Soria, lejana y sola, a orillas del Duero, celtíbera y musulmana, entra en la Historia de España cuando a principios del S XII Alfonso El Batallador la reconquista. Y es de entonces, de la promulgación de sus fueros, de cuando tenemos noticia de la existencia de una aljama en esta tierra árida y fría. Concretamente el dato que en los fueros lo atestigua dice que…
» (…) los corredores, los encargados de vender y comerciar con objetos y bienes del concejo, serían nombrados por el juez y los alcaldes bien entre los cristianos o bien entre los judíos (Cap. XI, arts. 109-112)»
Además de funcionarios públicos, Cantera Burgos dice que las actividades económicas principales de los judíos sorianos fueron giraban sobre el mundo textil de entonces: mercaderes en el comercio de lanas, paños y tenerías donde se articulaba la industria del tinte y el tejido, además de las habituales de prestamistas, arrendadores de rentas y cobradores de las mismas. La Aljama judía de Soria llegaría a ser una de las las diez aljamas mayores del reino de Castilla durante el Siglo XV y tenía dos puntos principales de asentamiento: primero, alrededor del castillo, y luego junto a la Plaza Mayor, donde tenía lugar el comercio. La Calle que hoy llaman del Teatro, la que lleva a la Plaza Mayor, se llamó la Calle de la Judería hasta hace relativamente poco. En esa calle es donde la tradición sitúa la Sinagoga Mayor.
En una ladera del monte Oria , a mediados del siglo pasado, reforestando la zona, aparecieron varias tumba antropomorfas con cabecera oval y una lápida a nombre de (A)braham Satabi , conservada en el Museo Numantino de la ciudad de Soria.
En el dibujo se aprecia la epigrafía, pero la foto del artefacto real es la siguiente.
Según el censo de Huete, donde constan los pagos de impuestos de las aljamas, Soria aportaba al erario real la nada despreciable cantidad de 1038 maravedíes ; y por eso podemos calcular que la población judía de la aljama soriana estaría entorno a unas 1200 personas en época de Alfonso X El Sabio. No obstante, Luís Suárez sostiene que en los repartimientos del “Servicio de los castellanos de oro” entre 1486 y 1490 se pagaron unos 100.000 maravedíes anuales, lo que nos hace llegar a unas 300 familias en las fechas inmediatamente anteriores a la expulsión de 1492.
Muchos de los judíos sorianos que pagaron esos tributos nos son conocidos porque fueron personajes relevantes para la historia del propio reino de Castilla y para el desarrollo del judaísmo rabínico sefardí.
Por ejemplo, Yosef Albo, talmudista del S XV, aunque nacido en el pueblo de Monreal del Campo, Zaragoza (donde estudió) se mudó a Soria en 1415 para escribir un libro que resumiera los principios del judaísmo y facilitar a los judíos no ser víctima de la asimilación.
Más judíos sorianos conocidos: rabi Shlomo Bar, discípulo de uno de los mayores mekubalím de la época, rabi Yona, creador de una rama de Kabalá. La ciencia mística de La Kabalá tuvo especial predicamento en Soria, con figuras como los hermanos Cohen , Isaac Chicatella y Yaakov Cohen, del S XIII, aunque en su madurez partieron hacia la Provenza.
También famoso judío soriano fue Shem Tovben Abraham, segoviano de nacimiento, que después de estudiar en Francia regresó a Soria y colaboró en la elaboración de las iluminaciones y miniaturas de la famosa HAGADÁ DE SARAJEVO, pues en Soria parece ser que hubo un destacado taller editorial, conocido como la Escuela Soriana de Miniaturistas. Luego se fue a Tsfat.
Y Abraham Benviniste, que nació en Soria en 1406, y que junto a D. Alvaro de Luna, se encargó de la administración económica del rey Juan II -padre de Isabel la Católica. Para este rey, favorable a los judíos, figura como recaudador de impuestos hacia 1430. Posteriormente fue nombrado rabino mayor de Castilla, siendo responsable de las takanot de Valladolid, con las que se seguía impulsando que los judíos no se convirtieran al cristianismo. Murió en Toledo en 1454.
La decadencia llega después, cuando
Básta con señalar, que el último reducto del califáto en la península ibérica como lo éra Granada, éra conocido por los própios musulmanes como «Granada de los judios» para poner de manifiesto la importancia de la presencia judia en la España de entonces, de éste a oeste y de norte a sur, hasta el punto de no existir apenas poblacion española por pequeña que sea, que no cuenta con una juderia, o al menos con un barrio identificado con ésta …