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| viernes noviembre 22, 2024

Permitídles que los antisemitas los guíen


Imagen de portada: Progresistas niegan pruebas suficientes de que el antisemitismo es crónico para la sociedad palestina. (Reuters)

Un extraño concepto se ha observado dentro de los círculos progresistas. Esta idea sostiene que los grupos nominalmente marginados y oprimidos, en particular musulmanes y afroamericanos, no pueden sostener opiniones o puntos de vista basados en odio. Según esta manera de pensar, la población blanca mantiene el monopolio del odio y toda expresión de odio hacia alguien que no es igual a su color de piel tiene vinculación a alguna forma de influencia blanca u occidental, ya sea esté definida como colonialista, capitalista o cristiana.

 

Esta idea también es frecuentemente adoptada por aquellos que odian. Consideren el ya enfermizo antisemitismo de la sociedad palestina, donde los canales de televisión, los medios de comunicación, libros de texto y mezquitas todos controlados por el gobierno fomentan la violencia contra los judíos, alaban a Hitler, caracterizan a los judíos de “simios y cerdos” y niegan el Holocausto. El movimiento Fatah del Presidente palestino Mahmoud Abbas, ampliamente considerado como el ala política más moderada de los palestinos y el grupo más propenso de ser socio en la paz con Israel, dio a conocer recientemente un video que afirma que los judíos “lideraron el proyecto para esclavizar a la humanidad” y que es el comportamiento judío el responsable del antisemitismo en el mundo.

Para muchos extremistas de Izquierda, esta inversión moral encaja cómodamente con las teorías marxistas acerca de la lucha de clases y de poder. Cuando cierto grupo de personas carecen de poder, sus fechorías son consideradas esfuerzos nobles para obtener así ese poder, incluso cuando dichas fechorías pueden incluir actos terroristas contra civiles inocentes.

El antisemitismo ha sido parte fundamental de la cultura islámica durante más de un milenio.

No importa que la historia esté totalmente en desacuerdo con la explicación que da Fatah a su odio contra los judíos. El antisemitismo islámico ha sido parte fundamental de la cultura del Medio Oriente durante más de un milenio. Mucho antes al origen del capitalismo y el colonialismo occidental, los judíos fueron tratados como ciudadanos de segunda categoría, o “dhimmis”, según la ley islámica y soportaron frecuentes pogromos, humillaciones y una opresión brutal. Por lo tanto, negar la historia es necesidad primordial si es que uno tiene decidido absolver al malvado.

El alcance al que algunos llegarán en su negación es ejemplificado por una organización progresista en Nueva York llamada Judíos por la Justicia Económica y Racial (JFREJ – siglas en inglés). Fundada en 1990 por la académica y activista Marilyn Kleinberg Neimark junto a la activista Donna Nevel, JFREJ afirma que se inspira en la tradición judía para de esta manera desmantelar el racismo y el aprovechamiento económico. En su portal, la organización destaca su trabajo junto a la organización Black Lives Matter y sus esfuerzos para combatir la islamofobia y desmantelar el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (SCIA), entre otras cosas.

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Imagen: Las cofundadoras de JFREJ Marilyn Kleinberg Neimark (izquierda) y Donna Nevel (a la derecha)

JFREJ ha publicado una guía llamada “Entendiendo el antisemitismo” que instruye a los lectores a través del espectro izquierdista y los conduce hacia un mundo donde el opresor y el oprimido tienen poca semejanza con sus contrapartes en la vida real. Vale la pena observar la retórica de esta organización, ya que nos ayuda mucho a arrojar luz sobre las actuales vías utilizadas por el activismo anti-racista y la manera en que esta cubre y disfraza el odio hacia los judíos.

Las autoras de “Entendiendo el antisemitismo” culpan al dogma y a las jerarquías cristianas por crear el odio hacia los judíos mientras descartan siglos de antisemitismo en el mundo árabe-musulmán. Incluso replantean el estatus de dhimmi impuesto a los judíos, considerándolo como “protección” impuesta por el sultán. Y aunque reconocen que esta protección fue comprada mediante fuertes impuestos y que facilitó “ataques esporádicos, conversiones forzadas y asesinatos en masa a judíos”, ellas afirman que no persistía ninguna “ideología anti-judía” específica en el mundo árabe-musulmán porque, después de todo, otros grupos no-musulmanes también fueron oprimidos. No está del todo claro el cómo la presencia de prejuicios adicionales hace que el antisemitismo sea menos intolerante. Sin embargo, lo que sí está claro es que el antisemitismo musulmán culminó en casi 1 millón de judíos de los países árabes quienes fueron étnicamente eliminados, desposeídos por la fuerza y ​​expulsados​​de sus hogares tan solo en el siglo XX.

