Durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de este año, el cantante Roger Waters, exmiembro de Pink Floyd, programó una gira titulada “Us + Them”, por varios países latinoamericanos: Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Perú, Colombia, Costa Rica y México. Además de su música, este odiador de oficio aprovecha la fama y notoriedad para promover su virulenta campaña judeofoba, que no es nueva, la hemos visto en múltiples oportunidades a lo largo de décadas; por ejemplo, sus conciertos “adornados” con cerdos inflables, portadores de lemas político-partidistas, entre los cuales se vio pintada una Estrella de David, que, como mínimo, constituye una burla.
Roger Waters: Odiador obsesivo
Personas conscientes han preferido dejar de lado su admiración, para distinguirlo como lo que es: un vulgar antijudío. Nos preguntamos a qué se debe ese encono...
En ocasiones, Waters se ha presentado con trajes que recuerdan el uniforme y la simbología nazi, y hasta ha hecho el saludo característico. Al tiempo que, utiliza el escenario para difundir una serie de consignas antisemitas como las supuestas teorías conspirativas que lo acercan a las falsificadas del pasquín Los Protocolos de los Sabios de Sión. Así, culpa al “lobby judío” de ser responsable de una serie de falsos males. Y repite las calumnias del movimiento BDS a fin de deslegitimar al Estado de Israel.
En cada uno de estos países, adicional a sus presentaciones, con el propósito de intoxicar con su rencor a nuestra región continental, ha buscado entrevistas y reuniones en las cuales acusa a Israel de una serie de mentiras; de esta manera, ante un grupo de sindicalistas en Montevideo, sin ninguna prueba, afirmó que Israel “nunca tuvo la intención de construir un Estado palestino”. Precisamente, Israel enfrentaba una lluvia de cohetes lanzados por el grupo terrorista Hamas contra ciudades israelíes, ante lo que Waters no hizo el menor gesto.
Paralelamente, a modo de disfrazar sus mensajes de odio y exhibirse como defensor de causas loables, Waters esgrime una prédica sobre derechos humanos y libertad, señal de su hipocresía y doble rasero de sus posturas. Personas conscientes han preferido dejar de lado su admiración, para distinguirlo como lo que es: un vulgar antijudío. Nos preguntamos a qué se debe ese encono, es posible que haya situaciones que desconocemos, pero tal vez solo sea una forma de conseguir propaganda gratuita, lo que significaría que Waters no es más que un abusador.
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