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| jueves noviembre 21, 2024

El milagro del pequeño Hamza, un niño palestino salvado en un hospital israelí

Otro de los grandes logros de “Salvar el Corazón de un Niño”


En brazos de su mamá, de regreso en Ramallah

Nada nos sorprende cuando de SACH se trata. Es la sigla en inglés del programa humanitario “Salvar el Corazón de un Niño” que funciona desde hace casi 25 años en el hospital Wolfson de Holon, y que ha salvado la vida de más de 5.000 niños con problemas cardíacos, provenientes de 60 países, entre ellos varios que no tienen relaciones diplomáticas con Israel. Numerosos niños palestinos han sido atendidos, operados y salvados en dicho marco. Hay inclusive un día especial-solía ser los martes-para la “clínica palestina”, por la gran cantidad de niños llegados al Wolfson tanto de diferentes partes de Cisjordania como de la Franja de Gaza.

Uno de ellos es el pequeño  Hamza Ali Mohammed  que nació hace 2 años con un problema cardíaco congénito conocido como TGA, por la sigla en inglés de “transposición de las grandes arterias”: las  dos arterias principales que transportan la sangre fuera del corazón, la aorta y la arteria pulmonar, están intercambiadas (transpuestas). Ahora que ha vuelto a su hogar en Ramallah y está fuera de peligro, se puede contar su historia.

 

Ya de bebé Hamza fue operado por primera vez y desde entonces está en seguimiento del equipo médico de “Salvar el Corazón de un Niño”. Hace unos meses, los médicos decidieron que para salvar su vida, debe ser operado nuevamente. La operación se llevó a cabo el 24 de febrero de este año.

El proceso de recuperación post-operatorio fue sumamente complicado. “Tratamos de extubar a Hamza varias veces , pero le costaba mucho respirar solo”, explicó la Dra Rajeli Sion Sarid, una de las médicas destacadas en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos en el Wolfson. “Tuvimos que conectarlo a un ECMO (un aparato de Oxigenación por  Membrana Extracorpórea) y así lo mantuvimos vivo por varias semanas. Pero recién de otra operación en uno de sus pulmones logramos extubarlo y Hamza comenzó a respirar por sí mismo”.

Pero al desafío medico en sí, se agregó otro gran obstáculo, propio de estos tiempos de Coronavirus. Los padres de Hamza, que estaban con él en el hospital y volvieron a su casa en Ramallah para ver a sus otros hijos, no pudieron volver a Israel por el cierre impuesto tanto del lado israelí como del palestino debido a la pandemia.

Los médicos del programa en cuyo marco fue operado Hamza, tuvieron que comenzar a funcionar también como sus padres. El  contacto principal con los padres de Hamza fue el Dr. Ahmed Amer, residente de Pediatría en el Wolfson, médico árabe israelí que es parte del equipo de “Salvar el Corazón de un Niño”. Su dominio del árabe como lengua madre, evidentemente, era clave para ello.

“Todos los miembros del equipo médico en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátrica y en la unidad de Cardiología Pediátrica se convirtieron en los padres de Hamza”, aseguró el Dr. Amer. “Todos pasamos a ser su familia. Las enfermeras se turnaban para tenerlo en brazos y jugar con él. No lo dejamos solo ni un minuto. Un niño de su edad y en su condición necesita recibir muchos abrazos y cariños para poder recuperarse y fortalecerse, y eso es exactamente lo que le dimos”.

 

 

El Dr. Amer hablaba todos los días con los padres de Hamza, les mandaba fotos y videos y los ponía al tanto de su proceso de recuperación.A medida que pasaba el tiempo y el pequeño se iba fortaleciendo y empezó a comunicarse con sus padres por llamadas de video.

 

Pero el tema no fue fácil ¿Cómo se explica a un niño de 2 años por qué no está en brazos de sus padres y los ve sólo en una pantalla que no puede entender?

“Las primeras veces que los vio en video, comenzó a llorar y nos llevó mucho tiempo lograr calmarlo”, contó el Dr. Amer. “Pero al final se acostumbró a ello. Hace un par de semanas logramos inclusive celebrarle su cumpleaños por video, junto con sus padres. Trajimos una torta y globos y Hamza estaba muy contento”.

 

 

Y ahora, está más aún, ya feliz nuevamente en brazos de sus padres.

La Dra. Sarid resumió lo vivido. “La historia de Hamza es impresionante desde muchos puntos de vista. Es la historia de un equipo médico que luchó incansablemente por la vida de un niño gravemente enfermo. Y es la historia de un pequeño niño valiente que sobrevivió contra viento y marea. Es la historia de seres humanos que se ayudan mutuamente independientemente de su origen y su religión. Esta es la historia de Salvar el Corazón de un Niño”.

Es más que cierto. A Hamza no lo hemos conocido personalmente pero hemos estado en el Wolfson en repetidas ocasiones entrevistando a médicos y enfermeras,  a especialistas y estudiantes, a padres de niños internados, a judíos y árabes, israelíes, palestinos, africanos, sirios y jordanos…todos conforman el impresionante mosaico de Salvar el Corazón de un Niño.

 
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