Bastante revelador es que la guía del JFREJ discuta el tema “islamofóbico”, pero omite mencionar la actual persecución desenfrenada de cristianos en el mundo árabe-musulmán. Este culpa engañosamente al “nacionalismo cristiano blanco” por la gran mayoría de los ataques terroristas dentro de los Estados Unidos, ignorando convenientemente que en el 2019 se sucedieron aproximadamente un número par de fatalidades a manos de terroristas y yihadistas nacionalistas blancos. JFREJ tampoco menciona que solo en el año 2017, grupos tales como al-Shabab y los talibanes llevaron a cabo casi 11.000 ataques islamistas en todo el mundo, resultando en 26.000 fatalidades. JFREJ exonera de su antisemitismo a musulmanes y a las minorías raciales.

Así como el JFREJ exonera a los musulmanes por su antisemitismo, el grupo también exime a las minorías raciales por ello. En una entrevista en el programa de radio Democracy Now a finales de diciembre, la directora ejecutiva de JFREJ Audrey Sasson se refirió a los recientes ataques antisemitas en la ciudad de Nueva York como manifestaciones del nacionalismo blanco, a pesar de que la mayoría de los incidentes fueron perpetrados por afroamericanos. En el apuñalamiento ocurrido el 28 de diciembre contra cinco judíos jasídicos en una fiesta de Hanukkah en Monsey, Nueva York, como ejemplo, el agresor era un hombre afroamericano de 37 años que, según informes, buscó en Google temas tales como “¿Por qué Hitler odiaba a los judíos?” “Templos sionistas en Staten Island” y “Empresas destacadas fundadas por judíos en los Estados Unidos”.

Algunos políticos demócratas de Izquierda han incursionado en terrenos similares al de los chivos expiatorios. El alcalde de la ciudad de Nueva York Bill de Blasio, por ejemplo, afirmó que la ola de crímenes de odio en la ciudad de Nueva York era problema de la “Derecha”. En Twitter, la representante Rashida Tlaib culpó a los “supremacistas blancos” por el ataque a un supermercado kosher en Jersey City que cobró la vida de tres judíos y de un oficial de la policía no-judío, a pesar de que ambos perpetradores eran afroamericanos y uno estaba afiliado al grupo Israelitas Hebreos Afroamericanos – un grupo de odio supremacista y antisemita afroamericano.

De Blasio luego se retractó de sus comentarios, y Tlaib borró su tuit. Pero JFREJ confirmó la noción de que no existe el antisemitismo aparte de los supremacistas blancos, incluyendo el haber retuiteado un artículo de la revista socialista Jacobin en el que se afirmaba que la mejor manera de combatir contra el antisemitismo “es rechazar la idea centrista de que el antisemitismo trasciende la política “y declaró que era “nocivo” señalar que aquellos que odian a los judíos existen en los movimientos de Izquierda y de Derecha.

Sin embargo, parece ser que cada semana aparece otro video en las redes sociales, o en los noticieros, que muestra a un afroamericano atacando verbal o físicamente a una víctima visiblemente judía. Los ataques van desde diatribas antisemitas hasta el arrojar objetos, escupir, golpear, apuñalar y disparar. De hecho, uno pudiera describir con razón estos frecuentes y viciosos asaltos contra judíos como un pogromo en cámara lenta.

JFREJ critica la “preocupación de los judíos blancos con el antisemitismo afroamericano”. ¿Cuál es la solución a este problema para JFREJ? Aparentemente, el primer paso es negar que esté sucediendo en lo absoluto. El portal del grupo afirma que el verdadero problema es la “preocupación de los judíos blancos por el antisemitismo afroamericano”, avivado por “una falsa narrativa… centrada en el conflicto entre judíos blancos y afroamericanos no-judíos”. ¿Y a quién la organización ve como los verdaderos “arquitectos de este conflicto”? Alístense: “Los terroristas del Ku Klux Klan en el sur quienes obligan a los afroamericanos a huir hacia las ciudades del norte” – terroristas del Ku Klux Klan, es decir, quienes estuvieron activos por última vez hace ya más de un siglo.

