Padrinazgo para la destrucción

Ese ejército terrorista que, desde hace meses, daba forma a un plan de gran potencial para atacar con drones explosivos a diversos objetivos en Israel, vio frustrada su novedosa táctica. Hace unos días, la Fuerza Aérea de Israel, prevenida por sus servicios de inteligencia, atacó ciertos focos en la localidad de Aqraba, al sureste de Damasco y desbarató ese plan. El portavoz militar israelí precisó: “El ataque fue ejecutado contra militantes de la Fuerza Quds iraní y milicias chiís que preparaban un atentado contra blancos israelíes desde el territorio sirio”.

Este proyecto más sofisticado que los anteriores, es una de numerosas iniciativas del régimen de los ayatollas, el cual ambiciona la concreción de sus numerosos discursos en los que repite que destruirá a “la entidad sionista”. Irán se extiende hacia diversos países como plataformas para sus arremetidas. Así, a través de Hezbollah, se ha apoderado del Líbano, al que domina política y militarmente; además de los exabruptos de Nasrala, a fines del año pasado, el ejército de Israel descubrió unos cuatro túneles que se adentraban en territorio israelí, con el propósito de una invasión bélica. Israel ha estado evitando que, desde Siria, Irán suministre pertrechos a Hezbollah; al punto que, para ello, los iraníes mudaron ese proyecto a Irak. Simultáneamente, Irán respalda a Hamas; en julio del presente año, una comitiva de alto nivel de la banda terrorista visitó Teherán y sostuvo reuniones con funcionarios iraníes, quienes reafirmaron su apoyo a lo que, de modo eufemístico, llaman “la resistencia”. En Gaza también activa otro grupo terrorista, la Jihad Islámica, aún más cercano a la teocracia iraní.

Adicionalmente a otras actividades criminales alrededor del mundo, Irán desestabiliza la región del Medio Oriente y, en cuanto al Estado judío, busca abrir diversos flancos.