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| martes marzo 19, 2024

La judeofobia que crece en los Estados Unidos

El 28 de diciembre se dio un ataque contra miembros ortodoxos de Monsey en New York, que tuvo como resultado varios heridos y una sensación de temor por los crímenes de odio que se hacen cada vez más comunes en los Estados Unidos.


De igual manera, a mediados de mes se dio un ataque contra un supermercado Kosher en el barrio judío de Jersey City dando nuevas muestras de cómo la judeofobia va ganando terreno una vez más en los Estados Unidos.
Sumar a lo mencionado anteriormente, dos nefastos atentados contra las sinagogas de Pittsburgh y Orlando, así como ataques emprendidos contra judíos ortodoxos en los barrios de Brooklyn, y la detención de un supremacista que planeaba envenenar a miembros de una comunidad, así como el creciente fenómeno de la banalización de la shoah por parte de líderes políticos de diferentes posiciones ideológicas, incluyendo demócratas para sorpresa de quienes los ven como una fuerza política progresista.
Según informe de la Liga Antidifamación durante el año 2018 los crímenes de odio en los Estados Unidos alcanzaban la degradante cifra de siete mil incidentes, de los cuales cerca del 60% estuvieron enfocados contra la población judía.
Y a diferencia de lo que ocurre en Europa, en los Estados Unidos no hay prohibición de utilizar parafernalia de agrupaciones que manifiesten odio directamente contra minorías y las marchas de este tipo de organizaciones son supervisadas por las fuerzas del orden en el país, siendo vetadas solamente aquellas que tengan entre sus aspiraciones derrocar los poderes del Estado.
El asunto apunta a deteriorarse más, debido a la manipulación desde varios frentes que está ocurriendo, por ejemplo, las lamentables declaraciones de políticos estadounidenses, como Ilhan Omar y Rashida Tlaib, ambas con posiciones antiisraelíes muy claras, pero que mezclan comentarios antisemitas en medio de sus declaraciones políticas contra el Estado de Israel.

Judío ortodoxos caminan por las calles de Crown Heights, en Blooklyn

Judío ortodoxo por las calles de Crown Heights, en Blooklyn
(AFP)
De igual manera ocurre las expresiones del político demócrata Bernie Sanders que tampoco mide su crítica contra Israel y realiza en ocasiones expresiones que perfectamente caben en el auto odio judío banalizando a través de sus palabras el sufrimiento de su propio pueblo.
La prensa también ha tenido un rol nefasto en la carroña con la que ha alimentado a los promotores de las ideas antisemitas; ya sea adrede o involuntaria por su posición política anti – Trump, señalando por ejemplo que el presidente habría firmado una ley que categorizaría a los judíos como una “raza o nacionalidad” siendo una artimaña para coartar a los grupos pro – palestinos que se manifiesten en los campus universitarios con sentimientos anti – israelíes.
La norma aprobada por Trump amplía los conceptos para la defensa de los ciudadanos que puedan sentirse discriminados por su “raza, color u origen étnico nacional”, no se menciona el aspecto religioso ni tampoco se asocia la crítica al Estado de Israel con antisemitismo; aunque cabe mencionar que algunos países europeos en los últimos años han interpretado correctamente que muchas de las manifestaciones contra el Estado Judío en realidad es un tipo de antisemitismo solapado y “políticamente correcto”.
Otro aspecto llamativo de este peligroso fenómeno en los Estados Unidos es que a diferencia de Europa donde tanto supremacistas como fundamentalistas islámicos comparten actos anti – judíos, en el caso estadounidense la mayoría de los ataques han estado en manos de supremacistas; y no solamente blancos, ya que quienes atacaron el supermercado Kosher en Jersey City eran parte de una secta de afroamericanos autodenominados “Black Hebrew Israelites” (Israelitas negros hebreos), quienes se denominan a sí mismos los verdaderos herederos del judaísmo antiguo.
De nuevo se enciende la alerta por la discriminación en los Estados Unidos; el detonante contra los judíos hace regresar a la analogía del canario en la mina. Es indudable que se trata de un tema que no es nuevo, pero sí con antecedentes nefastos si no se le pone un freno de inmediato, considerando lo que la opinión de los expertos en temas de genocidios ha manifestado con preocupación; que la violencia que comienza contra los judíos, no termina en los judíos, y es una llamada de atención muy importante antes que se desate algo de mayor envergadura.
 
* Bryan Acuña es licenciado en Relaciones Internacionales y especialista en Medio Oriente.
 
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