La segunda parte de la solución no es menos confusa. En una reciente entrevista a Sasson dijo: “Nuestro enfoque es construir solidaridad con otros grupos que estén en la mira del antisemitismo”. ¿Otros grupos atacados por el antisemitismo? La propia formulación a esta pregunta desafía la capacidad de comprensión.

Pero de todas maneras es muy revelador. La verdadera intención de Sasson es negar que exista el antisemitismo, entendido como el odio específico contra los judíos. JFREJ le otorga menos importancia por la singularidad de la difícil situación judía a una narrativa mucho más amplia sobre racismo – una que irónicamente excluye a los judíos. Esto explica el por qué, en la “Marcha contra el antisemitismo” celebrada en la ciudad de Nueva York el 5 de enero, JFREJ decidió dar a conocer el evento como manifestación generalizada contra el “odio”. En su material promocional, estos mencionaron incluso la islamofobia antes de decir una sola palabra sobre antisemitismo.

JFREJ niega efectivamente que exista antisemitismo – entendido como el odio específico contra los judíos. Lo que vemos aquí son a judíos izquierdistas que aprovechan su “judaísmo” para perpetuar una perversión lógica y moral. De manera similar, en la edición del Jewish Currents de noviembre, 2019 este destacó al senador de Vermont y candidato demócrata a la presidencia Bernie Sanders integrando a ambos la lucha contra el antisemitismo con la liberación palestina: “Las fuerzas que fomentan el antisemitismo son las fuerzas agrupadas contra aquellos oprimidos en todo el mundo, incluyendo a los palestinos… La lucha contra el antisemitismo es también la lucha por la libertad palestina”.

Una vez que el antisemitismo se junta con la intolerancia en general, este puede ignorarse en favor de preocupaciones mucho más en boga: el sistémico racismo en los Estados Unidos. En su entrevista, Sasson afirmó que los ataques contra los judíos, si son cometidos por minorías, surgen de una “ira legítima por problemas verdaderos”. Dado que los afroamericanos son percibidos como un grupo marginado, sus crímenes de odio deben ser plausiblemente razonados como rebelión entendible, aunque errada, contra la opresión – en oposición a la manifestación de antisemitismo que estos representan.

Según este razonamiento, el líder de la Nación del Islam Louis Farrakhan – quien comparó a los judíos con “termitas”, llamó a los judíos “chupasangres”, “grandes maestros mentirosos” y los “enemigos de Dios y el enemigo de los justos” – odia a los judíos por motivos de algún rencor dislocado contra el sistema. Y de esta manera, cuando Farrakhan se refiere a Hitler como “un gran hombre” y atribuye el matrimonio homosexual, el aborto y el sexo anal a la “influencia satánica de los judíos talmúdicos”, simplemente reacciona a la maldad del cristiano blanco que se sucede en Occidente.

Realmente, lo que sabemos sobre la Nación del Islam y grupos tales como los Israelitas Hebreos Afroamericanos es que sus miembros han estado reclutando activamente a personas de color durante décadas, creando talleres y acumulando odio en las comunidades locales. Estos predican que los judíos tienen la culpa de la difícil situación de los afroamericanos y establecen equivalencia entre el sufrimiento de los afroamericanos en los Estados Unidos y el sufrimiento de los palestinos en el Medio Oriente. Esta forma de antisemitismo ganó particular fuerza luego del asesinato de Martin Luther King, sionista y amigo de los judíos. La trágica partida de King del dialogo nacional allanó el camino para que sus puntos de vista fuesen superados por aquellos en tradición al fundador de la Nación del Islam Elijah Muhammad, quien unificó sus ideas sobre el poder afroamericano a una versión estilo ciencia ficción del Islam e hizo del antisemitismo una característica duradera de la Nación del Islam.

