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| viernes noviembre 22, 2024

El dilema de Israel con respecto a los árabes palestinos


Dos israelies miran una parte de Cisjordania.(crédito de la foto: REUTERS)

En ocasiones, los formuladores de políticas en el ámbito de la seguridad nacional enfrentan dilemas que no tienen respuestas satisfactorias. Israel enfrenta uno de estos dilemas con respecto a su conflicto con los árabes palestinos.

Al contrario de lo que se cree ampliamente, ciertamente en lo que respecta a Israel, una solución del conflicto no se presta a una fórmula matemática que implique una aceptación israelí de la demanda palestina de un estado a cambio de una aceptación palestina de las necesidades de seguridad israelí.

 

Israel necesita delinear una visión de futuro en la que sus ciudadanos vivan no solo en paz, sino, ante todo, en seguridad. Por lo tanto, por un lado, Israel debe buscar vivir dentro de fronteras defendibles, no solo fronteras seguras, y por otro lado, Israel debe continuar siendo un estado judío, con un vibrante sistema parlamentario en el que todos sus ciudadanos, incluidos sus minorías no judías, disfruten de los mismos derechos legales y políticos.

Esto debería llevar a los tomadores de decisiones de Israel a luchar por un control continuo de toda el área de Cisjordania (Judea y Samaria), que es estratégicamente vital para la defensa de sus principales ciudades y pueblos. El término ampliamente utilizado «fronteras seguras» es una noción demasiado vaga para ser aceptada por Israel. «Fronteras defendibles» es más apropiado. El primero se refiere al resultado, mientras que el segundo a los medios para alcanzar ese resultado. Israel tendría fronteras «seguras» si se consideraran «defendibles». Sin embargo, un control israelí total de Cisjordania podría conducir a un estado binacional, terminando así el sueño sionista de un estado judío en la antigua Tierra de Israel, o un estado que tiene dos entidades distintas dentro de él: uno en el que la población disfruta de plenos derechos legales y políticos y el otro que no, conduciendo al fin de la democracia parlamentaria de Israel. Ninguna de las dos opciones sería aceptable.

Sin embargo, la historia ha demostrado que hasta ahora ha fracasado un intento de aceptar la noción de compromiso territorial, que implica el establecimiento de un estado palestino próximo a Israel. Según la perspectiva israelí, el liderazgo árabe palestino ha perdido más de una oportunidad para avanzar hacia la independencia, al menos desde 2000.

Incluso si se supone que podría ser posible un acuerdo que conduzca al fin del conflicto entre Israel y la Autoridad Palestina en Cisjordania, un escenario que parece bastante improbable en la actualidad, eso dejaría la Franja de Gaza bajo el control de Hamas y Jihad Islámica Palestina. Por lo tanto, cualquier acuerdo con la AP sería definitivo solo en lo que respecta a Cisjordania. Dejaría abierto el futuro de la Franja de Gaza y, de hecho, todo el asentamiento, ya que Hamas y PIJ aún podrían intentar descarrilarlo.

Además, cualquier retirada de las fuerzas de seguridad israelíes de Cisjordania podría llevar a la toma del área por parte de Hamas, como sucedió en Gaza luego de la retirada unilateral de Israel en 2005, y su transformación en una base para los ataques contra civiles israelíes. Dado que Cisjordania es estratégicamente más importante que la Franja de Gaza, el riesgo implicado en tal escenario conduciría a contramedidas israelíes y a la desestabilización del acuerdo de paz.

 

El plan de paz del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, aparentemente cubre una parte significativa de las necesidades de seguridad de Israel, pero no cumple con las aspiraciones nacionales de los árabes palestinos, tal como se defiende actualmente, y corre el riesgo, si se implementa, de conducir a una pesadilla demográfica y de seguridad ya que los centros civiles israelíes no están claramente separados de los árabes palestinos.

A la luz de la retirada unilateral de la Franja de Gaza en 2005, que condujo a años de constantes ataques contra los centros civiles israelíes, la opción de una retirada unilateral de cualquier parte de Cisjordania sería totalmente inaceptable. Cualquier vacío dejado por Israel no sería llenado por la AP, sino por Hamas, como sucedió en la Franja de Gaza o, en el mejor de los casos, por un conflicto armado intermitente entre los dos.

Por lo tanto, si un acuerdo que conduzca a la solución final del conflicto entre Israel y los árabes palestinos es una perspectiva distante o un escenario que conlleva riesgos de seguridad inaceptables para Israel, y si un retiro unilateral es una opción demasiado peligrosa para Israel, ¿Qué les queda a los tomadores de decisiones israelíes?

¿Cómo podría Israel mejorar su seguridad sin un acuerdo? ¿Cómo podría Israel luchar por un acuerdo sin afectar su seguridad? ¿Cómo podría Israel continuar definiendo su futuro como un estado judío sin dejar de ser una democracia parlamentaria, sin poner en peligro a sus ciudadanos? ¿Cómo podría Israel delinear «fronteras defendibles» al tiempo que ofrece la posibilidad de paz, aunque distante, la oportunidad de materializarse?

El dilema permanece.


***El autor es profesor en la Facultad de Ciencias Políticas, Gobierno y Asuntos Internacionales de la Universidad de Tel Aviv. Tiene un doctorado en historia moderna de la Universidad de Oxford y una maestría en relaciones internacionales de la Universidad de Cambridge.

 

Traducido para Porisrael.org por Dori Lustron

 

https://www.jpost.com/Opinion/Israels-dilemma-regarding-the-Palestinian-Arabs-619320

 
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