El Presidente Trump decidió retirar sus tropas del noreste de Siria, exponiendo así absolutamente a los combatientes kurdos. Que Trump actúe al parecer por impulsos, sin sopesar debidamente las repercusiones de sus acciones, ya no sorprende a nadie. No entraremos aquí a analizarlo, ya que es más para sicólogos que otra cosa. Lo que sí está claro es que es una traición a los kurdos, combatientes valientes que desempeñaron un papel central en la lucha contra el Estado Islámico.
Tampoco sorprende que Turquía haya reaccionado con un fuerte ataque contra los kurdos, sus declarados enemigos. Ankara considera a los kurdos terroristas. Es un hecho que ha habido atentados de milicias kurdas contra blancos turcos, por la dura represión que sufrieron. Pero los ataques de Turquía siempre se han excedido de esa agenda. Y no es casualidad que el Primer Ministro de Israel Biniamin Netanyahu haya advertido respecto a la posibilidad de una “limpieza étnica” que Turquía quiera hacer de los kurdos. Conociendo al “Sultán” Erdogan, todo es posible.
Esta nota no apunta a analizar la historia de la relación entre Estados Unidos, Turquía, los kurdos e Israel. Sí recordaremos la alianza entre Israel y los kurdos y la asistencia que les brindó durante muchos años en territorio irakí.
Aquí, en esta primera nota sobre el tema, quisiéramos iluminar la lección clara que se puede extraer de esta situación: Israel no puede jamás confiar en nadie para preservar su seguridad. Deben ser únicamente sus intereses y necesidades de seguridad, las que dicten su agenda.
Escribimos estas líneas y enseguida salta el pensamiento….”¡pero si Israel siempre ha actuado así”!. Es cierto. Israel no pidió nunca a nadie combatir por él, ni tampoco lo concibió. Pero cuando ocurre una situación de este tipo, es ineludible que se ajusten las clavijas y quede especialmente claro que no se puede nunca confiar en los demás, en una zona tan compleja como Oriente Medio.
Pero no está de más recordar que hay una gran diferencia entre la situación de los kurdos y la de Israel, no sólo en lo relacionado a la fuerza de la cercanía con Estados Unidos.
Los aproximadamente 11 mil combatientes kurdos podían ver en la presencia norteamericana en la zona, un elemento clave en su posibilidad de defenderse, porque con los soldados en cuestión en el terreno, Turquía no se iba a animar a atacarlo. Para Israel, mil efectivos norteamericanos, no cambia nada. Es un ejército poderoso que puede maniobrar de otra forma.
Pero cuando de fondo, en el horizonte, está presente la amenaza de Irán, que no se puede saber en qué momento estalla, esta situación recuerda que en el momento de la verdad, puede que Israel quede solo también cuando tenga que lidiar un problema que afecta también a otros países de la región.
Es bueno tenerlo presente…ante cualquier eventualidad.
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