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| sábado noviembre 16, 2024

KI TAVO 5779


Moshé instruye al Pueblo de Israel: Cuando entres a la tierra que Di-s te esta entregando como herencia eterna, y la establezcas y la cultives, trae las primeras frutas (bicurím) de tu huerta al Sagrado Templo, y declara tu gratitud por todo lo que Di-s ha hecho por ti.

Esta sección también incluye las leyes de los diezmos dados a los Leviím y a los pobres, las instrucciones detalladas de cómo proclamar las bendiciones y las maldiciones en los montes Gerizím y Eival, como fue discutido al comienzo de la sección Ree.

Moshé recuerda a la gente que son el pueblo elegido por Di-s y que ellos, a su vez, han elegido a Di-s.

La última parte de Ki Tavó consiste en la Tojajá (reprimenda). Luego de listar las bendiciones con las cuales Di-s premiará a la gente cuando ellos sigan las leyes de la Torá, Moshé da una larga y dura lista de cosas malas, como enfermedad, hambruna, pobreza y exilio, que ocurrirán si ellos abandonan los preceptos de Di-s. Moshé concluye diciendo al pueblo que sólo hoy, cuarenta años después de su nacimiento como pueblo, alcanzaron «un corazón para saber, ojos para ver y oídos para escuchar».

 

LA ALEGRIA DE LAS PRIMICIAS

En nuestra Parashá se ordena a los Hijos de Israel traer los primeros frutos (bicurím) de la tierra una vez establecidos en ella. De acá nuestros Sabios infirieron que sólo cuando todo el pueblo se hubiera establecido en la Tierra de Israel regía esta mitzvá, por lo que durante los 14 años que duró la conquista no fueron traídos bicurím. ¿Qué aprendemos de esto? Mientras nuestro hermano todavía carece de su heredad, por más que tengamos nuestros frutos, no podemos alegrarnos completamente. Sólo cuando todos y cada uno de los Hijos de Israel tiene su parte, podemos alegrarnos plenamente por los frutos de nuestro trabajo.

 

JAI ELUL (18 DE ELUL)

Jai significa 18, pero también significa vida, y es porque en Jai Elul que resurgió la vida para el Pueblo de Israel, que nosotros recordamos esta fecha. El 18 de Elul del año 5458 (1698) nacía Rabí Israel ben Eliézer, el Baal Shem Tov, fundador del movimiento jasídico.

Y también un 18 de Elul, pero del año 5505 (1745) nacía Rabí Schneur Zalman de Liadi, el Baal HaTania, primer Rebe de Jabad Lubavitch y nieto espiritual del primero.

El Baal Shem Tov siempre enseñó que el servicio a Di-s debe brotar del corazón y debe ser con alegría y fe sincera.

El Baal HaTania enseñó que en cada cosa existente hay una chispa de la fuerza creadora de Di-s.

Que por el mérito de estas dos Luminarias de Israel este 18 de Elul sea el último del Galut (exilio) y el primero de la Gueulá (redención).

 

¿Es peligroso ir a Israel?

¿Cuál va a ser el precio final de ser judío?

Por Shimon Posner

«Y será que cuando vengas a la tierra que Yo te doy… una tierra que fluye leche y miel» (Deuteronomio 27:3)

¿Es peligroso ir a Israel? Quizás no tan peligroso como no ir. ¿Qué peligro hay en ir? Algo puede ocurrir. ¿Probable? No. ¿Posible? Como cualquier otra cosa en la vida. ¿Qué peligro hay en no ir? Nada. Nada sucederá. Nada notable, nada destacado, nada tangible. Solo un sutil, casi imperceptible cambio ocurrirá. Sutil puede ser profundo.

Abraham Twerski cuenta de un individuo que terminó una noche de fiesta y vuelve a casa a su departamento del piso veinte en Manhattan. Se desploma en la cama y arroja un zapato. Cuando está por arrojar el otro recuerda que alguien está durmiendo en la cama en el piso diecinueve; cuidadosamente se saca su otro zapato y lo pone en el piso. Diez minutos después golpean furiosamente a su puerta. Es el hombre de abajo «¡Puede arrojar de una vez el otro zapato!» Grita.

Esperar que caiga el otro zapato destroza los nervios. Una vez que las fichas caen, usted sabe donde están; ellas caen, golpean, rompen y luego se quedan quietas.

Mucho se ha dicho del judío de ghetto, la mayoría es peyorativa e inmerecida. Los ghettos tenían murallas, fuera de las cuales los judíos no podían vivir ni encontrarse después del anochecer. Los edictos excluían a los judíos de la mayoría de las profesiones, los cargaban con los impuestos judíos y los marcaban con estrellas amarillas y sombreros. La muerte no era la excepción.

