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| lunes diciembre 23, 2024

La otra Israel y el partido que no fue


Las playas de Tel Aviv, una de las ciudades más modernas e inclusivas del mundo

La suspensión del partido amistoso de fútbol que iban a disputar el seleccionado argentino y el de Israel como paso previo al Mundial dejó un sabor amargo en todos los que nos consideramos amigos de aquella maravillosa nación. Los que viajamos seguido a Israel y conocemos su vida cotidiana sabemos que la decisión se tomó sobre la base de preconceptos que no coinciden con la realidad de aquella Tierra Santa.

A pesar de contar con estándares de seguridad ciudadana sobresalientes, se tiende a pensar que el día a día de Israel está signado solamente por las cuestiones geopolíticas. Israel, en general, y Jerusalén, en particular, son visitados de forma permanente por dignatarios y personalidades de todo el mundo sin ningún inconveniente. Pero lo que más quiero destacar no tiene que ver con la seguridad, sino con una cantidad de desarrollos con que cuenta este país y que son de total provecho para la humanidad entera.

Con apenas 70 años desde su nacimiento, el Estado de Israel se ubica actualmente, junto con Corea del Sur, al tope de los rankings en materia de innovación y competitividad a nivel mundial. Según los últimos datos de la Unesco, Israel destina al área de investigación y desarrollo (I+D) el 4,2 % de su producto bruto interno (PBI). Cuenta, además, con la mayor densidad de empresas emergentes (start-ups) en el mundo, con un promedio de una empresa por cada 1844 habitantes.

Muchas veces se destacan los avances tecnológicos israelíes en materia de defensa y seguridad, una condición indispensable en un contexto geopolítico inestable y un vecindario muy convulsionado con amenazas permanentes. Hoy las Fuerzas de Defensa de Israel cuentan con medios e instrumentos tecnológicos muy sofisticados, que permiten proteger a la población civil de los constantes ataques de los que son objeto por parte de fuerzas terroristas y regímenes hostiles. A modo de ejemplo, podemos citar, entre múltiples soluciones, la denominada «Cúpula de Hierro», el sistema móvil de defensa aérea que permite interceptar y destruir cohetes y proyectiles lanzados desde gran distancia.

Sin embargo, los avances israelíes van mucho más allá del ámbito militar. En tiempos de cambio climático y calentamiento global, la investigación israelí en el tema del manejo del agua y el desarrollo de innovadoras técnicas de riego ubican a Israel a la vanguardia de las denominadas tecnologías «verdes». Así quedó demostrado en la reciente feria Agritech 2018, que tuvo lugar en Tel Aviv, del 8 al 10 de mayo pasados, donde concurrieron funcionarios nacionales y provinciales de nuestros país, así como empresarios del sector agroindustrial. Cabe destacar también que estuvieron presentes los jóvenes emprendedores cordobeses de la firma Kilimo, ganadores de los Israel Innovation Awards 2017, concurso organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, la Embajada de Israel y la Cámara de Comercio Argentino Israelí.

«El agua para un país es como la sangre para un ser viviente», afirmaba Levi Eshkol, tercer primer ministro del Estado de Israel, que ocupó el cargo entre 1963 y 1969. La experiencia de Israel en este ámbito ha sido a todas luces sorprendente. En un país cuyo territorio es en su mayor parte desértico y escasamente dotado de recursos naturales, la tasa de reciclaje de agua alcanza actualmente el 75%, y los sistemas de irrigación por goteo le han permitido alcanzar una tasa de eficiencia cercana al 80% en el sector agrícola. Por otra parte, la planta de desalinización por ósmosis inversa de agua de mar (SWRO), ubicada en Ashkelon, ciudad costera a 56 km al sur de Tel Aviv, cubre en forma constante las necesidades de más de un millón de habitantes, y es la instalación más grande y avanzada del planeta.

