Con Federico Jiménez Losantos entre los premiados, la pasada semana se entregaron las medallas de Dignidad y Justicia en un acto en Madrid que resultó emocionante, sobre todo, cuando se entregó la medalla de oro a título póstumo a los padres de Amiad Yisrael, que unas horas después nos recibieron en su hotel de Madrid, cansados pero felices por lo que habían vivido y por un viaje a España que «ha sido demasiado corto», nos dicen con una sonrisa, elogiando tanto España como Madrid «es un país precioso, hemos disfrutado mucho de estos días aquí».
Casualmente la entrevista tiene lugar justo seis meses después de que Shira Ish-Ran y su marido Amichai vivieran una de esas experiencias que te marcan para toda una vida: en diciembre pasado esperaban en una parada de autobús cuando fueron tiroteados -ellos y varias personas más- por un terrorista palestino. Shira, que estaba embarazada de 26 semanas, resultó herida de extrema gravedad, Amichai recibió tres impactos de bala en sus piernas, pese a lo que probablemente salvó la vida de su mujer al tratar de taponar sus heridas.
Ya en el hospital los médicos tuvieron que forzar el nacimiento del Amiad Yisrael, que lamentablemente sólo pudo mantenerse con vida durante tres días. Así, cuando aún estaba luchando por su propia vida, Shira perdió a su propio hijo.
¿Cómo se sienten sólo después de seis meses de pasar por algo así? Amichai trata de explicárnoslo: «Hay subidas y bajadas, depende de cuando lo preguntes», nos dice, «desde el punto de vista físico vamos sintiéndonos mejor», «la rehabilitación está yendo bien», interviene su mujer, «antes no podíamos andar y ahora andamos un poco, aunque todavía no podemos vivir nuestra vida normal, porque tenemos muchos dolores», explica.
Las secuelas son visibles aún sobre todo para Shira, que acudió al acto de Dignidad y Justicia con unas muletas, pero la mujer sentada frente a nosotros en un ambiente más informal está ya claramente en el camino de la recuperación absoluta y, de hecho, su cuerpo menudo y su rostro sonriente transmiten confianza y fortaleza.
«A veces estamos muy tristes y lloramos, pero tratamos de dar espacio también a esos sentimientos, sabiendo que hay un momento para cada uno y que todos son legítimos»
Pero probablemente el asunto es más complejo desde el punto de vista emocional: «La mayor parte del tiempo somos muy positivos y miramos al futuro, no queremos olvidar el pasado, sino seguir adelante con él», recalca Amichai, que admite que «sigue habiendo momentos muy duros», pero se muestra convencido de que «en general lo estamos haciendo bien». Su mujer profundiza un poco más en los malos momentos: «A veces estamos muy tristes y lloramos, pero tratamos de dar espacio también a esos sentimientos, sabiendo que hay un momento para cada uno y que todos son legítimos, que está bien sentir lo que sea. A partir de ahí seguimos adelante, está claro que siempre habrá un antes y un después, pero tratamos de construir una nueva vida».
Superación
¿Cómo superar algo así? ¿Cómo seguir adelante con la pérdida y el miedo? «Lo primero es la Fe en Dios -dice Amichai con la seguridad del que está muy convencido de lo que dice- creer que cualquier cosa que Él hace tiene sentido… y por supuesto el hecho de que mi esposa sigue viva y está aquí conmigo -añade con una sonrisa, alargando la mano y acariciando a su mujer, que le devuelve el gesto con otra sonrisa enternecedora-; y claro también nuestra familia, que ha estado ahí todo el tiempo; y los amigos e incluso gente de Israel y de todo el mundo que nos han mostrado su solidaridad y eso nos ha ayudado mucho».
Shira habla también de la Fe, de «saber que todo pasa por una razón, que no es nuestra culpa, aunque nosotros no podamos entender por qué pasó, hemos tratado de centrarnos más en el para qué, en qué quiere Dios de nosotros».
Pero no todo ha sido ayuda divina: «El Estado de Israel es increíble y nos ha proporcionado un montón de ayuda, muchísima gente: trabajadores sociales, abogados, profesionales de todas las áreas, psicólogos, personas que nos ha ayudado desde todos los puntos de vista a lidiar con la situación, financieramente, emocionalmente… todo lo que hemos necesitado«, dice Shira, citando también a la sanidad Israelí y la acreditada experiencia con el terrorismo que por desgracia posee.
«El Estado de Israel es increíble y nos ha proporcionado un montón de ayuda»
Su historia conmovió al país entero, una oleada de solidaridad y empatía barrió Israel de norte a sur ante la desgracia de esa pareja tan joven, ellos no han podido olvidarlo tal y como nos cuenta Amichai: «Sentimos un gran abrazo de la sociedad israelí, mucha gente venía a vernos y nos escribían cartas, notas y mensajes, nos mandaban flores y comida, hasta hoy la gente sigue ofreciéndonos todo lo que pueden, nuestra historia llegó a mucha gente».
«En Israel hay un gran sentimiento de solidaridad -profundiza Shira hablando con orgullo de su país-, nos vemos como una gran familia y nosotros lo hemos vivido personalmente», dice. «Mientras estábamos en hospital decenas de personas venían a vernos cada día, gente a la que no conocíamos». Y además, no sólo les ha ocurrido en Israel: «Muchas personas no judías también se han acercado a nosotros, en Madrid, por ejemplo, ha sido increíble la cantidad de gente que se ha acercado a mostrar sus condolencias y también su apoyo a nosotros y a Israel. Ha sido una experiencia inolvidable».
