JAI – En la Asamblea General Anual de la Organización Mundial de la Salud hace pocos días en Ginebra, cabía esperar decisiones trascendentes para desarrollar acciones muy serias en zonas de catástrofe humanitaria que llevan ya demasiado tiempo y se agravan día a día.
La Organización Mundial de la Salud tiene siete mil empleados entre directos y contratados. Los funcionarios, en la medida de sus posibilidades, combaten enfermedades, epidemias de gripe y flagelos que aparecen un día sí y otro también. No se nos ocurre abrogarnos el derecho de calificar si siete mil funcionarios es un disparate o un acierto en una agencia de Naciones Unidas, que sólo en su oficina burocrática de Nueva York tiene más de diez mil empleados.
Al fin y al cabo, la responsabilidad de la montaña de empleos en las agencias de ONU la tienen los países que la integran que son los que aportan presupuesto y toman decisiones. Por este contexto es que los ciudadanos del mundo que pagamos nuestros impuestos para que un porcentaje de ellos vayan desde nuestros gobiernos a Naciones Unidas y sus agencias, tenemos el derecho, al menos, de preguntarnos cómo toman las resoluciones las agencias internacionales direccionadas por los votos y propuestas de los gobiernos.
Y allí es donde podemos ver, cada día en forma más burda, que incluso en temas de salud que afectan a todos y cada uno de los habitantes del planeta, las circunstanciales presuntas ventajitas políticas valen más que ser serios, mínimamente serios.
En esta Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud hubo dos países señalados con el dedo. Nada de las catástrofes en Siria, Yemen o Sudán. Faltaba más.
Uno de los países señalados con el dedo fue Venezuela. ¿Para proponer alguna medida que aminore las muertes por desnutrición, la hambruna, la propagación de malaria? Ni una palabra. Venezuela debe mucho dinero a la Organización, y como lo político se impone sobre la salud incluso en una asamblea que no debería ni rozar lo político, lo que se hizo con Venezuela fue condonarle su deuda a veinte años. Mientras, puede seguir torturando a los presos políticos y expandir enfermedades porque no hay medicación para combatirlas.
Y por supuesto que el otro país señalado con el dedo fue Israel. Con el título de “situación sanitaria en territorios ocupados, en Jerusalem Oriental y el Golán”. No se precisa ser muy instruido y ni siquiera ser empleado de la Organización Mundial de la Salud para saber que Israel ha atendido más de cinco mil civiles sirios, entre ellos mil niños en los últimos seis años de la guerra civil que ha destruido a Siria. Israel los ha atendido en sus hospitales, los ha recuperado, y eso está documentado.
En este año 2019 Israel atenderá en sus hospitales 20.000 palestinos que llegan desde la Autoridad Palestina, en coordinación entre el gobierno de Israel y autoridades del gobierno de Mahmoud Abbas, que también se atiende junto a su esposa en Israel. Y de acuerdo a las últimas informaciones, habrá tres mil palestinos más que lograrán aumentar la cifra a 23 mil. Abbas, hace unas semanas, ha dicho que quiere prohibir a los palestinos que se atiendan en hospitales israelíes. Política menor y rastrera para la tribuna, porque sólo 6.000 de los palestinos se atienden de cáncer. Pero Abbas necesita hacer su diatriba mientras él y sus Ministros corren a los hospitales israelíes a atenderse.
No fue tan sorpresivo que la Asamblea de la Organización Mundial de la Salud fuera secuestrada para tomar una resolución política contra Israel. Es un ejercicio permanente en la ONU.Y no fue sorpresiva por los países que la promovieron:
Miembros (no todos) de la Liga Arabe , la propia Palestina, Bolivia, Cuba, Venezuela, Turquía.
Tampoco llamaría la atención, aunque no le quitamos ningún calificativo negativo, que un poco menos de la mitad de los miembros de ONU haya aprobado esta declaración, que de todos modos, fue hecha para engrosar el archivo de las agresiones anti israelíes de ONU. La votación arrojó el resultado siguiente: votos a favor, 96; votos en contra, 11; abstenciones, 21; Estados Miembros ausentes, 56. O sea, 88 países (entre ausentes, abstenciones y votos en contra) no se prestaron a tamaño insulto a la realidad de los hechos en el terreno.
Pero quedan preguntas por hacerse, triste e inevitablemente. Que los proponentes del libelo llamado resolución lo apoyaran, era lógico. Que se le agregaran China e Irán, más que esperable. Pero ¿a qué estaban apostando Bélgica, Chile, Costa Rica, Argentina, Uruguay, España, Francia, Panamá, Perú, Paraguay, Portugal cuando levantaron la mano?
En América Latina,¿sólo Brasil , Guatemala y Colombia conocen la realidad y no la distorsión de lo que sucede con la atención médica de Israel a sirios y palestinos?
¿En qué ayudan Francia y Bélgica aprobando mentiras políticas en una reunión que debería preocuparse de las graves situaciones sanitarias que parece que a la hora de tomar decisiones serias nadie las tiene en cuenta?
En este contexto resulta muy rechazable la frivolidad de los votos a la ligera. Aunque las autoridades alemanas luchan contra el antisemitismo (y votaron contra la barbaridad aprobada por la OMS) igual un jerarca le dice esta semana a los judíos que no usen kipá en las calles porque corren peligro. En Francia, hace rato que los judíos corren peligro y muchas muertes ha causado el antisemitismo estos últimos años. Y en Bélgica, en Suecia, en Noruega, en Europa para resumir, es tiempo de crecimiento de antisemitismo. ¿Y sus gobernantes se atreven a hacer juegos políticos en agencias de ONU?
Y América Latina ¿qué espera?¿Cree que nadie presta atención a estos votos absurdos y reiterados en agencias de Naciones Unidas?.
Cuando se culpa a Israel de todos los males del mundo, cuando se votan resoluciones contra Israel basándose en hechos que no son y se ocultan los que sí son, estamos frente a antisemitismo.Y si a alguien le molesta la acusación, que se mire al espejo, se sincere y deje de practicar antisemitismo.
Seria bueno que las embajadas israelies en los paises que votaron en contra en la OMS
(Organizacion Mundial Salvaje) le informe a esos gobiernos la verdad de lo que alli ocurre. Algo bien descripto en el articulo sobre a quienes atiende Israel incluidos los terroristas nazis.