Otro desarrollo que vale la pena destacar es el de los cultivos agrícolas en el desierto del Néguev, un territorio en forma de triángulo invertido que cubre más de la mitad del territorio de Israel, lindante con la península del Sinaí y Jordania. Se trata de una zona inhóspita, con temperaturas cercanas a los 50º C y un promedio anual de apenas 30 mm por m2 de lluvia. Allí se encuentra el Ramat Neguev Desert Agro-Research Center (RNDARC), un centro de investigación que ha desarrollado innovadoras técnicas de manejo agrícola en regiones áridas, que ha permitido avances sorprendentes en el uso de acuíferos subterráneos de agua salada para irrigar los cultivos.

La experiencia de Israel también es notable en el ámbito de la medicina. De acuerdo con el Índice Global de Salud de la agencia Bloomberg, se trata del noveno país más saludable del planeta, entre 163 analizados. Por otra parte, su sistema de salud fue considerado como el cuarto mejor del mundo. Con una esperanza de vida al nacer de 82,5 años, Israel se sitúa actualmente en el tercer puesto entre los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), solo superado por Islandia y Suiza, ambos con una tasa de 83 años. A ello se suma que la tasa de vacunación alcanza el 95% de la población infantil y que el gasto en salud se ubica por encima del 7% del PBI.

Fiel reflejo de este compromiso en materia de salud es el Centro Médico Hadassah, con más de un siglo de historia, que realiza cada año más de 35 mil cirugías y 12 mil partos en sus centros universitarios de Ein Kerem y Mount Scopus, que combinan la atención médica con la formación de futuros profesionales en el campo de la salud. Con una extendida red internacional constituida en las últimas tres décadas, Hadassah se encuentra actualmente presente en América del Norte, Sudamérica, Europa, Oriente Medio, Australia y Asia, donde ha ayudado a establecer clínicas e institutos de investigación de excelencia. Además, el Centro Médico Hadassah fue nominado en 2016 al Premio Nobel de la Paz, por prestar sus servicios a todos por igual, israelíes y palestinos, sin importar su religión ni su etnia.

Israel constituye, por otra parte, un oasis de democracia en una región convulsionada e inestable, donde hoy se juega buena parte del balance de poder mundial. Con un gobierno estable, una sólida situación financiera, un entorno amigable para las inversiones y las puertas abiertas a la innovación y las tecnologías más avanzadas, ha demostrado que es posible brindar seguridad a la población respetando los derechos individuales y fomentando un clima de respeto y tolerancia. «El milagro de Israel es que, a pesar de haber estado constantemente en guerra, siempre ha mantenido sus características democráticas», afirma, con acierto, el filósofo y agudo pensador francés Bernard-Henri Lévy.

Los vínculos entre el Estado de Israel y la República Argentina tienen una larga historia. Con relaciones diplomáticas y consulares desde el 31 de mayo de 1949 (fecha en que Pablo Manguel se instaló en el nuevo país como primer embajador argentino), ambas naciones han desarrollado importantes acuerdos a lo largo de estas siete décadas. Cabe destacar que, en los últimos dos años, esos lazos se han visto reforzados por las visitas que realizaron a Israel la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco; el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman, y, más recientemente, la vicepresidenta Gabriela Michetti, y el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao. Confirmando el óptimo presente de esa relación bilateral, en noviembre del año pasado, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, se convirtió en el primer jefe de gobierno israelí en visitar la Argentina y, para este año, se espera el viaje oficial del presidente Mauricio Macri a Israel.

En el marco de la decisión del actual Gobierno argentino de transitar un camino de integración dado lo complementario de nuestras economías, no es un dato menor la existencia del Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur e Israel, que entró en vigencia en 2011. En el caso de nuestro país, hay aún grandes oportunidades por explorar, tanto en el sector agroalimentario, para el que existe en Israel un mercado ávido por nuestros productos, como en la incorporación por parte de la Argentina de tecnología israelí en sus diferentes formas de aplicación que permitiría favorecer la competitividad en sectores como la agroindustria, el manejo de los recursos hídricos y las telecomunicaciones.

No dejemos pasar la oportunidad. Es momento de profundizar un vínculo cada vez más estrecho con un país que nos abre los brazos y con el que tenemos en común una gran afinidad cultural, y lazos sociales y familiares muy estrechos. Finalmente, el partido que no se jugó será una triste anécdota que quedará rápidamente superada.

 
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