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| martes diciembre 24, 2024

Israel y Gaza. El fin, loable. El camino, preocupante.


Foto: Cruce de Kerem Shalom. IDF

Difícil concebir una meta más digna que garantizar la paz, calmar una zona en conflicto y devolver normalidad a ambos lados de una frontera que suele ser símbolo de enfrentamiento. Eso es lo que se está intentando hacer entre Israel y la Franja de Gaza. O mejor dicho, lo que Israel intenta hacer al dar desde ayer una nueva chance a quienes deciden para dónde sopla el viento desde Gaza: Hamas.

Esta nueva oportunidad que Israel decidió dar se tradujo en una medida muy concreta: reabrir el pasaje fronterizo de Kerem Shalom a plena actividad, como antes de las últimas restricciones impuestas por Israel. Las limitaciones consistían, desde hace aproximadamente un mes, en permitir solamente la introducción a la Franja de Gaza de alimentos y medicamentos, a fin de que no falte lo esencial. Pero todo lo demás, como medida punitiva por los constantes atentados de diversa índole desde Gaza, había sido congelado: la introducción de otras mercaderías, el abastecimiento de combustible y gas y, en la dirección contraria, la salida de Gaza hacia Israel de los productos que exporta la población palestina.

Cabe recordar que inclusive en días de conflicto abierto, durante mucho tiempo, Kerem Shalom continuó funcionando casi como si nada. Hasta que la cúpula de seguridad recomendó tomar medidas para intentar ejercer presión y ver si con las restricciones, venía la comprensión  que hay que retomar la calma. Pero no…continuaron los intentos de violar la frontera para irrumpir a territorio israelí, el lanzamiento de decenas de globos incendiaros por día, las cargas explosivas y demás. Y en el medio, la semana pasada, 200 cohetes y morteros en dos días disparados hacia las comunidades civiles del sur de Israel.

Ahora, previos contactos-evidentemente- con Egipto, Israel decidió volver a intentar. “El mensaje a la población de Gaza es claro”, dijo el Ministro de Defensa israelí Avigdor Liberman. “Si la situación se mantiene en calma, tienen mucho para ganar. Si se reanuda la violencia, tienen mucho para perder”.

La ecuación es muy lógica. El problema es que la analizamos con nuestra forma de pensar occidental. Pero cuando del otro lado está una organización terrorista como Hamas, que en los 11 años transcurridos desde que tomó el poder en Gaza nunca destinó sus esfuerzos y recursos a mejorar la situación de la población, queda claro que los argumentos a manejar pueden ser otros.Hamas, uno de cuyos líderes (Fathi Hamad) dijo repetidamente que “nosotros adoramos la muerte tanto como ellos (los judíos) adoran la vida”, piensa con otra lógica.

Por eso nos preocupa la forma en que se dio esta nueva oportunidad. Tras más de cuatro meses de constantes intentos de violar la cerca fronteriza, ataques a las tropas apostadas del lado israelí de la frontera, cargas explosivas y granadas, más de 1200 incendios provocados por globos y cometas enviados desde Gaza con un mecanismo que prende fuego tras aterrizar en campos israelíes, y los ya mencionados 200 cohetes y morteros de la semana pasada, el temor es que Hamas interprete esta nueva chance como debilidad. O sea…no tenemos duda de que Hamas no lo interpreta como voluntad de paz de Israel.

Claro está que la paz-bueno, no exageremos…no paz sino al menos recuperación de la calma-se hace con los enemigos y a ellos no se los puede elegir. Tampoco a su idiosincrasia. Pero sí hay que tratar de analizar cómo mejor proceder para que ese enemigo no considere que puede imponer su agenda terrorista sin limitaciones.

Y nos preguntamos si acaso por el afán de hacer este nuevo intento de calmar la situación, era ineludible ocultar parte de la realidad. Mientras el Ministro de Defensa Liberman preparaba ya el martes de mañana el terreno para la reapertura de Kerem Shalom, diciendo que “hace dos días hay calma y si se mantiene podemos avanzar”, desde el sur de Israel nos decían que la situación es otra. Hablamos el martes de noche con Batia Holin, residente en el kibutz Kfar Aza, airada por ver que no se está informando debidamente a la población, que se minimiza lo que continúa ocurriendo. “Yo vivo a un kilómetro de Gaza, oigo los disparos, veo los numerosos globos incendiarios que siguen mandando hacia Israel, sé de los varios incendios que hubo, pero informan sólo de uno…¿Por qué?”, nos dijo frustrada.

Batia , al igual que otros numerosos habitantes del sur, aclara que no hay duda alguna acerca del deseo  que la situación interna en la Franja de Gaza pueda mejorar, por bien de la población. “Por ellos y por nosotros”, dice con sinceridad. “Y claro que quiero que reciban lo que necesitan para tener una vida digna. Pero no se puede hacer de una forma que parezca un premio al terror”.

El gran dilema es que nunca se puede pasar a la calma de una situación tranquila. Claro que siempre es después de violencia. Entonces siempre se corre el riesgo que el lado violento interprete la chance que se le da, como una rendición, como una muestra de debilidad. La alternativa es continuar siempre con la opción de la guerra, algo que no se puede siquiera considerar. El desafío es hallar el justo equilibrio entre saber volver a intentar, sin bajar la guardia, sin dejarse atacar con impunidad.

 

DE TODOS MODOS…

De todos modos, contrariamente a lo que parece desprenderse de no pocos informes en la prensa internacional, el éxito de esta nueva oportunidad, depende mucho más de otros elementos que de Israel.

La reapertura de Kerem Shalom a plena actividad, es sólo uno de los puntos en el camino.Hay varias etapas más .Y el paquete total depende más que nada de la colaboración de la Autoridad Palestina encabezada por Mahmud Abbas, que por ahora, desde Ramallah, ha intentado sabotear  todos los contactos.

Dado que Abbas se opone a que Hamas tenga ningún tipo de beneficio político en tanto no acepte entregarle el control de las armas, la Autoridad Palestina continúa con sus restricciones económicas serias a la Franja de Gaza e inclusive presiona contra un alto el fuego.

Israel no puede resolver esta problemática solo.

Además de la población de Gaza, que sufre las restricciones y está gobernada por Hamas, es Israel quien más sufre de la situación, por los constantes ataques desde Gaza. La AP por su parte, presiona a Egipto para que no abra el pasaje de Rafah, intenta estrangular económicamente a la Franja…y no tiene problemas con que Israel siga lidiando con la violencia vecina.

Pero la población del sur de Israel-no sólo la población de  Gaza-necesita vivir con normalidad. Sin despertarse todos los días con olor a quemado de sus campos incendiados. Sin oír constantemente que los vecinos trataron de  violar la frontera . Sin pensar que en cualquier momento puede sonar la alarma que en el mejor de los casos les da 15 segundos para resguardarse.Y si justo no están cerca de un refugio, si estiman que no llegarán, pues al piso, a tirarse al suelo y taparse la cabeza. Cada uno con su propia pequeña “cúpula de hierro” anti misiles. Para tratar de seguir viviendo.

 

 
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