La actitud dhimmi, de sumisión y ceguera selectiva ante el terrorismo yihadista y la ideología que la sustenta, el salafismo y el chiísmo, a corto plazo es más cómoda para los líderes políticos y de opinión, las elites económicas y los mismos pueblos, que no tienen en cuenta el sufrimiento de las víctimas del totalitarismo islámico y prefieren ensoñar fantaseando en que los muyahidines (yihadistas) y simpatizantes se moderarán y entrarán finalmente en el circuito de la democracia.
El terrorismo yihadista está consiguiendo que cada vez más la población musulmana que vive en Europa gire hacia el salafismo, la ideología de odio y supremacista que justifica religiosamente desde el Corán y la Sunna los crímenes islámicos.
Lo que parecía fácil, barato, económico, la actitud de desviar la mirada, negar la evidencia, y considerar que la tolerancia hacia la ideología de muerte del salafismo y la connivencia con la República Islámica de Irán ha resultado caro en vidas humanas y en costes económicos.
Además de la pérdida de vidas y las lesiones que cambian la vida de las víctimas, el yihadismo, el terrorismo islámico, genera importantes efectos económicos, en empresas, ciudades y naciones perdiendo miles de millones como consecuencia de los ataques. Los ataques islamistas de 2004 a 2016 han generado unas pérdidas estimadas en 180 mil millones de Euros a los estados de la Unión Europea en el PIB, según informó el periódico Independent, citando un informe publicado por RAND Europe. [1]
La amenaza que plantea el terrorismo islámico en Europa es muy real para los ciudadanos y residentes de la UE. Desde 2004, los ataques en Madrid, Londres, París, Bruselas, Niza, Berlín, Barcelona y otras ciudades europeas significan que el fenómeno está en la mente de los ciudadanos y los políticos. Las evaluaciones de las autoridades de Inteligencia y de aplicación de la ley en muchos Estados miembros de la UE indican que es muy probable o que se espere un ataque terrorista de inmediato. Por lo tanto, los gobiernos nacionales, los políticos y los responsables de la formulación de políticas miran constantemente las respuestas a estas amenazas cada vez mayores. Además del obvio trauma emocional causado por los ataques terroristas debido a las lesiones y muertes de personas, hay una variedad de otros impactos que ocurren, desde las pérdidas económicas de los estados de la UE hasta los pronunciados efectos psicológicos en los ciudadanos de la UE que presencian estos ataques. A pesar de la naturaleza infrecuente de los ataques terroristas, la gama de impactos en los ciudadanos de la UE sigue siendo significativa.
Esto también ha generado una entrada masiva de migrantes musulmanes que huyen de la miseria económica de sus países de origen en su gran mayoría, y en muy pequeña minoría como auténticos refugiados cuyas vidas peligran en sus países de origen. Todo ello conlleva problemas –y enormes gastos- a nivel de integración, seguridad y cobertura social-económica, educacional y sanitaria. Costes desorbitados que incrementarán enormemente las pérdidas económicas de los países de la Unión Europea. Esto hace aumentar las simpatías de cada vez mayores sectores de la población hacia partidos políticos cada vez más xenófobos ante el considerable incremento de violaciones, agresiones y asesinatos perpetrados por miembros de este colectivo musulmán, lo que refuerza a la población musulmana a caer en brazos del salafismo y chiísmo como “tabla de salvación”, cuando es precisamente el salafismo -yihadismo y el chiísmo el causante de todo ello.
La investigación de RAND Europe encontró que el Reino Unido sufrió la mayor pérdida financiera como resultado de los ataques terroristas internos en el período de 12 años, con un costo total de € 43.7 mil millones. RAND Europe también calculó que los cinco ataques terroristas que se llevaron a cabo en el Reino Unido en 2017 tuvieron un «costo económico» de 3.500 millones de euros. Francia, que ha sufrido algunos de los ataques terroristas más mortíferos de Europa en los últimos años, quedó en segundo lugar, con 43 mil millones de euros en pérdidas de PIB, mientras que España sufrió una pérdida de 40.8 mil millones en el mismo y Alemania alrededor de 19.2 billones en el mismo periodo.
El informe investigó el impacto que el terrorismo tuvo en el crecimiento económico en Europa, y además de estimar el daño financiero de tales ataques, los investigadores explicaron cómo los incidentes afectaron el comportamiento de los consumidores e inversionistas. Encontró que los patrones de gasto de los consumidores eran resistentes y relativamente poco afectados, mientras que las inversiones disminuían a medida que las personas buscaban gratificación a corto plazo en lugar de ganancias financieras a largo plazo a través del ahorro y la inversión. También advirtieron que la cobertura de los medios de comunicación -tanto por medios informativos como por plataformas de medios sociales- de los ataques ha aumentado el riesgo de que las personas se vean afectadas psicológicamente, como el que algunas personas pueden valorar menos su futuro y preferir “vivir el momento”. Estos efectos pueden afectar la forma en que las personas consumen y ahorran, lo que puede conducir a un aumento en el consumo y una disminución en los ahorros y las tasas de inversión de las empresas. El resultado final son las pérdidas económicas en toda Europa, según el informe RAND Europe.
Se podrán desarticular todas las células yihadistas que se quieran, arrestar a gran número de terroristas islámicos, neutralizar a gran número de shahids –islamikazes- pero mientras se mantenga la ideología –el salafismo y el chiísmo- que amamanta, alimenta y nutre las mentes de los islamoterroristas, se conservará el apoyo de amplios sectores de correligionarios a estos crímenes, lo que sustenta la pervivencia de yihadistas.
Toda la tecnología occidental no puede frenar en absoluto la ideología supremacista y nihilista del islamismo que sirve de justificación teórica a las violaciones individuales y/o grupales, asesinatos, agresiones, acuchillamientos, atropellos, ametrallamientos, y explosiones de los fervientes más radicalizados del Islam.
Esto es reforzado por la actitud dhimmi y de apaciguamento de las poblaciones y sus líderes políticos y de opinión ante el terrorismo islámico y su ideología, el islamismo y creer que contentar a los salafistas y chiitas facilita la integración ideológica, mental y espiritual de los simpatizantes del salafismo y chiísmo.
La actitud de dhimmi y apaciguamiento europea sale barata inicialmente, evita el conflicto, el pensar y buscar soluciones a medio y largo plazo, pero con el tiempo, esa actitud pasiva sale carísima, muy onerosa en vidas y en lo económico.
NOTAS
[1] The cost of terrorism in Europe. RAND Corporation
https://www.rand.org/randeurope/research/projects/the-cost-of-terrorism-in-europe.html
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