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| viernes noviembre 22, 2024

Los espías del Mossad: el arma no tan secreta de Israel contra el coronavirus


Yossi Cohen. Mossad

TEL AVIV.- A principios de este mes, cuando se supo que el ministro de salud de Israel tenía Covid-19 , todos los funcionarios de alto rango que tenían contacto con él fueron puestos en cuarentena, incluido uno que llamó la atención: el director del Mossad , el famoso servicio de inteligencia israelí.

Los espías del Mossad, a los que se relaciona básicamente con las operaciones encubiertas en el extranjero en defensa de los intereses israelíes, por lo general no tienen nada que ver con las cuestiones de salud pública. Así que la opinión pública israelí empezó a hacerse preguntas.

¿Por qué el director del Mossad, Yossi Cohen, una figura ampliamente respetada en su país, había siquiera estado en la misma habitación con el ministro de salud, Yaakov Litzman?

Y resultó ser que la poderosa agencia que dirige Cohen, el Mossad, estaba profundamente involucrada en la lucha de Israel contra el virus , y que ha sido uno de los más valiosos activos del país a la hora de adquirir equipamiento médico y tecnología extranjera , según funcionarios sanitarios y seguridad del gobierno israelí.

La policía patrulla las calles de Jerusalem, Israel, con barbijos
La policía patrulla las calles de Jerusalem, Israel, con barbijos Fuente: AFP

La competencia internacional para comprar esos limitados insumos durante la pandemia se ha vuelto feroz, y los países recurren a cualquier ayuda posible y ya no dudan en mostrar los dientes, de ser necesario.

Como el Mossad parece haber determinado que Irán, que enfrenta su propia crisis de coronavirus, no representa una amenaza inmediata para la seguridad de Israel, la agencia puede permitirse dedicarse a la emergencia sanitaria, según señalan numerosas fuentes al tanto de esas operaciones.

Las predicciones iniciales sobre el golpe del virus en Israel eran nefastas, pero hasta el momento han demostrado ser demasiado pesimistas. Con más de 12.758 casos confirmados y 140 muertes , Israel no figura entre los países más afectados del mundo.

«Hace unas dos semanas que dejamos atrás el pico de expansión de la enfermedad, y dentro de dos semanas probablemente habrá menguado casi por completo», dijo Isaac Ben-Yisrael, docente y científico de la Universidad de Tel Aviv.

Pero a principios de febrero, las autoridades del Centro Médico Sheba, el hospital más grande de Israel, se dieron cuenta de que necesitarían más respiradores y equipamiento de protección. En esos días, el profesor Yitshak Kreiss, director general del hospital, se encontró casualmente con Cohen, jefe del Mossad, en una reunión privada de un amigo en común, algo muy frecuente en un país pequeño donde las personalidades suelen moverse en los mismos círculos.

Para entonces, Cohen ya venía pensando qué podía hacer el Mossad para contribuir con el sistema de salud israelí. Kreiss le comentó cuáles eran los insumos más urgentes a Cohen, quien luego obtuvo una lista más completa del Ministerio de Salud, y de inmediato el Mossad empezó a activar sus contactos internacionales para encontrar los insumos que harían falta .

Kreiss prefiere no precisar de qué modo ayudaron los espías del Mossad a las instituciones de salud o la proveniencia de los equipos e insumos importados. Pero según seis actuales y ex agentes israelíes con conocimiento de las operaciones del Mossad, la agencia apeló a sus contactos internacionales para evitar una escasez de recursos que habría causado el colapso del sistema de salud israelí.

Esas seis fuentes, que prefirieron conservar su anonimato debido al carácter secreto de las actividades del Mossad, confirman que los contactos de la agencia resultaron ser invaluables para que Israel consiguiera los respiradores y kits de testeos que Litzman, ministro de salud, no podía garantizar. A pesar de esos esfuerzos, sin embargo, la capacidad de testeo de Israel sigue siendo deficitaria.

Las mismas fuentes se niegan a confirmar los informes que circulan en la prensa fuera de Israel y que aseguran que esos insumos fueron adquiridos a países árabes vecinos con los que Israel no mantiene relaciones diplomáticas.

Pero al menos un agente de alto rango del Mossad reconoció en una entrevista con Ilana Dayan, conductora del canal de noticias israelí Channel 12 , que en algunos casos la agencia había adquirido artículos que ya habían sido encargados por otros países.

Un rabino israelí camina junto al cadáver, el exrabino sefardí de Israel Eliahu Bakshi-Doron, quien murió por complicaciones por coronavirus
Un rabino israelí camina junto al cadáver, el ex rabino sefardí de Israel Eliahu Bakshi-Doron, quien murió por complicaciones por coronavirus Fuente: AFP

En cierta medida, el involucramiento del Mossad en la pandemia es un grave bochorno para los funcionarios del Ministerio de Salud , que por lo general hablan abiertamente con los medios de prensa, pero que en este caso se negaron a discutir cualquier aspecto sobre la participación del Mossad.

Haber tenido que recurrir al Mossad sería evidencia  que el sistema de salud nacional no estaba preparado para responder al tipo de amenaza que representa el coronavirus, según un alto funcionario de salud pública israelí que prefiere no revelar su nombre porque está criticando a la plana mayor del ministerio.

El primer cargamento adquirido por el Mossad en el extranjero llegó a Israel el 19 de marzo en un vuelo especial: 100.000 kits de prueba para coronavirus , revela un funcionario de la oficina del primer ministro.

Los envíos subsiguientes incluían más kits de testeo, 1,5 millones de barbijos quirúrgicos, decenas de miles de máscaras N-95, overoles de seguridad para el personal de atención primaria, viseras de protección y una amplia variedad de fármacos, según un alto funcionario al tanto del operativo del Mossad.

El Mossad también ayudó a obtener tecnología extranjera que permitió que los laboratorios israelíes pudieran hacer los testeos, así como los conocimientos necesarios para fabricar respiradores en Israel.

Según un alto funcionario de seguridad, gracias a la experiencia tecnológica aportada por el Mossad, se están instalando líneas de producción capaces de producir 25 millones de mascarillas de protección por mes.

Las mismas fuentes señalan que el Mossad sabía que debía moverse con urgencia, ya que se esperaba un aumento de la demanda de esos equipos y se sabía que tarde o temprano los países productores se negarían a exportar esos insumos médicos esenciales.

 

Traducción de Jaime Arrambide para La Nación

 
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