La paz con Israel es, supuestamente, una forma de claudicación y sumisión que herirá la dignidad de árabes y musulmanes. Eso es lo que viene a decir la vasta campaña que están llevando a cabo palestinos y otros árabes ante el próximo anuncio del plan de la paz de la Administración Trump, también conocido como “el acuerdo del siglo”.
Se trata de desbaratar el “acuerdo del siglo” y aterrorizar a los árabes y a los musulmanes que puedan querer aceptarlo. Como parte del esfuerzo para generar conciencia sobre los peligros del mismo, un creciente número de palestinos y árabes están tratando de explicar a sus semejantes por qué la paz y la normalización de las relaciones con Israel son totalmente inaceptables. Ahí está, por ejemplo, la denominada Campaña Internacional contra la Normalización, cuyos promotores dicen estar preocupados por que algunos países y líderes árabes puedan cooperar con el referido “acuerdo del siglo”. Están inquietos porque ven que algunos de ellos ya están, de hecho, implicados de varias maneras en la normalización con Israel.
La campaña se propone claramente lanzar una advertencia, no sólo a los árabes y musulmanes de a pie, también a sus líderes, sobre las “peligrosas consecuencias” de hacer la paz con Israel. La normalización es “el miserable fruto de una cultura de claudicación y sumisión”, dicen; y las concesiones y la paz no son más que una vergüenza y una degradación.
Para ellos, las palabras paz y compromiso parecen tener connotaciones sumamente negativas, de repliegue, derrota y rendición.
Reconocer el derecho de Israel a existir también es visto por muchos árabes y musulmanes como una humillación para sus valores, su cultura, su poder político y sus tradiciones económicas. Han sido educados para ver a Israel como un cuerpo extraño y un “proyecto colonial” injertado en Oriente Medio por las potencias occidentales. Por lo tanto, no pueden aceptar la presencia de los judíos, en lo que estos consideran su Estado soberano, en tierras que creen pertenecen exclusivamente a los musulmanes.
Incluso el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, a menudo descrito por los medios y políticos occidentales como un líder árabe “moderado” y “pragmático”, comparte la idea de queIsrael no es más que un “proyecto colonial”. El año pasado, en un discurso ante delegados de la OLP en Ramala, Abás citó al intelectual egipcio Abdelwahab el Mesiri para decir:
La naturaleza funcional de Israel quiere decir que fue concebido por el colonialismo para que cumpliera una función específica, y por lo tanto constituye una empresa colonialista que nada tiene que ver con el judaísmo.
Y luego añadió:
[Oliver Cromwell] tuvo la idea de transferir a los judíos de Europa a Oriente Medio (…) porque querían que esta región se convirtiese en un puesto de avanzada para proteger los intereses y los convoyes que iban de Europa a Oriente (…) Pidió a Holanda, que tenía la mayor flota del mundo, que transfiriera a los judíos, pero el proyecto no prosperó. Eso fue en 1653.
También el año pasado, Abás manifestó varias veces su rechazo a un “acuerdo del siglo” aún no revelado. De hecho, lo tachó de “conspiración” y de “bofetada del siglo”. ¿Cómo puede entonces decirle de repente a su pueblo que acepta ese acuerdo o cualquier otro que implique reconocer el derecho de Israel a existir?
“La normalización [con Israel] equivale a la derrota”, explicó Mohamed al Adloni, secretario general de la organización antiisraelí The International Coalition for Supporting Jerusalem and Palestine. Después advirtió de que hacer la paz o normalizar las relaciones con Israel constituiría una amenaza a la “conciencia” de los árabes y los musulmanes. Hacer la paz con Israel, aseguró, sería “una ocupación completa de la conciencia [de los árabes y musulmanes]”.
Al Adloni y otros activistas aintiisraelíes de los países árabes islámicos parecen preocupados por que la paz con la “entidad sionista” hiciera que sus pueblos tuvieran contacto con los valores democráticos y con la libertad de expresión. Parecen preocupados por que los árabes y los musulmanes puedan despertar una mañana y empezar a exigir elecciones libres y democráticascomo las que se celebran en Israel.
Por lo visto, el sector contrario a la paz en el mundo árabe e islámico no quiere que sus pueblos tengan contacto con la avanzada tecnología israelí, incluida la sanitaria. Por lo visto, quiere que sus pueblos sigan viviendo en la miseria y sometidos a dictaduras, para que sea más fácil reclutar a gente para la yihad contra Israel y Occidente. Además, si salen de la pobreza y la miseria, y sus condiciones de vida mejoran y empieza a gozar de los frutos de la civilización moderna, existe la posibilidad de que los árabes y los musulmanes se alejen del islam e incluso empiecen a apoyar los inadmisibles valores de Occidente.