«Increíble» ceremonia con Dignidad y Justicia
Un ejemplo de esa solidad y esa empatía había sido la propia ceremonia de entrega de las medallas de Dignidad y Justicia, «la ceremonia de hoy ha sido increíble -vuelve a usar, emocionada, esa palabra-, la cantidad de gente que se ha acercado a nosotros y nos han expresado su cariño, nos han abrazado…».
Shira nos cuenta la agradable sorpresa que ha supuesto ellos el viaje y el acto: «Cuando nos llamaron en Abril pensamos que la ceremonia sería algo pequeño, con poca gente y decimos que sí que vendríamos. Sólo un día antes empezamos a darnos cuenta de lo importante que era el evento, Amichai ni siquiera tenía un traje», nos dice entre risas, «ha sido muy especial, todo era muy agradable, estar entre esa gente que ha conseguido cosas tan importantes, escuchar la historia de lo que han hecho», Shira nos dice, y de hecho lo hace con un énfasis que no deja lugar a dudas, que «ser parte de eso» ha sido una experiencia impresionante.
Ambos recalcan que el recibimiento que han tenido en España ha sido «extraordinario» y ven a nuestro país como un ejemplo de tratamiento de las víctimas del terrorismo, «otros países en el mundo deberían hacer cosas parecidas a lo que ha ocurrido hoy en Madrid, dice Shira con evidente entusiasmo, «quedará para la historia que España fue el primer lugar en el que se trató a las víctimas del terrorismo con este respeto y este reconocimiento».
El terrorismo en Israel
Preguntamos a Amichai y Shira por qué Israel tienen tan difícil mostrarle al resto del mundo su batalla contra el terrorismo, por qué tantos en tantos lugares niegan a los israelíes el derecho a defenderse del terror. Amichai lo atribuye «en su mayor parte» a la «ignorancia de lo que realmente está pasando» y recuerda lo que es obvio, aunque en realidad no se dice mucho: que «aunque haya un conflicto el terrorismo no es la forma de resolverlo, no puedes ir por ahí pegando tiros a hombres, niños y mujeres embarazadas». Con todo, muestra su convencimiento de que «si realmente se explicasen los hechos las opiniones cambiarían e Israel se sentiría menos sólo en la lucha».
«Aunque haya un conflicto el terrorismo no es la forma de resolverlo, no puedes ir por ahí pegando tiros a hombres, niños y mujeres embarazadas»
Shira profundiza en la cuestión: «Mucha gente no entiende la verdadera esencia del conflicto, que no es una lucha por la tierra, son fanáticos musulmanes -obviamente «no todos los musulmanes», corre a aclarar- que quieren crear terror y destrucción». La prueba, en su opinión, es que «a los palestinos les hemos dado territorios, algo que fue realmente difícil pero lo hicimos, y no funcionó, lo que demuestra que la esencia del conflicto no es son los territorios«.
«La yihad -recuerda- es una lucha por la religión, los yihadistas están luchando contra los judíos y contra los cristianos, es una batalla mucho más profunda, mucho más difícil de resolver que una pelea por el territorio», dice, convencida de que «si la gente entendiese eso Israel no estaría tan sólo».
Y no sólo eso, Shira añade algo más a su razonamiento, irguiéndose en el asiento como para darle más importancia a su siguiente frase: «Una de las razones por la que los yihadistas palestinos atacan a Israel es por antisemitismo, es parte de su agenda, son antiisraelíes pero también antisemitas, nos matan porque somos judíos«.
Vivir en un asentamiento
Shira y Amichai viven en un asentamiento israelí en Samaria, parte de lo que en España conocemos como Cisjordania. Es lo que según muchos medios son las ‘colonias ilegales’ a cuyos habitantes se demoniza como «colonos» que viven en un entorno de constante peligro y enfrentamiento. Pero quizá esa no es toda la verdad: «Vivimos en un lugar increíble y llevamos toda nuestra vida viviendo allí -nos dice Amichai- la mayor parte del tiempo es un lugar pacífico y nunca nos imaginamos que algo así podía pasar, hemos estado cientos de veces desde que éramos niños en la misma parada de autobús en la que sufrimos el atentado».
Shira recuerda que la verdad es que «el terrorismo te puede alcanzar en cualquier lugar: ha pasado en Madrid, en Londres en Nueva York, el lugar donde vivas no es lo que realmente importa, así que ni siquiera hemos pensado en mudarnos».
Para ella su asentamiento es «un sitio pacífico en el que estamos felices» y en el que quieren «vivir en paz con los árabes a nuestro lado, que es lo que normalmente ocurre y las dos partes de benefician de ello».
«Nuestra victoria -vuelve a reflexionar Shira sobre el terror- es decirle a los terroristas que no tienen éxito, que no cambian nuestras vidas, que seguimos viajando, saliendo…». Aquí enlaza con el antisemitismo de los terroristas del que ha hablado un poco antes: «Quieren que no haya más judíos, acabar con nosotros, nuestra victoria es traer más judíos al mundo, y es lo que haremos con la ayuda de Dios: traer a este mundo más gente pacífica, moral y feliz».
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