JFREJ realmente se ha alineado a sí mismo con los partidarios de Farrakhan. En su portal, el grupo orgullosamente afirma permitir que las prioridades de los grupos marginados con los cuales este se asocia “guíen [sus] acciones”. De esta manera JFREJ se asoció a dos ex-líderes de la Marcha de las Mujeres: Tamika Mallory, afroamericana y Linda Sarsour, musulmana estadounidense. Ambas mujeres han expresado admiración por Louis Farrakhan. Y el historial de declaraciones antisemitas de Sarsour en nombre del activismo palestino es muy bien conocido. Ella ha dicho, por ejemplo, que Israel tiene sus “cimientos en la supremacía” y “en la idea de que los judíos son superiores a todos los demás”. Ella también tuiteó: “Nada es más espeluznante que el sionismo”. Sarsour fue retuiteada con la aprobación del ex-gran mago del Ku Klux Klan David Duke cuando tuiteó: “Israel debería otorgarle ciudadanía gratuita a los políticos estadounidenses. Ellos son más leales a Israel que al pueblo estadounidense”. Pero, como dice un titular en el portal de JFREJ, “JFREJ está del lado de Linda Sarsour (nuevamente y siempre, con amor)”. Si gente como Sarsour son los que guían las acciones de JFREJ, no es de extrañar que el grupo haga reducir los crímenes de odio contra los judíos.

El JFREJ valora sus “alianzas” y descarta fácilmente los pecados de sus aliados.

Por encima de todo, el JFREJ valora sus “alianzas” y descarta fácilmente los pecados de sus aliados, incluso cuando tales pecados van en contra de las creencias establecidas por el grupo. En su entrevista, Sasson describió acertadamente el antisemitismo como una “herramienta que arremete contra los judíos, ya que representa a los judíos como poderosos”. Pero esta es precisamente la señal conspiradora de antisemitismo adoptada por los grupos anti-israelíes como IfNotNow y Jewish Voice for Peace (Voz Judía por la Paz), con quienes el JFREJ se asocia. Estas agrupaciones tienen su base en un marco anti-capitalista y anti-colonialista que ve al colectivo judío (es decir, Israel) como el poder opresor y equipara al sionismo con el sufrimiento palestino.

O Sasson muestra una deliberada ceguera o ha sido corrompida por las verdaderas sugerencias que ella misma dice condenar: de que los judíos son la clase opresora y los palestinos sus desdichadas víctimas. La segunda de las posturas parece más convincente dada la inclinación izquierdista de la activista por confrontar al poderoso ante el débil. Tal como lo escribió John-Paul Pagano, si los judíos son percibidos como la clase opresora, entonces el evidente antisemitismo se torna “más fácil de esconder como política de emancipación” y arremeter contra los judíos se convierte en “una forma de confrontar y exigir una respuesta moral al hecho”.

Si bien es cierto que aquellos que abusan son a menudo víctimas de abuso y que la experiencia de una persona en haber sido oprimida puede contribuir a la forma en que esta oprime a otras, es intelectualmente deshonesto afirmar que tal situación está de alguna manera justificada. Y si bien es muy loable condenar todas las formas de intolerancia, existe algo muy obsceno en señalar de una manera automática al perpetrador de un delito de odio como víctima y luego, elevar sus quejas por encima de la violencia cometida a aquellos verdaderamente afectados. En relación a tal violencia, el estado de alerta de Sasson es deficiente. En el programa Democracy Now, ella abogó por mayores medidas de seguridad para los judíos y afirmó que “la respuesta a lo que está sucediendo no es más vigilancia”.

Le corresponde tanto a la Izquierda como a la Derecha erradicar de sus entornos a aquellos que odian a los judíos.

El antisemitismo ha sido durante mucho tiempo una característica de las ideologías de extrema izquierda e islamistas – desde el comunismo soviético hasta el credo de exterminio de Hezbollah. Como todos saben, esta también ha sido característica del fascismo y el nazismo. Le corresponde tanto a la Izquierda como a la Derecha erradicar a aquellos que odian a los judíos en sus entornos. Pero en cambio, algunos grupos progresistas los han aceptado – como muestra de virtud progresiva, nada menos. Tal como suele ser el caso cuando la intolerancia recibe el don de víctima, son los judíos los que llevarán consigo la peor parte del abuso.

 

Karys Rhea es miembro de la red local Counter-Islamist Grid, un proyecto del Foro del Medio Oriente. Keren Toledano es artista y escritora en la ciudad de Nueva York.

Traducido por Hatzad Hasheni

 
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