El reciente caso de Samantha Marie Elhasani (née Samantha Sally) –una estadounidense madre de dos hijos que abandonó su hogar en Indiana para unirse al ahora extinto califato del Estado Islámico (ISIS) en Siria– arroja luz sobre el asunto que se está debatiendo en Occidente sobre el grado de culpabilidad de las esposas de los terroristas, y sobre si deberían ser consideradas víctimas o verdugos.
El 25 de noviembre, en un tribunal federal de EEUU, Elhasani se declaró culpable y fue condenada por “brindar ayuda económica a personas que deseaban apoyar al ISIS”.
Según el fiscal estadounidense Thomas L. Kirsch II,
[Elhasani] viajó a Siria con su marido y su cuñado –que se convirtieron en combatientes del ISIS–, arriesgando así la vida de sus hijos. [Su] declaración de culpabilidad ante las acusaciones federales de terrorismo refleja la gravedad de su conducta criminal.
Grant Mendenhall, agente especial del FBI, abundó:
La acusada también expuso a sus hijos, pequeños e impresionables, a un entorno de odio y violencia sin consideración del daño que les estaba causando.
La sentencia de Elhasani se hará efectiva en marzo.
Un caso similar que ha llamado la atención en EEUU es el de Hoda Muzana, novia del ISIS de 25 años. Muzana es hija de un exdiplomático yemení de Naciones Unidas, y en 2014 abandonó su hogar en Alabama para unirse al ISIS. Ahora es madre. Se casó con al menos dos combatientes del ISIS que acabaron siendo eliminados, y una vez instó a los yihadistas a “derramar sangre americana”. Posteriormente, se ha informado de que ha expresado remordimiento por sus actos.
La familia de Muzana presentó en febrero de 2019 una demanda contra la Administración Trump para que pudiera volver a EEUU desde Siria, donde actualmente vive en un campo de refugiados. Sin embargo, en noviembre un juez federal dictaminó que Muzana no es ciudadana estadounidense –como ya había determinado la Administración Obama en 2016– y, por lo tanto, no tenía derecho a regresar al país en el que nació.
En una entrevista con NBC News a principios de noviembre, Muzana afirmó:
Todo aquel que cree en Dios cree que todo el mundo merece una segunda oportunidad, por muy dañinos que hayan sido sus pecados.
Lo de que las novias del ISIS –mujeres que fueron cómplices del secuestro, violación, tortura y asesinato de mujeres yazidíes y cristianas en Irak y Siria– son dignas de misericordia es algo sobre lo que cabe debatir.
La Free Yezidi Foundation (FYF) se fundó “poco después de que los terroristas pretendieran erradicar al pueblo yazidí en Irak en agosto de 2014 (…) También intenta generar conciencia internacional sobre el sufrimiento de los yazidíes”. Según esta organización, “los miembros femeninos del ISIS son percibidos a menudo como pasivos, ingenuos e incluso víctimas”, pero se trata de una caracterización «muy peligrosa e inexacta”.
En un reciente informe, la FYF citó una publicación de 2017 del Servicio de Inteligencia y Seguridad de Holanda (AIVD), titulada Mujeres yihadistas: una amenaza que no se debe subestimar, en el que se decía:
Muchachas ingenuas que siguen al amor de su vida, mujeres que son aún más radicales que sus maridos o mujeres que ‘por accidente’ acaban en el ‘califato’: las informaciones sobre las yihadistas están dominadas por los estereotipos. Preguntas como “¿qué papel desempeñan las mujeres en el movimiento yihadista?” o “¿qué tipo de amenaza representan las yihadistas?” suelen quedar sin respuesta, a pesar de que son harto pertinentes. En los últimos dos años, varias mujeres yihadistas han tratado de perpetrar atentados en Europa (…) El papel que estas yihadistas desempeñan en el movimiento yihadista no se debería subestimar. En muchos casos, las mujeres se dedican al yihadismo tanto o más que los hombres. Representan una amenaza (…) porque reclutan a otras mujeres, producen y difunden propaganda y recaudan fondos. Además, adoctrinan a sus hijos en la ideología yihadista. Las mujeres forman una parte esencial del movimiento yihadista.
Tras la muerte, el pasado 27 de octubre, del sanguinario líder del ISIS Abú Bakr al Bagdadi, es crucial recordar que su ideología yihadista sigue viva. Como siguen vivos los yihadistas que la profesan.
Es importante hacer hincapié en que las verdaderas víctimas de las odiosas prácticas del ISIS no son los miles de mujeres y jóvenes que se unieron por voluntad propia al ISIS y se implicaron activamente en sus horrendos crímenes contra la Humanidad, sino los cientos de miles de cristianas, yazidíes y musulmanas a las que el ISIS desplazó, torturó, asesinó.
© Versión original (en inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio
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