Los judíos del ghetto sabían el precio que el exterior les cobraba por ser judíos. Los judíos del ghetto pagaban el precio y continuaban siendo judíos. Para ellos ser judíos significaba grandeza espiritual, profundidad intelectual, legado eterno, futuro optimista: cuan afortunado ser judío. Como dice Jonathan Sacks, mientras muchas cosas para el judío del ghetto eran problemáticas, la identidad judía no lo era.

No era así para el judío marrano, el lado del que menos se habla de la moneda medieval. Él, temeroso de ser convertido en un pobre vagabundo en un barco que hace agua, permitió que el sacerdote de la aldea lo salpicara con agua. Asistía a la iglesia; adoptaba lo mejor que podía las costumbres que el exterior demandaba de su conversión sin fe.

Pero ahora el exterior estaba en él, y el judío marrano vivía su vida mirando por encima del hombro. ¿Cuándo lo atraparán? ¿Cuándo caerá el zapato? ¿Cuál va a ser el precio final de ser judío? Mientras que muchas cosas para el judío marrano no eran problemáticas (sobre todo la seguridad financiera y física), la identidad judía lo era.

Finalmente el marrano no pudo seguir siendo judío. Mientras unos pocos y recordados murieron la muerte de los mártires, la mayoría se disolvieron en el catolicismo. Ese fue su precio. No ser judío. El judío que eligió el ghetto, pagó su precio. Sus nietos judíos cuentan su historia.

Si uno va o no va a Israel en esta época tiene un componente personal, posiblemente lo que es apropiado para uno no lo es para otro. Pero hay un componente que debe ser señalado. Ir tiene un precio. No ir tiene un precio.

Cuando estaba en Marruecos con diez amigos de la ieshivá, aprendimos como caminar por las calles. No caminar por las veredas donde pueden estar demasiado cerca de alguien en busca de problemas. Caminar por el medio de la calle: como si fuera suya. Caminar cerca de autos estacionados, los autos son un símbolo de status y ellos vacilarían en arrojar una piedra si pueden golpear el auto. No caminar por la calle cuando salen de los bares; un cobarde borracho es un peligro estúpido. Y si son golpeados, devuelvan doble tan fuerte y rápido, y debido a que en minutos pueden ser superados por 300 a 1, escapen rápido. Pero nunca corran.

Con todas las precauciones, uno de nosotros fue herido por una piedra en el ojo. Un bien intencionado americano, un visitante que representaba a una organización judía de recolección de fondos había venido a Casablanca en esa época. Había oído acerca de nuestro compañero que había sido herido. «¿Por qué no cubren sus iarmulkes con sombreros?» Sugirió. Le respondimos con educados y no comprometidos ruidos. Vayan a explicarle.

Pero si está escuchando, esto es lo mejor que puedo ofrecer —unos dieciocho años después:

Si quiere correr, puede —pero no puede correr sólo un kilómetro. Tiene que correr cien kilómetros. Si oculta quien es, entonces nunca es usted mismo. Sus hijos nunca sabrán quién fue usted antes —o quienes son ellos ahora. Si oculta su iarmulkes, entonces ocultará la caja de su mezuzá, y hasta ocultará su nombre. Si oculta puede estar seguro. Si está seguro, estará asustado de no estar seguro. Estará asustado de ser usted.

Si usted no se oculta, usted puede ser golpeado; si es golpeado puede ser herido. Puede morir: muchos judíos han muerto por la única razón de ser lo que son. ¿Vale la pena morir por lo que usted es? Esa no es siquiera la cuestión. La verdadera cuestión es: es adecuado vivir por quien es usted, si vivir por lo que usted es vale la pena, entonces no hay nada que temer.

Ese viaje a Israel que usted ha estado posponiendo. Es seguro ir, peligroso no ir. El otro zapato ha caído. ¡Disfrute el viaje! (www.es.chabad.org)

 

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Comentarios

Vale la pena vivir una existencia , cimentada en convicciones (en este caso espirituales) en principios y valores, que otorguen a ésta sentido y propósito …
La identidad judia en cuanto a ella, es lo suficientemente poliédrica como para substanciarse en dos aforismos y encontraren ellos acomodo …
Tengamos siempre presente respecto a esta cuestion y a cualquier otra, que para D- todo se cifrá en términos espirituales, no geneaológicos ( en definitiva, humanos y convencionales )…procuremos pues aplicar en todo tiempo esa regla, en relacion a ÉL …

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