Cada vez más, gobiernos y organizaciones sociales en todo el mundo reconocen el problema y refuerzan el mensaje: el uso indiscriminado de plásticos está provocando una gran contaminación del planeta con desechos que no se degradan y permanecen en la superficie de la Tierra por cientos de años.
En Israel, una ingeniera química que trabajaba en una fábrica de plásticos se lanzó a la aventura de su propia startup y diseñó un elemento que parecía increíble, un material que cumple las mismas funciones del plástico, no es plástico y, lo mejor de todo, se disuelve en agua.
Sharon Barak es la fundadora y CEO de Solutum, creada en el 2017, y acaba de ganar el tercer certamen anual de la Coller School of Management de la Universidad de Tel Aviv. Su empresa recibió 100.000 dólares del patrocinador de la escuela de administración, Jeremy Coller, jefe de inversiones de Coller Capital, que tiene su base en Londres.
El producto que desarrollado en Solutum «no es plástico, pero se ve y se siente como si lo fuera», contó la ingeniera durante una entrevista en video en YouTube con el presentador arabe israelí Nuseir Yassin, más conocido como Nas Daily.
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