación altamente problemática de los judíos en Francia.
Todos los tres países son principales importadores de gente de los países musulmanes donde la mayoría de la población es antisemita. Alemania, sin embargo, debido a su política bianual de recibir a más de 1.3 millones de inmigrantes principalmente musulmanes, ha desestabilizado tanto a la sociedad en general como a la comunidad judía alemana.
Los dos principales partidos alemanes recibieron una gran derrota en las elecciones de septiembre de 2017. Los Demócratas Cristianos (CDU), el partido de la canciller Angela Merkel, recibió su porcentaje más bajo de votos desde el año 1949. El partido socialista PSD nunca ha recibido un porcentaje tan bajo de votos en la historia de la Alemania de la posguerra. El AfD, un movimiento anti-islámico joven de derecha, se convirtió en el tercer mayor partido. En encuestas tomadas luego de las elecciones, el AfD mantuvo su apoyo a pesar de presentar problemas internos.
Merkel habló con motivo del Día Internacional del Recordatorio al Holocausto. Ella mencionó que era muy vergonzoso que ninguna institución judía en Alemania pueda existir sin protección policial. Sin embargo, ella ha sido canciller desde el 2005 y la situación de los judíos alemanes se ha deteriorado durante sus años en el cargo.
En diciembre de 2017 una bandera israelí casera fue quemada por musulmanes en Berlín. Aunque nadie resultó herido, convirtiendo esto en un incidente relativamente menor, lo cual hizo conjurar asociaciones con la mucha más seria quema de libros en 1933 por parte de los nazis. Muchos políticos y otros en Alemania reaccionaron con estupor.
En el pasado, las autoridades alemanas han intentado atribuir tantos incidentes antisemitas como fuese posible a las fuentes derechistas. Esto fue probablemente falso en varios casos. Pero luego de la quema de la bandera, ya no puede ignorarse el papel de los antisemitas musulmanes dentro del problema general. El Presidente de Alemania Frank-Walter Steinmeier, un socialdemócrata, dijo que la responsabilidad de Alemania por su historia “no conoce límites para aquellos que nacieron después y no [ofrece] excepciones para los inmigrantes”. Este agregó: “Esto no es negociable para todos aquellos que viven en Alemania y desean vivir aquí”.
Otros políticos fueron más directos. Stephan Harbarth, vicepresidente de la facción CDU/CSU en el Bundestag (parlamento alemán), dijo: “Tenemos que enfrentarnos con firmeza al antisemitismo de los inmigrantes de origen árabe y de los de países africanos”.
La declaración más clara llego del viceministro de Finanzas de la CDU Jens Spahn, quien a menudo es mencionado como un posible sucesor de Merkel. En una entrevista, dijo que vio la inmigración de los países musulmanes como una razón para las recientes manifestaciones antisemitas en Berlín. Spahn dijo que estos eventos “también están relacionados con la inmigración desde un entorno cultural en el que uno no actúa débilmente hacia los judíos u homosexuales”.
Spahn agregó que cuando el antisemitismo es predicado todos los días en las noticias, dentro de la familia y en las mezquitas, “[estas] actitudes ya fijadas son duraderas”. Este dijo que tal es la realidad y no una teoría, que la migración de los musulmanes ha traído un nuevo antisemitismo hacia Europa Occidental. A diferencia de Europa occidental, donde el antisemitismo es despreciado, es una “parte omnipresente de la vida cotidiana” en los países musulmanes. Spahn continuó diciendo que las organizaciones musulmanas tienen la obligación de tomar una postura clara. “Cuando existe un odio anti-islámico, con mucha razón esperan que actuemos en contra de ello. Por lo tanto, juntos deberíamos mostrar nuestra estandarte en contra del antisemitismo”.
El Bundestag votó a favor del nombramiento de un comisionado nacional para el antisemitismo. De que exista una necesidad hoy para tal posición, a más de 75 años después de la derrota de la Alemania nazi, dice mucho.
Esto revela la realidad de la Alemania del 2018. Este incluye un pequeño porcentaje de neonazis y un gran número de personas con una visión demoníaca de Israel. Los estudios de los últimos diez años muestran que más del 40% de los alemanes consideran a Israel como un estado nazi. Los estudios también ilustran la presencia de un gran antisemitismo clásico así como también su más reciente mutación, el anti-israelismo, entre los recientes inmigrantes sirios e iraquíes.
La medida singular más significativa aún no ha sido propuesta: examinar rigurosamente a todos y cada uno de los inmigrantes que entran al país por actitudes antisemitas y anti-israelíes y prohibirles la entrada a aquellos que se les detecten tales creencias. Si esto se hubiera hecho como parte de una política de bienvenida, a muchos cientos de miles no se les hubiera permitido ingresar a Alemania. Se espera que otros cientos de miles, muchos de ellos musulmanes, emigren a Alemania en los próximos años. Por lo tanto, deberíamos esperar escuchar mucho más sobre el problema del antisemitismo en Alemania mientras el país lidia con las consecuencias de su imprudente política de refugiados.
***El Dr. Manfred Gerstenfeld es investigador principal asociado en el Centro BESA y ex-presidente del Comité Directivo del Centro para Asuntos Públicos de Jerusalén. Este se especializa en las relaciones entre Israel y Europa occidental, los temas sobre antisemitismo y anti-sionismo y es autor del libro ‘La Guerra de un Millón de Recortes’.
Traducido por Hatzad Hasheni
Parece que se convirtieron todos los alemanes en musulmanes .