A pesar de la fuerte oposición de los países árabes e Irán, los miembros del equipo legal israelí que visitó Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos (EAU), la semana pasada, logró que se aprobara una resolución presentada por ellos para mejorar el mecanismo de auditoría para la implementación de la convención anticorrupción.
Dina Zibler, la fiscal general adjunta, encabezó el equipo israelí que participó de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, llevada a cabo en Abu Dabi.
Del encuentro tomaron parte 1.500 representantes de 185 países, incluidas varias naciones árabes de la región.
La Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (UNCAC, por sus siglas en inglés), que comenzó a funcionar en el año 2005, es el organismo internacional más importante en la lucha contra la corrupción, y está compuesto por 185 Estados miembro, incluido Israel.
Esta convención fue promovida por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
El contingente israelí promovió una resolución para mejorar el mecanismo de auditoría de la convención y organizó un evento llamado «Custodios fuertes e independientes: una piedra angular en la lucha contra la corrupción y una garantía de seguridad jurídica para el público en general». El debate sobre la resolución israelí estuvo cargado de tensiones debido a la dura oposición de algunos países árabes para adoptarla.
Egipto, en nombre de la Liga Árabe, manifestó que Israel es un Estado ocupante que no respeta las resoluciones de la ONU y viola las leyes internacionales. Irán y Arabia Saudita expresaron su oposición debido a que no reconocen el derecho de Israel a existir como un Estado independiente. Los iraníes agregaron que se trató de una estrategia política israelí cuyo fin era ocultar el «feo rostro» de la ocupación.
A pesar de los intentos de no aprobar la resolución israelí, los esfuerzos de Israel, apoyado por Estados Unidos, dieron sus frutos, y finalmente la propuesta fue aprobada.
En respuesta a los ataques de la Liga Árabe, Irán y Arabia Saudita, Zilber declaró: “El apoyo internacional a la resolución israelí muestra el ‘bello rostro’ de la comunidad internacional que lucha contra la corrupción. Sin embargo, somos testigos de un intento carente de dignidad por parte de los países que se oponen a nuestra resolución, los cuales intentan hacer un uso político de este foro. El Estado de Israel se compromete a luchar para cumplir con los objetivos de la convención”.
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