El desprecio y el odio, por aparatosos que sean, no tienen un futuro prometedor. La ponzoñosa verborrea de Irán contra Israel no logrará su cometido: convencer al mundo de que el pequeño país de los judíos es un cáncer. ¡ Todo lo contrario, Israel cura el cáncer de muchos de sus enemigos! No sólo no será erradicado por la fuerza de su solar natal sino que hará su pequeñísima contribución a que el régimen de los ayatolás sea archivado como uno de los peores sistemas políticos de la historia de la Humanidad. Irán no da a los demás países remedios y medicinas, artilugios para transformar la humedad del aire en agua; ni produce frutas y flores excepcionales; no inventa aparatos ortopédicos, chips electrónicos o semillas resistentes para cultivar los desiertos etc. Por dar, lo único que da es resentimiento y una furia cada día más impotente, a pesar de lo cual aún tiene arrestos para financiar el mal y la mentira aquí y allá, en Yemen y en Siria como antes en Libia y en ciertas zonas de Irak. Sus asociados de Hezbolá y Hamás pueden aplaudir todo el tiempo que se les antoje las diatribas iraníes contra Israel, eso no los apartará de nuestra mira y del alcance de nuestras armas de defensa. Por no dar, Irán no da ni se concede un miserable invento con el que su propia gente pueda mejorar su calidad de vida. El país se está muriendo de sed, sus mujeres están cada vez más reprimidas e irritadas y el lenguaje teológico resulta de más en más que ineficaz para culpar a otros de sus propios males.
Irán no inventó el tomate cherry para divertir a los niños y adornar las pizzas, ni una sola prótesis de valor ha salido de sus laboratorios. Hasta sus pistachos se achican de infelicidad. Sin embargo, aún tiene la habilidad suficiente como para engañar a los bobos de Podemos en España o a los oficiales del régimen venezolano de Maduro, con promesas y envíos de dinero. Sin embargo, si la mitad de Irán desapareciera de pronto por un terremoto, Israel le ofrecería su ayuda como lo hizo a Japón tras su tsunami, a Haití y a la India. No sólo por su buena disposición sino porque Israel sigue siendo or la-goím, una ´´luz para los pueblos.´´ O sea de todo menos un tumor canceroso señores ayatolás. De todo menos algo fuera de lugar. Quienes están fuera de lugar en el Líbano y en Siria son los iraníes y sus fuerzas armadas. Irán, por no dar, no da al mundo sofisticados instrumentos de cirugía, nanotecnología para explorar el colon, antihistamínicos de última generación para los trasplantados. No tiene tiempo de inventar, todo el que le sobra lo emplea en odiar y maldecir. Así les va y así les irá.
El pueblo de Israel se toma bien en serio sus amenazas, de modo que los políticos iraníes pueden estar segurosque estamos trabajando con muchos países libres para volver inocuos sus venenos, esquivar sus pullas y neutralizar sus ataques. El desprecio y el odio no tienen futuro. Aunque distinto al de hoy, esperemos que Irán si lo tenga.
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