Esos extremistas no parecen querer disminuir la alta tasa de desempleo entre los árabes y los musulmanes, mejorar las condiciones de vida de sus pueblos u ofrecer a los jóvenes árabes y musulmanes la esperanza de un futuro mejor. En su lugar, da la impresión de que quieren que sus pueblos siga viviendo en la miseria, para que ellos puedan dirigir más fácilmente su rabia hacia Israel y Occidente.
La campaña antiisraelí en el mundo árabe e islámico considera que la mayor amenaza para los árabes y los musulmanes es, no el fracaso de sus líderes, las malas políticas económicas y la corrupción, sino la paz con Israel. El mensaje que los activistas contrarios a la paz están mandando a su pueblo es: “La paz con Israel es lo peor que nos podría pasar a los árabes y los musulmanes, porque los judíos invadirán nuestra mente y nuestra cultura”.
Yaser Qadura, representante del Comité Popular por los Palestinos en la Diáspora, con sede en el Líbano, afirma que su organización está haciendo un gran esfuerzo para instruir a los árabes y a los musulmanes en los “peligros” de la paz y la normalización con Israel. Según Qadura, sus seguidores tienen planes de publicar una “lista de la vergüenza” con los nombres de los árabes y musulmanes que sean sorprendidos promoviendo la paz y la normalización.
Cualquiera cuyo nombre aparezca en la lista será inmediatamente denunciado como “traidor”. En muchos países árabes e islámicos, la traición es castigable con la muerte. Por lo tanto, la lista de la vergüenza se entendería como una licencia para matar a cualquiera que se atreva siquiera a hablar de la paz con Israel.
El mes pasado, un importante grupo de activistas árabes e islámicos se reunió en Beirut, la capital del Líbano, y sentenció que “todas las formas de normalización con la entidad sionista son un acto de traición”. Un árabe o un musulmán que participe incluso en actividades deportivas, culturales o artísticas con la “entidad sionista” será considerado un “traidor”. A ojos de estos activistas, entre los que hay líderes religiosos, cualquiera que juegue al fútbol o acuda a un acto cultural con un judío sería condenado un “traidor”.
Cuando la Administración Trump haga público al fin su plan, descubrirá que numerosos árabes y musulmanes han lanzado una campaña de intimidación para impedir a sus líderes hacer la paz con Israel. Si a un niño árabe o musulmán se le prohíbe jugar al fútbol con un judío, ¿cómo puede esperar la Administración Trump que los árabes y los musulmanes reconozcan el derecho de Israel a existir?
La Administración Trump descubrirá pronto lo que cualquier niño del mundo árabe e islámico sabe: que el conflicto árabe-israelí no tiene que ver con los asentamientos, los puestos de control o la valla de seguridad, sino con el mismísimo derecho de Israel a existir en Oriente Medio. Y que muchos árabes y musulmanes ven la paz con Israel como una amenaza inaceptable a la que hay que poner freno a toda costa.
© Versión original (en inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio
Los árabes, y por extension, los musulmanes, núnca han brillado por su inteligencia, ni siquiera a la hora de plantear estratégias de las que pudieran eventualmente sacar provecho posteriormente , ahi estan sino, su repetidos fracásos para demostrárlo…
sus continuas derrotas frente a Israel, les tienen resentidos, al no haber sido capaces de superarlo, ni de aprender la leccion que de ellas cabiá extraer …las consideran una afrenta, poco menos que una humiliacion … otras de seguro les tocará sufrir, si persisten en el error de querer enfrentarse a enemigo mas poderoso y mejor preparado que ellos … en el castigo tienen la penitencia …
Lo que no deja de asombrárme, es la «candidez» de la que a estas alturas, siguen haciendo gala, aquellos que insisten en hablar de una paz pactada, entre árabes y judios, como si la simple precencia de un formulário (tratado, acuerdo, o como quieran llamárlo) bastára por si sola para cambiar mentalidades, desvanecer recelos, y aplacar resentimientos, por parte quienes no han dejado en todo este tiempo, de rumiar su ódio hacia Israel, y por extension hacia los judios …
Shabbath Shalom !!!